Cuando los j¨®venes son mentores de sus jefes
El continuo aprendizaje nos permite reinvertarnos y ser m¨¢s felices
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Chip Conley entr¨® a trabajar con 52 a?os en una de las empresas m¨¢s sexys del mundo de Internet, Airbnb, especializada en reservas de alojamiento. Conley ten¨ªa una magn¨ªfica trayectoria profesional: hab¨ªa montado hac¨ªa 20 a?os la segunda marca de hoteles boutique del mundo, pero con una ¡°sutil¡± diferencia. En aquel entonces las reservas no se hac¨ªan a golpe de clic y aquello era un cambio sustancial. Como ¨¦l mismo explica en un art¨ªculo publicado en la Harvard Business Review , fue becario de nuevas t¨¦cnicas y m¨¦todos digitales. Triunf¨® como asesor estrat¨¦gico en Airbnb. Y la clave de su ¨¦xito fue su capacidad de aprendizaje.
En un mundo que cambia tan r¨¢pido necesitamos aprender, ser permeables a lo nuevo y a lo que est¨¢ ocurriendo en el mercado. El conocimiento no solo est¨¢ en las personas que albergan muchos a?os de experiencia, sino tambi¨¦n en todo aquel que nos puede aportar una mirada distinta, como son los j¨®venes. Por eso, no es de extra?ar que muchas empresas se lancen a crear programas de mentoring inverso entre j¨®venes y veteranos, para que los de menor edad ense?en sobre el manejo de la tecnolog¨ªa, sus costumbres y h¨¢bitos.
Tradicionalmente, un mentor se ha visto como la persona de experiencia que comparte lo que sabe con un joven. Sin embargo, en un mundo donde los chavales han nacido casi con el ordenador bajo el brazo, tienen ventaja en el manejo de la tecnolog¨ªa con respecto a los que son m¨¢s talluditos. Por eso, hace varias d¨¦cadas Nokia lanz¨® uno de los primeros programas de mentoring inverso para que los j¨®venes inspiraran a los directivos sobre las tendencias de entonces. Le han seguido muchas otras compa?¨ªas estadounidenses y poco a poco se va imponiendo en Espa?a. Ahora bien, la dificultad en nuestro pa¨ªs no estriba en las habilidades del joven, sino en la actitud del mentorizado, que no siempre se siente c¨®modo con que una persona de menor edad act¨²e con mentor. Y, desgraciadamente, esa actitud juega en contra porque cuando uno hace las mismas preguntas pero a personas con miradas diferentes, surgen las oportunidades.
As¨ª ha ocurrido en una muy conocida escuela de negocios con sede en Madrid. Uno de los profesores nombr¨® a los alumnos como mentores para que le ayudaran a crear nuevos enfoques en la captaci¨®n de estudiantes. ¡°Vosotros dais charlas sobre las excelencias del programa ¡ªle dijeron¡ª, pero nosotros buscamos en la Red, preguntamos a antiguos alumnos y la escuela apenas interact¨²a m¨¢s all¨¢ de poner anuncios¡±. A partir de ah¨ª, los propios alumnos mentores propusieron mejoras en el proceso de captaci¨®n (con la consiguiente resistencia y disgusto del departamento de admisi¨®n que ¡°siempre¡± hab¨ªa hecho las cosas del mismo modo).
El mentoring inverso es algo positivo para abrirnos a nuevos aprendizajes en ambas direcciones: los m¨¢s veteranos, porque nos permite acceder a un conocimiento del mundo tecnol¨®gico que se nos escapa, y los m¨¢s j¨®venes, para aprender de inteligencia emocional y madurez, que se consigue con la edad. Ahora bien, si la empresa no facilita esa posibilidad, ?qu¨¦ podemos hacer? Es f¨¢cil: debemos buscarnos un mentor, alguien que nos ayude en esta ¨¢rea de mejora.
Lo que nos va a permitir reinventarnos y ser felices es estar en continuo aprendizaje. Necesitamos abrirnos al mundo de posibilidades para mirar la realidad con otros ojos y cuestionarnos las cosas. Necesitamos tener la humildad para aceptar que nuestros conocimientos pueden quedarse obsoletos y la curiosidad para husmear en terrenos a veces inc¨®modos. Eso no significa despreciar lo que sabemos. En absoluto, sino hacer valer lo que uno conoce y lo que el otro aporta. Como resume Conley: ¡°Los trabajadores de cierta edad nos parecemos m¨¢s a una botella de buen vino que a un cart¨®n de leche¡±. As¨ª pues, desde esa actitud, busquemos mentores que nos enriquezcan como profesionales y como personas.
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