El ¨²ltimo cartucho de Angela Merkel
La jefa del mayor partido alem¨¢n dirige una alianza de conveniencia fruto de la debilidad
Cuatro meses despu¨¦s de las elecciones, Alemania tiene nuevo Gobierno. En Italia, seguramente va pasar¨¢ mucho tiempo antes de que el pa¨ªs tenga Gobierno tras las elecciones. Estas son las dos novedades m¨¢s importantes de estos d¨ªas para Europa. La tenacidad mostrada en la formaci¨®n del Gobierno alem¨¢n ¨Caunque acompa?ada en cierto modo de una permanente lucha cuerpo a cuerpo entre la CDU y el SPD¨C ha sido comentada con satisfacci¨®n por parte de la pol¨ªtica y los medios de comunicaci¨®n, tambi¨¦n fuera del pa¨ªs. Por fin el peso pesado de Europa vuelve a tener un Gobierno democr¨¢tico y leg¨ªtimo. Por el contrario, la dif¨ªcil situaci¨®n italiana, con tres bloques de poder que se obstruyen entre s¨ª y hacen imposible imaginar una coalici¨®n, ha suscitado preocupaci¨®n en todo el continente. En realidad, entre la noticia supuestamente buena y la aut¨¦nticamente mala hay una conexi¨®n m¨¢s estrecha de lo que parece, y es que los aprietos por los que pasa Italia en estos momentos son los mismos que esperan a Alemania.
Esta vez el pa¨ªs germano se ha italianizado no solo con la pasta, la pizza y el Chianti, sino tambi¨¦n en la pol¨ªtica, con largas deliberaciones llenas de tropiezos, alianzas frustradas, falsas promesas, d¨¦biles desmentidos y votaciones de las bases hasta hastiar a la poblaci¨®n. Por lo general, semejante escenificaci¨®n oper¨ªstica de la inacci¨®n pol¨ªtica solo se conoc¨ªa en Roma. Incluso el tradicional alboroto de la Commedia dell¡¯Arte tuvo su estreno en la tribuna de los oradores alemana con una vociferante Andrea Nahles.
Adem¨¢s, Berl¨ªn vive por fin la experiencia de tener en el poder profesionales del cambio de opini¨®n que hab¨ªan descartado categ¨®ricamente participar en el Gobierno, con el SPD como veleidosa diva. Era fundamental que Alternativa para Alemania, el partido nacionalista de derechas, no se convirtiese de ning¨²n modo en la principal fuerza de la oposici¨®n y, sin embargo, lo va a ser. Tambi¨¦n que el FPD participase de alguna manera en la formaci¨®n de Gobierno y, sin embargo, no van a participar. La Uni¨®n Social Cristiana de Hort Seehofer quer¨ªa que se pusiese fin a la pol¨ªtica socialdem¨®crata de acogida, a pesar de lo cual todo va a seguir igual. Martin Schulz, que esperaba convertirse en el vicecanciller m¨¢s proeuropeo de la historia, ha pasado a la reserva. La CDU y los Verdes se entend¨ªan tan bien que casi se podr¨ªa haber proclamado su fusi¨®n. En adelante, los ecologistas tendr¨¢n que fingir que hacen oposici¨®n a su querida Angela Merkel.
El SPD y la CDU han perdido millones de electores a favor de Alianza para Alemania
Alemania, por tanto, va a tener su cuarta edici¨®n de un Gobierno Merkel, calificable de ¡°gran coalici¨®n¡± si acaso por nostalgia, ya que los dos grandes perdedores de septiembre se han arrastrado hasta la l¨ªnea de meta, situada en la residencia presidencial del palacio de Bellevue, con un 50% y sus ¨²ltimas fuerzas. En realidad, todos los interesados deber¨ªan someterse de inmediato a una cura de reposo de puro agotamiento.
En Alemania, un pa¨ªs anteriormente estable hasta el aburrimiento, jam¨¢s se hab¨ªa vivido un nivel de ingobernabilidad a la italiana como el actual. Y no puede decirse que los alemanes ni sus aliados europeos hayan disfrutado de estos meses de agon¨ªa pol¨ªtica. Por eso, cuando por fin se alcanz¨® un acuerdo ¨Crefrendado por las reacias bases del SPD y no por la soberan¨ªa de las urnas¨C, la alegr¨ªa rezumaba cansancio en todas partes. La italianizaci¨®n de la pol¨ªtica alemana ha demostrado que con esta alianza entre los dos pilares tradicionales de la estabilidad del pa¨ªs ¨Cla democracia cristiana y la socialdemocracia¨C se est¨¢ representando el ¨²ltimo acto de una tragedia hist¨®rica. Con una CDU en retroceso ampliamente socialdem¨®crata y un achacoso SPD al que los nacionalistas de derechas van pisando los talones, en Alemania la era de los partidos de masas y del ambiente de estabilidad pol¨ªtica no tardar¨¢ en llegar a su fin.
?Qu¨¦ nos permite adivinar desde este mismo momento que esta coalici¨®n de emergencia no le va a sentar bien a ninguna de las dos partes? El SPD y la CDU se oponen a la tendencia de la sociedad, que en esta fase de crisis en Europa se ha inclinado hacia la derecha y en contra de la pol¨ªtica establecida. Ambos partidos han perdido millones de electores a favor de Alianza para Alemania porque, como no pod¨ªa ser de otra manera, la llegada de alrededor de dos millones de emigrantes, acompa?ados por los inevitables efectos colaterales ¨Cdelincuencia, competencia social, escasez de vivienda, creaci¨®n de sociedades paralelas¨C ha acrecentado el ansia de los electores alemanes de sentirse seguros y tener una patria y una identidad. En opini¨®n de muchos conservadores de tendencia nacionalista, la CDU de Angela Merkel a d¨²o con el SPD se ha vuelto demasiado izquierdista. Y, al igual que en Francia, cada vez m¨¢s ¡°gente de a pie¡± se aparta de la socialdemocracia de los intelectuales y los funcionarios y vota a la derecha porque sus preocupaciones cotidianas pr¨¢cticamente han dejado de aparecer en los programas de la izquierda. Sigmar Gabriel ¨Cotra v¨ªctima de la tragedia berlinesa de la coalici¨®n¨C ya hab¨ªa advertido al SPD de las consecuencias de perder las propias ra¨ªces, pero nadie quer¨ªa o¨ªr ese mensaje, y al final, ni siquiera al propio Gabriel.
Las parad¨®jicas reglas de la democracia representativa permiten analizar con precisi¨®n por qu¨¦ habiendo perdido un porcentaje tan alto de votos, en lo que se refiere a las personas, los partidos gobernantes alemanes van a seguir casi exactamente igual que antes, con Merkel y Altmaier, Maas y Seehofer, Scholz y Von der Leyen. Incluso al incombustible Wolfgang Schr?uble se le permite participar como anciano presidente del Parlamento. En cuanto al presidente federal, Steinmeier, es la personificaci¨®n de la gran coalici¨®n. Tan armoniosa nueva entrega de la misma historia tras una clamorosa debacle electoral se puede calificar sin temor a equivocarse de temeroso cierre de filas, el ¨²ltimo cartucho de los viejos partidos de masas.
En Alemania jam¨¢s se hab¨ªa vivido un nivel de ingobernabilidad a la italiana como el actual
En este sentido, el Gobierno alem¨¢n no se aparta mucho de la ingobernabilidad italiana, salvo que los alemanes van con un par de a?os de retraso. Hasta las elecciones, en Roma hab¨ªa bastado por los pelos con una alianza entre los socialdem¨®cratas del Partido Democr¨¢tico y los d¨ªscolos de Forza Italia, la formaci¨®n encabezada por Berlusconi. Despu¨¦s de los comicios del ¨²ltimo domingo, la versi¨®n italiana de la gran coalici¨®n solamente llegar¨ªa a algo m¨¢s del 30%, mientras que el antipartido Movimiento 5 Estrellas y la Liga Norte, contraria a la emigraci¨®n, han subido como la espuma. El centro se ha esfumado.
Que esta tendencia europea contra la pol¨ªtica tradicional se est¨¢ reproduciendo alegremente se puede entrever ya en los resultados de las encuestas del SPD, que durante las negociaciones para obtener una presencia destacada en el reparto de cargos del Gobierno volvi¨® a perder una cuarta parte de sus partidarios. ?Y qu¨¦ hay de Angela Merkel? La jefa del mayor partido alem¨¢n dirige por primera vez un Gobierno de segunda, una alianza de conveniencia fruto de la debilidad, una coalici¨®n del compromiso y del miedo. Este Gobierno no es un pilar de la estabilidad europea. Es m¨¢s bien un saludo que el futuro dirige a Berl¨ªn: Bienvenidos a Italia.
Dirk Sch¨¹mer es corresponsal para Europa de Die Welt.
Traducci¨®n de News Clips.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.