Por qu¨¦ no debemos perder el miedo al sarampi¨®n
En 2017 se cuadriplicaron los casos de sarampi¨®n con m¨¢s de 20.000 personas afectadas y 35 muertes
El sarampi¨®n es una enfermedad grave causada por un virus, pero perfectamente prevenible con vacunas. Sin embargo, a finales del pasado febrero la Organizaci¨®n Mundial de Salud (OMS) hizo p¨²blica su preocupaci¨®n por el aumento de casos en Europa.
Tras un m¨ªnimo hist¨®rico de 5.273 casos en 2016, los casos han llegado a cuadruplicarse en 2017 con m¨¢s de 20.000 personas afectadas y 35 muertes. Es m¨¢s, 15 pa¨ªses europeos, incluido Reino Unido, tuvieron grandes brotes; Rumania, Italia y Ucrania fueron los territorios con mayor incidencia.
No obstante, se trata de un problema de salud no solo para Europa, sino para el resto del mundo. Pa¨ªses de otros continentes (China, Etiop¨ªa, India, Indonesia, Rep¨²blica Democr¨¢tica Popular Lao, Mongolia, Filipinas, Nigeria, Sri Lanka, Sud¨¢n, Tailandia, y Vietnam, entre otros) tambi¨¦n notificaron brotes de sarampi¨®n entre 2016 y 2017.
En Espa?a, en los ¨²ltimos a?os ha habido entre 100 y 300 casos como mayor repunte ¨Csalvo en 2011, cuando se produjo el ¨²ltimo brote importante con 3.518 casos (unos 30.000 en Europa)¨C. Aunque no es un n¨²mero desde?able, dentro del escenario europeo el pa¨ªs se mueve en un rango de casos relativamente bajo. En 2017 hubo 160.
¡°Esto es debido a que en nuestro pa¨ªs existen altas tasas de cobertura de vacunaci¨®n con la triple v¨ªrica (sarampi¨®n, rub¨¦ola y parotiditis): 96,7% con la primera dosis (recomendada entre los 12-15 meses de vida) y 94,7% con la segunda dosis (entre los 2-4 a?os de vida)¡±, explica a Sinc Roi Pi?eiro, coordinador de la consulta de asesoramiento en vacunas del Hospital General de Villalba.
Esta patolog¨ªa cursa con brotes epid¨¦micos con una tasa de contagio en personas no vacunadas cercana al 100%. Si tenemos contacto cercano con un caso y no estamos vacunados, es casi imposible no contagiarnos. Es decir, las opciones son vacunarse o infectarse a trav¨¦s del virus.
Las vacunas s¨ª funcionan
Las vacunas han demostrado ser la medida m¨¢s costo-efectiva utilizada en salud p¨²blica. En Espa?a el programa de vacunaci¨®n se inici¨® en 1963, a?o en que se llev¨® a cabo la vacunaci¨®n masiva con la vacuna de la polio oral (VPO).
En 1965 se incorporaron las vacunas frente a difteria, t¨¦tanos y tos ferina (DTP), en 1978 se incorpor¨® la del sarampi¨®n y en 1981 se generaliz¨® el uso de la triple v¨ªrica frente a sarampi¨®n, rub¨¦ola y parotiditis (SRP).
En la d¨¦cada de los noventa se han incorporado las vacunas contra la hepatitis B y Haemophilus influenzae tipo b. En el 2000 se incorpor¨® la vacuna conjugada frente al meningococo tipo C.
En 2005 se introdujo la vacuna contra la varicela en adolescentes susceptibles entre 10-14 a?os y en 2008 comienzan las campa?as de vacunaci¨®n frente al virus del papiloma humano (VPH) en una ¨²nica cohorte de ni?as entre los 11-14 a?os, a decidir en cada comunidad aut¨®noma.
Cuando aparece una persona afectada, que se produzca o no un brote significativo depender¨¢ directamente de la tasa de vacunaci¨®n de la poblaci¨®n cercana y de las medidas preventivas llevadas a cabo. Es necesario aislamiento a¨¦reo y de contacto, pues se transmite a trav¨¦s del contacto directo con las secreciones respiratorias de personas infectadas y por el aire.
Un paso atr¨¢s en la erradicaci¨®n
El sarampi¨®n es una enfermedad candidata a la eliminaci¨®n ya que su reservorio es exclusivamente humano, se dispone de una vacuna eficaz y barata que aporta inmunidad duradera, el virus apenas sobrevive en el ambiente y existen t¨¦cnicas diagn¨®sticas suficientes para detectar la infecci¨®n.
Seg¨²n los datos de la OMS, en 1980 ¨Cantes de que se generalizara el uso de la vacuna¨C causaba cerca de 2,6 millones de muertes al a?o. De 1990 a 2008 se avanz¨® mucho en su erradicaci¨®n; sin embargo, a partir de entonces se han declarado brotes en todo el mundo.
Mientras a principios del siglo XXI hab¨ªa casi un mill¨®n de muertos, en 2016 el n¨²mero ha ca¨ªdo por debajo de 100.000. ¡°En algo m¨¢s de 15 a?os se han reducido los fallecimientos un 84%¡±, indica a Sinc Jos¨¦ Mar¨ªa Bayas, expresidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Vacunolog¨ªa (AEV) y actual miembro del departamento m¨¦dico de GlaxoSmithKline Espa?a. ¡°Esto ha supuesto salvar 20 millones de vidas gracias a las vacunas¡±.
Cuando aparece una persona afectada, que se produzca un brote depender¨¢ directamente de la tasa de vacunaci¨®n de la poblaci¨®n cercana
El experto revela c¨®mo esta mejora puede suponer, por otra parte, una p¨¦rdida del respeto a la enfermedad y la propagaci¨®n de teor¨ªas nada cient¨ªficas. ¡°Al perderse el dramatismo asociado, se difunde la idea de que es mejor padecer sarampi¨®n que vacunarse porque esto aporta una inmunidad m¨¢s s¨®lida¡±, afirma.
¡°Y es cierto, pero primero hay que sobrevivir¡±, recalca Bayas. ¡°Si te mueres ya no consigues esta inmunidad. Es importante se?alar que el sarampi¨®n, adem¨¢s de matar, puede tener secuelas graves, por lo que el balance de la inmunidad tambi¨¦n puede resultar negativo¡±.
El primer signo del sarampi¨®n suele ser fiebre alta, que dura entre 4 y 7 d¨ªas. En la fase inicial, el paciente puede presentar congesti¨®n nasal, tos, ojos llorosos y rojos y peque?as manchas blancas en la cara interna de las mejillas. Al cabo de varios d¨ªas aparece erupci¨®n cut¨¢nea, generalmente en el rostro y la parte superior del cuello, que se extiende unos 3 d¨ªas y acaba por afectar manos y pies.
Las complicaciones m¨¢s importantes son ceguera, encefalitis (infecci¨®n acompa?ada de edema cerebral), diarrea grave (que puede provocar deshidrataci¨®n), adem¨¢s de infecciones del o¨ªdo y respiratorias graves, como la neumon¨ªa. Son m¨¢s frecuentes en menores de 5 a?os y en mayores de 30.
El riesgo de tener sarampi¨®n en el siglo XXI
Es fundamental un diagn¨®stico precoz para iniciar el aislamiento del enfermo y prevenir as¨ª la transmisi¨®n. Sin embargo, los m¨¦dicos m¨¢s j¨®venes apenas conocen la enfermedad ya que hoy no es normal verlo en las consultas.
¡°Por un lado, los pediatras dejamos de reconocer el sarampi¨®n, pues deber¨ªa encontrarse en una fase de erradicaci¨®n¡±, subraya Pi?eiro, que es secretario de la Sociedad Espa?ola de Infectolog¨ªa Pedi¨¢trica. ¡°Pero por otro, una peque?a parte de la poblaci¨®n le pierde el miedo a la enfermedad y, ante la baja prevalencia, considera que es una buena opci¨®n no vacunar a sus hijos¡±.
Las complicaciones m¨¢s importantes del sarampi¨®n son ceguera, encefalitis, diarrea e infecciones del o¨ªdo y respiratorias graves
¡°Los padres que deciden no vacunar a sus hijos obviamente les quieren, pero manejan informaci¨®n equivocada¡±, valora por su parte Jos¨¦ Mar¨ªa Bayas. ¡°Han sido embaucados por personas poco escrupulosas. No vacunar a un ni?o de sarampi¨®n mientras esta enfermedad exista es un enga?o; antes o despu¨¦s se acabar¨¢ encontrando con el virus¡±.
Dentro del colectivo de padres que no vacunan a sus hijos hay quienes incluso organizan las conocidas como measles party (en espa?ol, fiestas del sarampi¨®n). Cuando uno de los hijos adquiere la enfermedad, invitan al resto de no vacunados de la comunidad a una especie de celebraci¨®n de cumplea?os, para que pasen todos juntos el proceso v¨ªrico.
Para evitar un resurgimiento de esta enfermedad se deben reforzar los sistemas de inmunizaci¨®n, pero tambi¨¦n luchar contra los movimientos antivacunas. ¡°Internet es una herramienta maravillosa, pero tambi¨¦n puede hacer much¨ªsimo da?o. Muchas personas no son capaces de discriminar entre informaci¨®n seria y rigurosa y la que no lo es¡±, subraya Bayas.
As¨ª, aunque el bulo publicado hace 20 a?os sobre un posible v¨ªnculo entre la vacuna triple v¨ªrica (sarampi¨®n, rubeola y paperas) y el autismo ha sido extensamente desacreditado, el temor que cre¨® da?¨® la confianza de ciertos colectivos. ¡°Es tremendo que personajes como Trump apoyen estas ideas descartadas ya que suponen nuevos brotes¡±, matiza el experto.
Por qu¨¦ es tan importante vacunar a los ni?os
Para aquellos que sostienen que la propia vacuna tambi¨¦n puede provocar encefalitis, Pi?eiro expone que la prevalencia es inferior a uno por cada mill¨®n de ni?os vacunados. ¡°Y no siempre comprobado, pues la mayor¨ªa quedan diagnosticados de encefalitis de causa desconocida, que finalmente se atribuyen a la vacuna por una relaci¨®n casual (temporal), pero no necesariamente causal¡±.
¡°No vacunar a un ni?o de sarampi¨®n mientras esta enfermedad exista es un enga?o; antes o despu¨¦s se acabar¨¢ encontrando con el virus¡±
Es f¨¢cil hacer cuentas. Por cada ni?o supuestamente afectado por una encefalitis debida a la vacuna, se habr¨¢ salvado la vida a un m¨ªnimo de 333 ni?os, y evitado un m¨ªnimo de 1.000 cuadros de encefalitis, por no hablar de controlar la enfermedad e impedir un brote que afecte a toda una poblaci¨®n. Y eso en el primer mundo. En los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo, la tasa de mortalidad del sarampi¨®n alcanza hasta el 10% de los casos.
En Espa?a, de momento las coberturas son buenas, por lo que nadie se plantea la obligatoriedad del calendario vacunal como s¨ª han iniciado Francia o Italia. Pero, ?qu¨¦ nos hace pensar que nosotros estamos vacunados frente a los antivacunas?
¡°Se deben implementar estrategias antes de que lleguen los brotes, y mejorar la comunicaci¨®n con los padres desde la empat¨ªa, el respeto y el cari?o. Lo f¨¢cil es atacar a una familia reticente a las vacunas¡±, apunta Pi?eiro. ¡°El reto es que superen sus fobias e inmunicen a sus hijos. Ese debe ser el objetivo, y no vamos a conseguirlo oblig¨¢ndoles a vacunar¡±.
Otra opci¨®n ser¨ªa amonestar econ¨®micamente, como en Australia. Este pa¨ªs acepta la no vacunaci¨®n a cambio de retirar beneficios fiscales a los padres. Curiosamente, all¨ª las coberturas vacunales son superiores al 99%.
El virus del sarampi¨®n no descansa. Siempre est¨¢ buscando su pr¨®xima v¨ªctima. Lo mejor es estar vacunado y no comprobarlo en nuestro propio cuerpo. ¡°La medicina no es una ciencia exacta, pero las matem¨¢ticas no fallan y nos est¨¢n pidiendo a gritos que nos vacunemos, todos¡±, concluye Roi Pi?eiro.
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