Migraci¨®n para cu?ados
No existe ninguna raz¨®n para que un pasaporte limite los derechos fundamentales de una persona
El pasado mes de febrero fui a recoger el premio Dignidad Territorios que el Ayuntamiento de Granada concedi¨® a la Fundaci¨®n porCausa que dirijo. La entrega de premios era todo un reto porque estos galardones son un homenaje a la excelencia social y los ganadores eran todos excepcionales. La promotora de los premios, la valiente concejala de Derechos Sociales (me encanta el nombre de esta concejal¨ªa), Jemi S¨¢nchez, me hab¨ªa compartido sus grandes expectativas sobre los discursos de agradecimiento. Me deje la piel y me sali¨® un discurso aceptable. No lo voy a reproducir aqu¨ª pero s¨ª les voy a dar la l¨ªneas b¨¢sicas del mismo para que puedan usarlas en sus encuentros familiares y empecemos a poner las cosas un poco en su sitio.
Estamos repitiendo la historia, en su peor versi¨®n. El periodista Chaves Nogales contaba en sus cr¨®nicas desde Alemania unos pocos meses antes de la victoria de Hitler en 1933 que los nazis en su origen odiaban principalmente a los franceses y a los negros africanos que ven¨ªan de las colonias francesas. El resto de odios los fueron desarrollando a medida que su poder aument¨®. Esto nos puede volver a pasar. Hay un discurso muy fuerte antimigratorio, predominante en los pa¨ªses de la frontera este, con penetraci¨®n en Alemania y que ahora est¨¢ quebrando la sociedad italiana.
Se considera que la migraci¨®n es una agresi¨®n y nos tenemos que defender. ¡°Si no tienes muro, no tienes pa¨ªs¡±, dijo ayer Trump en su visita a la frontera con M¨¦xico. Pero atentos a los datos: en el a?o 2000 hab¨ªa menos de 20 muros entre pa¨ªses, en 2005 ya hab¨ªa m¨¢s de 25, en 2011 m¨¢s de 55 y en la actualidad se estima que superan los 80. El discurso de la defensa y la inmigraci¨®n empieza a ra¨ªz del 11S que, adem¨¢s, coincide con los albores de la crisis econ¨®mica. Tambi¨¦n coincide con el nacimiento de una floreciente industria del control de migratorio que cada vez est¨¢ m¨¢s asentada. La pol¨ªtica de la defensa implica un discurso de contenci¨®n de los flujos migratorios. Pero est¨¢ demostrado que los flujos no se paran, solo se alteran y adulteran. Bajo esta sombra florece un negocio todav¨ªa m¨¢s rentable, el de las mafias. Cruzar desde Marruecos a Espa?a puede costar hasta 4.000 euros y es siempre potencialmente mortal. He conocido a inmigrantes subsaharianos en T¨¢nger que han llegado a gastarse m¨¢s de 15.000 euros en intentar cruzar sin llegar a conseguirlo.
La narrativa del miedo est¨¢ llena de demagogia. Hay decenas de datos que demuestran que la migraci¨®n es la soluci¨®n a muchos de los grandes problemas de nuestro tiempo. Es una soluci¨®n para los pa¨ªses de origen de los migrantes que recibir¨¢n parte de la riqueza econ¨®mica y cultural de aquellos que se fueron. Tambi¨¦n es la soluci¨®n para los pa¨ªses que los reciben ya que si los que llegan lo hacen en las condiciones adecuadas generar¨¢n riqueza econ¨®mica y de hecho muchas grandes consultoras consideran que son la ¨²nica soluci¨®n para atajar el envejecimiento de nuestra sociedad y salvar, por ejemplo, el sistema de pensiones. Si contar que la diversidad cultural est¨¢ a la base de la riqueza espiritual y la evoluci¨®n, solo hay que mirar lo que la historia nos cuenta.
Pero sobre todos los datos hay un hecho que es incuestionable. Igual que ahora entendemos que no existe ninguna raz¨®n para que una mujer no vote, o un negro no tenga los mismos derechos que un blanco, tendremos que aceptar que no existe ninguna raz¨®n para que un pasaporte limite los derechos fundamentales de una persona.
Y dicho todo esto, siempre recordar que cuando miramos a otros desde arriba siempre hay alguien por encima de nosotros haciendo lo mismo. Todos los derechos que quitemos a otros nos los estamos quitando a nosotros mismos o a nuestros hijos.
Si ahora me preguntan qu¨¦ soluci¨®n propongo para gestionar los flujos migratorios, les dir¨ªa que para empezar hay que reconsiderar c¨®mo se hace la inversi¨®n p¨²blica en gesti¨®n migratoria. Y esto muy vinculado a promover la informaci¨®n de calidad sobre el tema de la migraci¨®n, no aceptar como datos lo que es meramente especulativo aunque suene muy l¨®gico. Tambi¨¦n hay que recordar que los derechos humanos se crearon para evitar que lo que sucedi¨® durante la segunda guerra mundial se vuelva a repetir. No nos olvidemos que, como dec¨ªa la frase atribuida a Mark Twain, ¡°la historia rima¡±. salvo que lo evitemos.
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