Un sistema de bajo coste de b¨²squeda de vida extraterrestre

En un universo con 200.000 millones de galaxias con un n¨²mero similar de soles en cada una, parece improbable que sea la Tierra el ¨²nico mundo poblado por seres inteligentes. El cosmos est¨¢ hecho con ¨¢tomos que se comportan igual all¨¢ donde se encuentren y componen los mismos elementos qu¨ªmicos. Sin embargo, las dificultades para encontrarla son considerables. Las distancias hasta otras galaxias, incluso a algunas de las m¨¢s cercanas, como Andr¨®meda, a 200.000 a?os luz de distancia, las hacen pr¨¢cticamente inalcanzables. Tenemos que ce?irnos, por lo tanto, a una regi¨®n cercana de nuestra galaxia.

Tambi¨¦n es posible que se nos escapen algunos seres inteligentes que a¨²n no hayan desarrollado la tecnolog¨ªa necesaria para captar nuestras se?ales de radio o envi¨¢rnoslas a nosotros, como pasar¨ªa si alguien hubiese tratado de comunicarse con los humanos inteligentes que ya habitaban la Tierra hace m¨¢s de 300.000 a?os. Adem¨¢s, puede ser que las otras inteligencias no se comuniquen utilizando ondas electromagn¨¦ticas o simplemente sean algo tan extra?o como el oce¨¢nico consciente que cubr¨ªa el planeta Solaris en la novela de Stanislaw Lem.

Asumiendo la dificultad de la tarea, H¨¦ctor Socas, investigador del Instituto Astrof¨ªsico de Canarias (IAC), acaba de publicar un art¨ªculo en el que propone un m¨¦todo para buscar se?ales de desarrollo tecnol¨®gico en otros sistemas solares. H¨¦ctor Socas propone analizar la informaci¨®n recogida por sat¨¦lites como Kepler, encargado de una b¨²squeda masiva de planetas extrasolares, en busca de objetos en el cintur¨®n de Clarke. Esta regi¨®n, bautizada as¨ª en homenaje al escritor Arthur C. Clarke, que propuso el uso de la ¨®rbita geoestacionaria para telecomunicaciones, es una ¨®rbita circular de 35.786 kil¨®metros sobre el ecuador que ahora ocupan sat¨¦lites como el Meteosat.

Hasta ahora no se han detectado exoplanetas con anillos o con lunas a su alrededor

En su trabajo, que se publica en The Astrohpysical Journal, muestra distintas simulaciones para determinar cu¨¢l ser¨ªa la huella que dejar¨ªan sobre la luz de su estrella al pasar por delante de su planeta. En el texto tambi¨¦n se explica c¨®mo se podr¨ªa distinguir un cintur¨®n de sat¨¦lites artificiales de anillos naturales como los que rodean Saturno. ¡°Esta b¨²squeda adem¨¢s sale gratis, porque se tratar¨ªa de buscar otras cosas en los mismos datos que nos ofrecen los sat¨¦lites que buscan exoplanetas¡±, afirma Socas.

¡°El trabajo se har¨ªa en dos fases, una primera fase de b¨²squeda y una de confirmaci¨®n. Primero tienes misiones como Kepler que miran miles de estrellas. Una vez que tienes un candidato interesante, se tratar¨ªa de dirigir hacia esa estrella telescopios muy potentes como el espacial James Webb [que se lanzar¨¢ en 2019] o el Telescopio de Treinta Metros¡±, explica el investigador del IAC.

Esta nueva generaci¨®n de telescopios ayudar¨¢ a resolver un misterio sobre los planetas extrasolares. De los que se han encontrado hasta ahora, solo uno de ellos tiene anillos, un supersaturno con unos anillos monstruosos que podr¨ªan ser en realidad la materia prima de una luna en formaci¨®n. ¡°Esto puede ser porque la b¨²squeda de exoplanetas est¨¢ muy centrada en planetas cercanos a su estrella y no m¨¢s all¨¢ de la l¨ªnea de hielo que, como sucede en el Sistema Solar, es donde se encuentran los planetas con anillos¡±, apunta Socas. En estos mundos, tampoco se ha encontrado de momento ninguna luna que los orbite.

La dificultad de buscar lo que se quiere encontrar en el momento adecuado se plasma cuando se da la vuelta a la idea de Socas ¡°Si mirasen hacia nosotros desde otro planeta en busca de tecnolog¨ªa creada por vida inteligente, no ver¨ªan nada¡±, indica. ¡°Al ritmo actual de ocupaci¨®n de la ¨®rbita geoestacionaria ser¨ªamos detectables en el a?o 2200¡±, concluye.