Estrasburgo

En junio de 2015 una desgracia dom¨¦stica me impidi¨® acudir al programa de debate sobre autodeterminaci¨®n en Euskaltelebista. Iban a participar representantes de Bildu y de la Asamblea Nacional Catalana. Como acababa de celebrarse la final de copa entre el Bar?a y el Athletic, con la descomunal pitada al Rey a modo de pr¨®logo, cre¨ª que lo m¨¢s adecuado era presentarme con una camiseta en que luc¨ªan enlazadas la ikurri?a y la estelada. Ante la pregunta de alg¨²n curioso, pensaba responder que me las hab¨ªa puesto para pitarlas juntas p¨²blicamente, en ejercicio de mi libertad de expresi¨®n. Contaba de antemano con la reacci¨®n entusiasta de los independentistas.

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El asunto de las banderas es irrelevante, siempre que carezca de una dimensi¨®n agresiva, pero tanto en Euskadi como en Catalu?a, tal como se suceden los episodios, con pitadas, incumplimientos legales y quemas de s¨ªmbolos, tenemos una secuencia de episodios dominada por la voluntad de propagaci¨®n del odio al otro. L¨¦ase a Espa?a y los espa?oles.

Lo pasa por alto la reciente sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos sobre la quema de un retrato del Rey en Gerona. El tribunal enmarca los hechos en la libertad de expresi¨®n, en la ¡°cr¨ªtica pol¨ªtica¡± ajena a todo esp¨ªritu de odio. Cabr¨ªa objetar que el papel de la jurisprudencia lo desempe?a aqu¨ª la historia, donde nunca la quema de un libro o de un s¨ªmbolo tiene nada que ver con la justa de ideas, sino con una voluntad de aniquilamiento del otro. Nadie contempla las quemas de libros por los nazis como sesiones de cr¨ªtica intelectual. Y resulta penosa la confusi¨®n terminol¨®gica de que tal ¡°cr¨ªtica¡± se dirige al ¡°Reino de Espa?a en tanto que naci¨®n¡±.

Firmante de la sentencia, el magistrado andorrano Pere Pastor Vilanova sucedi¨® en 2015 al gerundense Josep Casadevall, cuya carrera previa tambi¨¦n se desarroll¨® all¨ª, prueba de la calidad de Andorra como cuna de jueces europeos, aval seguramente de esa sucesi¨®n. Pastor acaba de suscribir un voto particular en el caso de la T4, considerando que la existencia de torturas era ¡°incontestable¡±.

Un antecedente sensible fue la sentencia de marzo de 2011, con Casadevall presidiendo, donde Otegi obtuvo raz¨®n frente a Espa?a, considerando el tribunal que llamar al rey sin prueba alguna ¡°jefe de los torturadores¡± no afectaba a su ¡°reputaci¨®n¡±, sino que se inscrib¨ªa en ¡°un debate p¨²blico m¨¢s amplio¡±. Fue un trabajo de filigrana judicial.

Casadevall explica ahora en TV3 que no hay antecedentes de las ¡°medidas cautelares¡± adoptadas para Jordi S¨¤nchez, y que Estrasburgo resolver¨ªa de inmediato. Mal presagio para el Estado. Al final la DUI habr¨¢ sido libertad de expresi¨®n.