¡°El t¨ªtere es un gran aliado de la expresi¨®n oral y posibilita crear historias¡±
Las marionetas son una buena herramienta pedag¨®gica de aprendizaje en las distintas etapas educativas
Poco a poco, el cortinaje del peque?o escenario de marionetas muestra sobre el suelo del mismo dos peque?os bultos aferrados a unos largos y brillantes hilos que ascienden hasta el techo de este min¨²sculo teatro. Los ojos de peque?os y mayores observan con atenci¨®n qu¨¦ suceder¨¢ una vez que las luces del interior del escenario se enciendan. Tras unos minutos de silencio, el interior de la peque?a caja se ilumina. Los objetos que se encontraban desvanecidos sobre el suelo, se yerguen y cobran vida. El espect¨¢culo ya ha comenzado.
El t¨ªtere o marioneta est¨¢ aferrado a la historia del ser humano. Su origen se encuentra ¨ªntimamente unido a la imaginaci¨®n. Y en un d¨ªa como hoy, en el que se celebra el D¨ªa Mundial del T¨ªtere, expertos en esta materia reivindican el papel que tiene no solo como elemento cultural para la sociedad sino tambi¨¦n como herramienta pedag¨®gica de aprendizaje en las distintas etapas educativas.
Carmen G¨®mez-Redondo, profesora ayudante Doctora de la Universidad de Valladolid en el Departamento de Did¨¢ctica de la Expresi¨®n Musical, Pl¨¢stica y Corporal, manifiesta que ¡°el t¨ªtere ha estado arraigado en la sociedad a lo largo de la historia, en muy diversas culturas. Ha sido un elemento clave en la transmisi¨®n oral de la cultura, en la diversi¨®n, el juego y el intercambio intergeneracional. Esa es parte de su magia, su trascendencia a lo largo del tiempo y su arraigo. Es lo que hace que cuando veamos un t¨ªtere nos sintamos como en casa, nos transporte a la esencia de lo humano y lo social. Sin embargo, aunque siempre ha tenido una funci¨®n transmisora, no ha dejado de lado su cualidad art¨ªstica y como tal, permite la expresi¨®n m¨¢s all¨¢ de lo pr¨¢ctico. El t¨ªtere, a¨²n m¨¢s en la actualidad, tiene una fuerte carga est¨¦tica, po¨¦tica y de disfrute¡±.
Hist¨®ricamente, el t¨ªtere ha sido un elemento que ha tenido cabida en todas las ¨¦pocas y lugares de la tierra. Charles Nodier, ferviente admirador de este espect¨¢culo, escribi¨® en la Revue de Par¨ªs acerca del origen de este ¡°actor¡± inanimado que cobra vida en las manos de un de un adulto, de un joven o de un ni?o. Nodier apunt¨® que ¡°el t¨ªtere m¨¢s antiguo es la primera mu?eca puesta en las manos de un ni?o, y que el primer drama nace del mon¨®logo, mejor dicho del di¨¢logo que sostiene el ni?o y su mu?eco. Yo quisiera ¡ªcontin¨²a¡ªpoder dar a los comediantes un origen m¨¢s ilustre, pero est¨¢ perfectamente demostrado que descienden en l¨ªnea recta de los t¨ªteres y confesaremos que, varios entre ellos, los que m¨¢s admiramos en los grandes teatros, han conservado un aire de familia".
Las marionetas jam¨¢s envejecen. Viven y sonr¨ªen pese al paso del tiempo. Da igual, la edad que tenga el espectador. Ante la representaci¨®n de sus peripecias y de sus historias, gozan de la misma manera ni?os y adultos.
Dicen los expertos que es necesario reivindicar el t¨ªtere como elemento cultural en el momento actual, m¨¢xime cuando las generaciones m¨¢s j¨®venes est¨¢n abandonando la asistencia a este tipo de espect¨¢culos para volcarse en expresiones culturales, asociadas en la mayor¨ªa de los casos al uso de nuevas tecnolog¨ªas. En este sentido, Toni Rimbau, autor de numerosos textos teatrales para marionetas y fundador, en 1976, de la compa?¨ªa de teatro de marionetas La Fanfarra, junto con Mariona Masgrau y Eugenio Navarro, afirma que ¡°el t¨ªtere forma parte indisociable del proceso de la conciencia, que necesita distancia y separaci¨®n. El animismo teatralizaba la naturaleza, al otorgarle poderes y voces propias. Hoy, necesitamos ejercitarnos en los mecanismos de distanciaci¨®n desde la autoconciencia, saber que somos nosotros los que damos significado a las cosas. Uno de los ejercicios b¨¢sicos son los t¨ªteres y sus mil formas contempor¨¢neas. Son pr¨¢cticas esenciales para mantener abiertos los espacios interiores de libertad. Y a diferencia de la distanciaci¨®n virtual, el t¨ªtere se deja tocar. Encarna la gran paradoja de ser un objeto real que est¨¢ vivo y muerto a la vez¡±.
Dentro de los centros educativos la utilizaci¨®n del teatro de t¨ªteres recibe la consideraci¨®n de herramienta educativa en los diferentes niveles y en la educaci¨®n no formal. Sin embargo, en ocasiones, han existido algunos prejuicios tradicionales asociados al t¨ªtere, como su pertenencia exclusiva al mundo infantil. Una idea, la de sus posibilidades como elemento educativo y terap¨¦utico en los distintos tramos de edad, que ha ofrecido resultados muy positivos. En este ¨¢mbito, el educativo asociado a las distintas etapas madurativas, ¡°el t¨ªtere es un gran aliado de la expresi¨®n oral, posibilita crear historias, dar expresi¨®n a emociones y sensaciones ¨ªntimas y desarrollar el lenguaje¡±, se?ala G¨®mez-Redondo. ¡°Adem¨¢s permite trabajar estas competencias en cada edad, simplemente con peque?as adaptaciones. Resulta muy interesante para trabajar en los cambios de rol del ni?o y en las proyecciones de sus vivencias. Esta posibilidad de ser otro, en vez de yo, es ampliamente utilizado en el juego emocional o en el aprendizaje de idiomas, donde la verg¨¹enza puede dificultar el aprendizaje¡±. G¨®mez-Redondo afirma que el t¨ªtere posee ¡°un gran potencial de desarrollo en ¨¢reas relacionadas con la expresi¨®n corporal, puesto que permite tomar consciencia de la relaci¨®n entre la expresi¨®n de emociones y el autoconocimiento del cuerpo y su movilidad para su proyecci¨®n en la marioneta¡±.
Con los t¨ªteres, lloramos, re¨ªmos, nos sorprendemos, nos inquietamos¡ vivimos historias distintas que hacemos nuestras. Rumbau anima tanto a las administraciones como a las propias asociaciones vinculadas con esta expresi¨®n art¨ªstica a trabajar para lograr una mayor visibilidad del teatro de t¨ªteres. Por ello, insiste en que ¡°promocionar este tipo de pr¨¢cticas cognitivas a trav¨¦s del teatro de t¨ªteres es algo bueno y casi podr¨ªa decirse que indispensable. No tanto para utilizar el t¨ªtere como transmisor de determinadas ideas o mensajes, algo que hay que evitar, sino para que ni?os, p¨²blico y actuantes lo puedan vivir en su entera potencialidad cat¨¢rtica. Tenemos la suerte de que algunas grandes tradiciones de los teatros de t¨ªteres y de sombras del mundo est¨¢n todav¨ªa muy vivas. Es esencial ir mostrando estas formas arcaicas tan cargadas de energ¨ªa de algunas tradiciones. Son manantiales de vida, espejos en los que vemos reflejados los procesos b¨¢sicos de la experiencia humana incrustados en el tiempo hist¨®rico. Por eso son tan importantes los festivales de marionetas que juntan la tradici¨®n viva con la pr¨¢ctica contempor¨¢nea del t¨ªtere¡±.
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