El derecho a la ciudad en un marzo feminista
Las calles y plazas fueron el escenario. Acogieron, con una fuerza que sorprendi¨® a muchos, una huelga internacional de mujeres para denunciar que la igualdad queda lejos
Convivimos con tiempos de inestabilidad, de incertidumbre y muchas veces de desesperanza, ser¨¢ por eso que todav¨ªa hay cierta resaca emocional tras las manifestaciones feministas que ocuparon cientos de ciudades sin tab¨²es hace ahora un mes justo. La exitosa jornada de huelga laboral, de consumo y de cuidados del pasado 8 de marzo culmin¨® con miles y miles de mujeres en la dimensi¨®n m¨¢s pol¨ªtica del espacio p¨²blico, la de visibilizar un conflicto y conformar un sujeto de cambio.
¡°Hechos, no palabras¡± era el lema de las sufragistas brit¨¢nicas que lograron el voto femenino hace un siglo tras duros y largos a?os de lucha. Un llamado a la acci¨®n que resuena en ese otro lema con el que se convoc¨® a una huelga que cruzara fronteras. ¡°Si nosotras paramos, paramos el mundo¡± denuncia as¨ª un sistema econ¨®mico, pol¨ªtico y social sostenido sobre la explotaci¨®n y sobrecarga de gran parte de la poblaci¨®n femenina dentro y fuera del mercado de trabajo.
Que se haya incorporado la huelga de cuidados no es un detalle menor y apunta a la necesidad de reconocer el mapa completo de la generaci¨®n de riqueza que producen las mujeres. El reconocimiento de los trabajos de cuidados y de la riqueza que generan se vincula a la ampliaci¨®n de la condici¨®n de ciudadan¨ªa, a trav¨¦s de reconocer el valor que crean y aportan. Se recupera as¨ª una idea de trabajo que contempla aquellas acciones que hacen sostenible la vida.
Si trasladamos esta perspectiva a las ciudades no puedo dejar de pensar entonces en otro aniversario que se cumpli¨® en 2017, los 50 a?os de un cl¨¢sico del pensamiento urbano: El derecho a la ciudad de Henry Lefebvre.
El derecho a la ciudad y el feminismo funcionan como impulsores de experiencias que no tienen m¨¢s remedio que ser, y se levantan como espacios de oportunidad desde el hacer
Toca mencionarlo en este marzo feminista pasado si entendemos que el ejercicio del derecho a la ciudad como proyecto pol¨ªtico, lejos de ser una abstracci¨®n, es un reclamo de la vida urbana con el fin de satisfacer toda la variedad de valores de uso, recuperando la vida cotidiana y poniendo la sostenibilidad de la vida como centro de toda pol¨ªtica.
Actualmente, la expansi¨®n de una forma econ¨®mica que toma cuerpo en las ciudades a trav¨¦s de m¨²ltiples procesos de expulsi¨®n, como la gentrificaci¨®n, la especulaci¨®n, la violencia, la pobreza y la precariedad, pone en crisis la vida cotidiana y tiene especial impacto en la vida de las mujeres.
Si bien el texto original no hace referencia a la relaci¨®n entre el pensamiento feminista y el derecho a la ciudad, desde la actualidad se impone recuperar estas dos miradas y hacerlas dialogar. Ambas perspectivas reaccionan y se rebelan ante la tensi¨®n entre la ciudad como producto mercantil y como espacio de vida cotidiana echando luz a las relaciones de poder que hay detr¨¢s.
El derecho a la ciudad es un ensayo que denuncia la crisis de la vida cotidiana en la ciudad a mediados del S.XX y lo hace sin nostalgia porque en realidad reclama la potencialidad emancipadora que hay en ella. Se centra en la capacidad de las personas que habitan la urbe para transformarla, y para transformarse como sociedad a trav¨¦s de ella.
El an¨¢lisis da paso a la reivindicaci¨®n de mirar de frente aquella crisis y crear una vida urbana alternativa, menos alienante y m¨¢s gozosa. Aunque siempre conflictiva y abierta al futuro. Al igual que muchas corrientes del pensamiento feminista busca ¡°romper los sistemas, y no para sustituirlos por otro sistema, sino para abrir el pensamiento y la acci¨®n¡±.
El derecho a la ciudad y el feminismo funcionan como impulsores de experiencias que no tienen m¨¢s remedio que ser, y se levantan como espacios de oportunidad desde el hacer. Tal vez se encuentren en la ciudad de los cuidados de la que tanto se habla ¨²ltimamente.
Mariela Iglesias Costa es soci¨®loga, m¨¢ster en Pol¨ªticas, Proyectos y Gesti¨®n de Ciudades, y m¨¢ster en Ciencia Pol¨ªtica. Investigadora y docente especializada en pol¨ªticas urbanas, actualmente trabaja en Territoris Oblidats y es Profesora Colaboradora del M¨¢ster universitario de Ciudad y urbanismo de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
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