Putin, el ¡°enemigo estrat¨¦gico¡±

Europa se ha librado, solo por el momento, de una guerra comercial con Estados Unidos. Pero mantiene otra ¡ªno convencional¡ª con la tercera potencia militar del mundo y la m¨¢s pr¨®xima a sus fronteras: Rusia. La en¨¦sima escalada de tensi¨®n comenz¨® hace cuatro a?os, tras el acercamiento de Ucrania a la Uni¨®n Europea, con la anexi¨®n por parte de Mosc¨² de Crimea y la guerra en las regiones industriales de Donetsk y Donb¨¢s. Los europeos impusieron a Rusia sanciones, y ello agudiz¨® el desencuentro hasta llegar a las acusaciones occidentales contra Mosc¨² de emprender una guerra h¨ªbrida a trav¨¦s de tramas rusas que han intoxicado a las opiniones p¨²blicas en favor del Brexit, el separatismo catal¨¢n y los partidos ultraderechistas en Alemania (AfD) y Francia (FN).

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Editorial | Convivir con Putin

El envenenamiento del exesp¨ªa ruso Sergu¨¦i Skripal y su hija en suelo brit¨¢nico el 4 de marzo ha recrudecido las hostilidades. El Kremlin rechaza cualquier responsabilidad sobre lo ocurrido pero la primera ministra brit¨¢nica, Theresa May, ha declarado a Rusia ¡°el enemigo estrat¨¦gico de Europa¡±, ofreci¨® datos de su investigaci¨®n a sus socios europeos en el Consejo Europeo de la semana pasada y sus argumentos han sido convincentes a la luz del cierre de filas occidental ¡ªOTAN incluida¡ª con la expulsi¨®n masiva de diplom¨¢ticos, medida a la que se han sumado dos aliados de gran relevancia por razones distintas ¡ªEstados Unidos y Ucrania¡ª.

Esta crisis no favorece a ninguna de las partes, pero los hechos indican que la tensi¨®n exterior tiende a consolidar el liderazgo de Vlad¨ªmir Putin, en el poder desde hace dieciocho a?os. Con cada guerra librada ha aumentado su popularidad. Ocurri¨® con la de Chechenia, con la de Georgia, la anexi¨®n de Crimea y su intervenci¨®n en Siria, una contienda inconclusa que Putin ya ha ganado manteniendo, contra viento y marea occidental, al tirano Bachar el Asad. El enemigo exterior sigue funcionando. El nacionalismo, tambi¨¦n; sobre todo en un pa¨ªs que siente como una afrente la p¨¦rdida de su antiguo poder¨ªo y ans¨ªa recuperarlo.

El expresidente franc¨¦s Nicolas Sarkozy hizo recientemente en Abu Dabi un desacomplejado elogio de los liderazgos fuertes y entre ellos citaba a Putin. ?l, como Xi Jinping o el pr¨ªncipe saud¨ª Mohamed ben Salman, dijo, est¨¢n menos sometidos a cortos mandatos y ¡ªse puede a?adir¡ª al juego de contrapoderes. ¡°Las democracias destruyen los liderazgos¡±, afirm¨®. No a?adi¨® lo obvio: que esos l¨ªderes fuertes destruyen (o lo intentan) las democracias. Las recientes elecciones rusas estuvieron plagadas de irregularidades, adem¨¢s de haberse celebrado con la oposici¨®n acallada. Pero parece evidente que cuenta con el apoyo masivo del electorado. Con un perfil m¨¢s agresivo que nunca y un programa de rearme grandilocuente, obtuvo el 76,6% de los votos. El liderazgo blando de la UE tiene serias dificultades para enfrentarse a un enemigo como este.