Viaje al mundo posible de la Rep¨²blica de Catalu?a
La Rep¨²blica es la conquista de una sociedad de ciudadanos con profundas convicciones democr¨¢ticas, unidos como un 'sol poble', enfrentados a un Estado autoritario
La teor¨ªa de los mundos posibles, formulada por Lubom¨ªr Dole?el, sostiene que la ficci¨®n crea un mundo aut¨®nomo, sem¨¢nticamente diferenciado del mundo real, al que s¨®lo se puede acceder por la v¨ªa textual. El proc¨¦s, como ficci¨®n, no se entiende en la realidad sino en los tuits de Rufi¨¢n o de Pilar Rahola, en los discursos de Torrent desde su Arcadia moral liderando un Frente Amplio Republicano Antirrepresivo, en las consignas de TV3 con sus estrellas hablando de muertos o las pancartas de la ANC, en las ¨¦picas decimon¨®nicas del Liceu... Y ah¨ª, claro est¨¢, en esa ficci¨®n, por supuesto la Rep¨²blica de Catalu?a es la conquista de una sociedad de ciudadanos con profundas convicciones democr¨¢ticas, unidos como un sol poble, enfrentados a un Estado autoritario represor. Espa?a, claro, no es una democracia europea sino el franquismo eterno.
Volvamos, al menos por un p¨¢rrafo, a la realidad: desde que se aprobaron las leyes de desconexi¨®n en septiembre, la Generalitat encarril¨® el desenlace del proc¨¦s fuera de la legalidad. Esas leyes vulneraban el ordenamiento constitucional de una democracia europea ¡ªno perfecta, pero de hecho una democracia plena, seg¨²n el ranking de The Economist¡ª para dar cobertura ilegal a un refer¨¦ndum obviamente ilegal, que depar¨® despu¨¦s la DUI. Todo eso sucedi¨® fuera de la Ley¡ y era, por tanto, una estrategia delictiva contra el Estado. A partir de ah¨ª, el asunto ya no era s¨®lo pol¨ªtico; y correspond¨ªa actuar a los tribunales, como en cualquier Estado de derecho. Los delitos imputados son graves, y empeorados por el riesgo real de fuga y de reiteraci¨®n delictiva. Todo esto, en el mundo adulto de la realidad, es elemental.
Entonces, ?c¨®mo es posible que cunda la idea de que los presuntos autores de esos delitos son presos pol¨ªticos y que est¨¢n en prisi¨®n por la persecuci¨®n de un Estado autoritario? La respuesta es simple: ficci¨®n. Esa es la clave. El proc¨¦s es el imaginario ficticio de un mundo posible por supuesto desconectado de la realidad. Pol¨ªticos, periodistas, activistas alineados con la causa indepe ¡ªsobre todo en Catalu?a, pero no s¨®lo all¨ª¡ª razonan desde el marco mental de que todo aquello no sucedi¨® as¨ª, y s¨®lo fue pol¨ªtica, es decir, teatralizaci¨®n de voluntades. Una vez reescrita la historia, como si nadie hubiera cometido delitos desafiando el orden constitucional, se puede entender su estupor al ver a sus dirigentes en la c¨¢rcel o pr¨®fugos. L¨®gico. En definitiva, para ellos el proc¨¦s no estaba fuera de la Ley, porque de hecho estaba por encima de las Leyes.
Viajar al mundo posible del proc¨¦s s¨®lo puede hacerse as¨ª, traslad¨¢ndose al plano de la ficci¨®n. Ese es el constructo intelectual. Y en la ficci¨®n es perfectamente normal que el presidente del Parlament de la Rep¨²blica sostenga que ¡°ning¨²n juez tiene legitimidad para perseguir al president de todos los catalanes¡±. Y que vean a Puigdemont en la Alemania del siglo XXI como a Companys en manos de los nazis. Y que la ANC confiara en investir a Puigdemont en la prisi¨®n alemana, algo en lo que JxCat trabaja con la CUP. Y que intimidar jueces sea antifascismo, porque los autos de Llarena son fascistas. Y que la borroka de los chicos de Arran o los Comit¨¦s de Defensa de la Rep¨²blica sea un impecable ejercicio democr¨¢tico de pacifismo comprometido. En su ficci¨®n son un sol poble, los pr¨®fugos son exiliados, Catalu?a es la Arcadia del sol poble. En su ficci¨®n, como en cualquier ficci¨®n, todo es posible para ellos. Y por eso el desenlace del proc¨¦s va a ser tan dif¨ªcil. Su sem¨¢ntica ficticia es refractaria completamente a la realidad. En la ficci¨®n no funciona apelar a la raz¨®n o al orden, porque, en definitiva, en la ficci¨®n todo es como sus creadores quieran que sea.
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