?Cu¨¢ndo comenzaron los humanos a celebrar funerales?
Un estudio pone en duda que dos acumulaciones de f¨®siles humanos de hace m¨¢s de 300.000 a?os fuesen realizadas por humanos con intenci¨®n simb¨®lica
Durante milenios, los seres humanos se creyeron el centro del universo, el pueblo elegido que hab¨ªa heredado la Tierra. Despu¨¦s, el relato comenz¨® a cambiar. Las teor¨ªas evolutivas mostraron que compart¨ªamos ancestros con todos los animales que pueblan el planeta y los astr¨®nomos nos colocaron en las afueras de una galaxia entre miles de millones. Pero los cient¨ªficos, que no sienten aversi¨®n hacia el ego humano sino m¨¢s bien al contrario, tras sacarnos del centro de la creaci¨®n han intentado entender qu¨¦ nos separa del resto de los seres vivos, qu¨¦ nos hace especiales.
Nuestra reacci¨®n ante la muerte parece uno de esos rasgos. Hay otros animales que se lamentan cuando muere alguien cercano, que se consuelan y que saben que lo sucedido es irreversible. Pero ninguno honra a sus muertos con los complejos rituales humanos. Por ahora, adem¨¢s de nuestra especie, solo los neandertales parecen gozar (o sufrir) de la capacidad de abstracci¨®n y previsi¨®n suficiente para asumir su mortalidad y la de sus cong¨¦neres y actuar con la solemnidad que demanda ese conocimiento.
Los primeros en hablar de rituales funerarios m¨¢s all¨¢ de los Homo sapiens fueron los hermanos Jean y Am¨¦d¨¦e Bouyssonie, dos curas cat¨®licos que en 1908 descubrieron los restos de un neandertal de hace 50.000 a?os en la cueva de La Chapelle-aux-Saints, en Francia. Seg¨²n los Bouyssonie, la posici¨®n fetal del cuerpo y las herramientas que lo acompa?aban en la zanja donde lo encontraron apuntaban a un entierro intencionado. Abundando en la especulaci¨®n, suger¨ªan que los autores de aquel ritual ten¨ªan capacidad simb¨®lica y cre¨ªan en una vida despu¨¦s de la muerte. La condici¨®n sacerdotal de los hermanos y las dudas sobre sus t¨¦cnicas de excavaci¨®n hicieron que otros cient¨ªficos de mayor prestigio desde?aran sus hip¨®tesis. Sin embargo, un art¨ªculo publicado en 2013 en la revista PNAS suger¨ªa que, como m¨ªnimo, los parientes de aquel viejo neandertal lo enterraron intencionalmente y con cuidado.
En 1908, dos curas cat¨®licos encontraron los restos de un neandertal al que, seg¨²n ellos, hab¨ªan enterrado de acuerdo a creencias en el m¨¢s all¨¢
A principios del siglo pasado, los neandertales a¨²n eran vistos como brutos, ajenos a las glorias intelectuales de la humanidad. Desde entonces, los hallazgos arqueol¨®gicos los han revelado como una especie muy cercana a la nuestra a la que se atribuye incluso la primera obra de arte de la historia. Por el momento, los ¨²nicos animales capaces de realizar algo parecido a lo que considerar¨ªamos un funeral son los humanos y neandertales de los ¨²ltimos 100.000 a?os.
En las tareas de definici¨®n de la familia humana, parece dif¨ªcil rechazar a los neandertales, pero cuando se trata de ir m¨¢s all¨¢, crecen las dudas. En este territorio nebuloso se encuentran dos yacimientos sorprendentes, la Sima de los Huesos de Atapuerca, en Burgos y la cueva Rising Star, a unos 50 kil¨®metros de Johannesburgo (Sud¨¢frica).
En la primera se han encontrado huesos de 28 individuos de diferentes edades de la especie Homo heidelbergensis, unos ancestros de los neandertales que habitaron esta zona de la sierra burgalesa hace 400.000 a?os. En 2012, Juan Luis Arsuaga, uno de los directores del yacimiento de Atapuerca, afirmaba que ¡°se tratar¨ªa del primer santuario de la humanidad¡± y que la sima era ¡°la prueba m¨¢s antigua de un comportamiento funerario y de una acumulaci¨®n colectiva¡± de restos f¨®siles humanos. El hallazgo junto a los cad¨¢veres de Excalibur, un hacha de mano rojiza elaborada con un material poco frecuente en la zona, se ha interpretado como un tributo a los muertos que fortalecer¨ªa la hip¨®tesis del enterramiento con sentido simb¨®lico.
El caso del yacimiento sudafricano es a¨²n m¨¢s sorprendente. Los heidelbergensis est¨¢n en la l¨ªnea de ancestros directos de los neandertales y su cr¨¢neo ya tiene un gran tama?o. El caso del Homo naledi, la especie encontrada en Rising Star, es muy distinto. Pose¨ªa un cr¨¢neo de solo 500 cent¨ªmetros c¨²bicos, menos de la mitad que un heidelbergensis. De hecho, antes de datar los restos con precisi¨®n, sus caracter¨ªsticas anat¨®micas hicieron pensar que vivieron hace dos millones de a?os. La dataci¨®n revel¨® que pese a algunas caracter¨ªsticas supuestamente primitivas, existieron hace menos de 300.000 a?os, mucho despu¨¦s de la muerte de los humanos encontrados en la Sima de los Huesos.
En la Sima de los Huesos se encontraron los restos de 28 individuos de distintas edades muertos hace 400.000 a?os
Para llegar hasta la c¨¢mara donde se hallaron los huesos era necesario recorrer 80 metros de cueva, trepar por una pared y descender por una angosta grieta. Un trayecto en tinieblas que parece el ¨²nico por el que los huesos de aquellos ancianos, adultos y ni?os llegaron hasta all¨ª. Adem¨¢s, ninguno tiene signos de haber sido devorado por alg¨²n animal, como s¨ª sucede en el yacimiento burgal¨¦s.
La ausencia de otras muestras de comportamiento simb¨®lico, como pinturas o figuras talladas, que se puedan asociar sin duda a estas dos especies, cuestiona que se trate de un enterramiento voluntario de individuos preocupados por el destino de los muertos. Adem¨¢s, esta misma semana se ha publicado un art¨ªculo en la revista PNAS que plantea incluso que la inopinada acumulaci¨®n de f¨®siles humanos puede ser casual.
Un equipo internacional de cient¨ªficos, liderado por Charles Egeland, de la Universidad de Carolina del Norte en Greensboro, emple¨® un sistema de inteligencia artificial para comparar la acumulaci¨®n de restos humanos de Atapuerca y Rising Star con otros yacimientos en los que sin duda hubo enterramientos humanos y otras acumulaciones de huesos de animales que fueron casuales. Despu¨¦s, ¡°empleando algoritmos de aprendizaje como los que emplea Amazon para predecir el comportamiento de los clientes o los que utilizan los coches aut¨®nomos, pedimos que nos interpreten qu¨¦ es la Sima de los Huesos y qu¨¦ es el yacimiento de los naledi¡±, explica Manuel Dom¨ªnguez-Rodrigo, investigador de la Universidad Complutense de Madrid y coautor del estudio.
Frans de Waal considera que, si los chimpanc¨¦s permaneciesen mucho tiempo en el mismo sitio, tambi¨¦n ocultar¨ªan los cad¨¢veres
Los resultados de estas simulaciones inform¨¢ticas indican que las acumulaciones de f¨®siles del yacimiento espa?ol y el sudafricano son similares a las de restos humanos que hab¨ªan sido consumidos como carro?a o de babuinos que murieron de forma natural y cuyos restos acabaron despu¨¦s en una cueva. Los autores del trabajo aclaran que sus resultados no refutan el origen humano de las acumulaciones de los heidelbergensis y los naledi, pero plantean que pueden ser el resultado de una acumulaci¨®n casual o influida en parte por animales que devorasen los cuerpos de los fallecidos.
¡°Lo que el estudio s¨ª ha puesto de relieve sin ambig¨¹edad es que la interpretaci¨®n actual del equipo de Atapuerca de que la Sima es una acumulaci¨®n antr¨®pica con m¨ªnimo impacto de carn¨ªvoros hay que recharzarla. El estudio muestra que o bien es natural o si es antr¨®pica ha sufrido una alteraci¨®n de carn¨ªvoros considerable lo cual obliga a plantear qu¨¦ carn¨ªvoro ha sido ya que los osos normalmente casi no modifican los huesos¡±, concluye Dom¨ªnguez Rodrigo que considera que ¡°la evidencia no permite asegurar que ninguna de las dos acumulaciones haya sido realizada por hom¨ªnidos¡± y har¨¢n falta estudios m¨¢s exhaustivos para confirmar que cualquiera de esas especies ten¨ªa una conciencia de la mortalidad similar a la nuestra.
Jos¨¦ Mar¨ªa Berm¨²dez de Castro, codirector de los yacimientos de Atapuerca, considera que el hecho de que fuesen los propios heidelbergensis los que depositasen en la sima los cad¨¢veres est¨¢ fuera de duda. ¡°Otra cosa es que se discuta si lo hicieron con una intenci¨®n ritual, como hicieron los neandertales o hacemos nosotros¡±, a?ade. ¡°A m¨ª no me extra?ar¨ªa en absoluto que lo hiciesen, porque son casi neandertales¡±, contin¨²a. Por otra parte, Berm¨²dez de Castro lamenta que los autores hayan escrito su art¨ªculo sin visitar Atapuerca. ¡°Para escribir un art¨ªculo cient¨ªfico hay que visitar los yacimientos. Estos autores no conocen el yacimiento y eso es bochornoso¡±, afirma.
A falta de nuevos hallazgos que relacionen a estas especies que vivieron hace m¨¢s de 300.000 a?os con comportamientos simb¨®licos, aunque se pueda afirmar con cierta confianza que fueron humanos los que arrojaron a sus cong¨¦neres a aquellos pozos, seguir¨¢ siendo dif¨ªcil asegurar que lo hac¨ªan como parte de un ritual para facilitar su paso al otro mundo o aliviar a los que quedaban en este. Como recordaba Frans de Waal en un art¨ªculo sobre el tema, si animales como los chimpanc¨¦s se asentasen durante mucho tiempo en el mismo lugar, pronto se dar¨ªan cuenta de que los cad¨¢veres atraen a depredadores peligrosos. ¡°No exceder¨ªa en absoluto la capacidad mental del simio resolver el problema cubriendo los cad¨¢veres malolientes o quit¨¢ndolos de en medio¡±, escrib¨ªa. Pero m¨¢s all¨¢ de eso, por ahora solo podemos asegurar que hay dos especies conscientes de que todos vamos a morir.
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