Carolina de M¨®naco: ¡°Hasta los 14 a?os no nos sentamos a la mesa con nuestros padres¡±
Los hermanos Grimaldi confiesan an¨¦cdotas de su infancia y la distancia con sus padres en un libro publicado por el 60? cumplea?os del pr¨ªncipe Alberto
No es habitual que la familia real de M¨®naco hable de su vida personal. Pero con ocasi¨®n del 60 cumplea?os del pr¨ªncipe Alberto el pasado 14 de marzo, los hermanos Grimaldi han hecho algunas confesiones sobre su infancia y su vida familiar. Carolina ha revelado que hasta que no cumplieron 14 a?os, no se sentaron a la mesa para comer junto a sus padres. En cambio, generaron una relaci¨®n estrecha con su institutriz Maureen Wood, con quien pasaban la mayor parte del tiempo. ¡°Fue la figura clave de nuestra vida. Cuando ¨¦ramos peque?os, probablemente est¨¢bamos m¨¢s cerca de nuestra ni?era que de nuestros padres¡±, cuenta la princesa. Alberto, Carolina, Estefan¨ªa y su cuidadora descubren an¨¦cdotas, experiencias y recuerdos de una infancia at¨ªpica en una conversaci¨®n con los periodistas Isabelle Riv¨¨re, especializada en casas reales y Peter Mikelbank, corresponsal de la revista People que se recoge en el libro Albert II de Monaco, l'homme et le prince (Alberto de M¨®naco, el hombre y el pr¨ªncipe).
Desde peque?os sus padres les ense?aron a manejar la presi¨®n medi¨¢tica. Posaban a menudo ante la prensa, en fiestas de navidad, vacaciones y ceremonias oficiales para evitar a los paparazzi y las fotos robadas. ¡°Ten¨ªamos que estar siempre listos, seguir las ¨®rdenes. ?ramos demasiado j¨®venes. A los 12 a?os yo estaba exasperada, no quer¨ªa tener nada que ver con todo eso¡±, confiesa Carolina en el libro. Lejos de los focos, era con su ni?era con quien hac¨ªan las cosas propias de cualquier ni?o: juegos, bailes y fiestas de disfraces, aunque adaptados a su vida particular. Un d¨ªa, en 1964, el entonces pr¨ªncipe Rainiero de M¨®naco y su esposa la princesa Grace Kelly estaban fuera del Principado, como era habitual. Hab¨ªan acudido a la boda de los reyes Constantino y Ana Mar¨ªa de Grecia. ¡°Decid¨ª que tambi¨¦n nosotros tendr¨ªamos nuestra cena de gala en palacio. El cocinero prepar¨® un men¨² especial, Carolina se puso un vestido de su madre y Alberto se visti¨® de uniforme, pusimos m¨²sica y bailamos¡±, relata Wood.
Seg¨²n se cuenta en el libro, la cercan¨ªa entre los peque?os y su ni?era era tal, que apenas extra?aban a sus padres durante sus m¨²ltiples viajes fuera del Principado durante el a?o. Pero s¨ª sent¨ªan la falta de su cuidadora en verano, en sus d¨ªas de descanso. Carolina describe que cuando se iba, ella y su hermano gritaban ¡°?no te vayas, no te vayas!¡± y explica que estaban tristes varios d¨ªas y que en muchas ocasiones, Grace Kelly tuvo que llamar a Wood para que volviera de sus vacaciones antes de lo previsto.
Confrontando los relatos de la infancia de los hermanos Grimaldi con la actualidad se aprecia c¨®mo han cambiado las relaciones en las familias reales y que es cada vez m¨¢s habitual que los ni?os pasen m¨¢s tiempo con sus padres monarcas. El pr¨ªncipe Alberto hablaba de sus mellizos de tres a?os y de su faceta de padre en una entrevista reciente con el Corriere della Sera. ¡°Todav¨ªa no les he explicado c¨®mo funciona la vida de palacio, la sala del trono y el resto, lo har¨¦ en los pr¨®ximos dos a?os, pero creo que ya han entendido que hay algo especial, aunque por ahora est¨¢n m¨¢s interesados en otras cosas¡±, contaba. Tambi¨¦n detallaba que en septiembre comenzar¨¢n a ir a la guarder¨ªa con otros ni?os y confesaba que intenta cambiar con ellos la t¨®nica de su propia infancia. ¡°Me esfuerzo por reservar tiempo para ellos, tardes libres de compromisos para estar con los peque?os y los intento ver tambi¨¦n por la ma?ana, con Charlene¡±.
En el libro destacan tambi¨¦n las declaraciones de la princesa Estefan¨ªa, que tiene una relaci¨®n especialmente estrecha con su hermano y que no est¨¢ tan involucrada en los asuntos p¨²blicos como sus parientes. Cuenta que el pr¨ªncipe la llama su ¡°esp¨ªa de la ciudad¡±. Sabe c¨®mo se comporta la gente en la calle en el Principado y aporta un punto de vista alejado de la vida palaciega y Alberto valora su opini¨®n y sus consejos. Tambi¨¦n confiesa que echa de menos la cercan¨ªa que ten¨ªa con su hermano cuando este no era el soberano. ¡°?l sigue igual, aunque mucho m¨¢s cansado¡±, relata y a?ade: ¡°Muchas veces me gustar¨ªa que me dijera: ¡®voy a cenar o a comer a tu casa hoy¡¯, como sol¨ªa hacer antes. A veces, no tiene tiempo ni para llamarme, por eso, s¨ª, le echo de menos¡±.
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