OPINI?N
Hungr¨ªa hunde (a¨²n m¨¢s) a Europa
Solo la capacidad de ponernos en el lugar del otro nos permitir¨¢ hacer que el cumplimiento de las leyes internacionales no sea una obligaci¨®n engorrosa, sino la oportunidad de no repetir los errores del pasado
- La aplastante victoria de Orb¨¢n este fin de semana en Hungr¨ªa es el en¨¦simo gancho en el h¨ªgado de la Europa abierta y cosmopolita. El miembro m¨¢s populista, xen¨®fobo e islam¨®fobo del Partido Popular Europeo no ha esperado ni cien d¨ªas ni uno para empezar a cumplir su programa: como informa El Pa¨ªs, las ONG que reciben fondos del extranjero (l¨¦ase la Open Society Foundations de George Soros) pueden prepararse para una lavativa legal del gobierno.
- Me pregunto si Hungr¨ªa y los h¨²ngaros merecen pertenecer a la UE, pero tal vez seamos nosotros los que nos hemos quedado solos. La marea populista de este domingo es la manifestaci¨®n imp¨²dica de otro "fantasma que recorre Europa", el de un nacionalismo aislacionista presente en muchos otros rincones del continente. Hay formas diferentes de mirarse al ombligo.
- Las grietas morales e institucionales del edificio europeo son anteriores a la Gran Recesi¨®n y a la crisis desatada tras la llegada de refugiados. Un ejemplo: como ha recordado hace poco ¨Cy con un lenguaje poco complaciente¨C la oficina europea del Migration Policy Institute (MPI), ¡°las deficiencias estructurales ¨Clegales y operativas¨C est¨¢n incrustadas en el ADN mismo del Sistema Com¨²n Europeo de Asilo y han minado desde hace tiempo la capacidad de Europa para gestionar los flujos de asilados de forma humana y eficaz¡±. (El informe completo est¨¢ disponible aqu¨ª).
- Entre todos los pecados europeos, el MPI destaca el infeliz acuerdo migratorio con Turqu¨ªa, un c¨®mplice de talante variable que ya ha recibido 1.850 millones de euros y que espera recibir otros 4.150 millones en los pr¨®ximos a?os. Para la autora del informe, el acuerdo de repatriaci¨®n y control migratorio con los turcos ha proporcionado a los gobiernos de la UE una falsa sensaci¨®n de control que esconde el caos de su gesti¨®n y consolida en los ciudadanos un recelo fundamental hacia el fen¨®meno migratorio. Las consecuencias se ir¨¢n pagando poco a poco, en c¨®modos plazos electorales, cada vez que un gobierno europeo quiera abrir la mano a la movilidad internacional de trabajadores o exigir a un pa¨ªs tercero las obligaciones legales que nosotros nos fumamos alegremente.
- La semana pasada tuve la suerte de participar en el pre-estreno del documental de Ai Weiwei Marea humana, organizado por la Fundaci¨®n porCausa. La mirada abrumadora, conmovida pero nada sensiblera, del artista sobre el fen¨®meno de los refugiados traslada al espectador un mensaje por encima de cualquier otro: ellos son nosotros. Cada ni?o, cada anciano, cada adulto abandonado a su suerte por Europa podr¨ªa ser nuestro hijo, nuestro padre, nuestra esposa. El documental est¨¢ empapado de una empat¨ªa imposible de encontrar en los discursos de los partidos y las pol¨ªticas de los gobiernos, que nunca aparecen en la pantalla pero siempre est¨¢n presentes. Solo nuestra capacidad de ponernos en el lugar del otro nos permitir¨¢ hacer que el cumplimiento de las leyes internacionales no sea una obligaci¨®n engorrosa, sino la oportunidad de no repetir los errores del pasado.
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