¡°Tenemos mucha informaci¨®n, y nos hace sentir impotentes¡±
La fil¨®sofa y docente Marina Garc¨¦s aspira a que la gente no solo sea consciente de lo que va mal sino que reflexione sobre c¨®mo podr¨ªa ir mejor
Faltaba un mes para hacer la preinscripci¨®n en la universidad cuando Marina Garc¨¦s (Barcelona, 1973) cambi¨® de repente de opini¨®n. Hab¨ªa optado por estudiar Periodismo, pero una intuici¨®n, un ¡°impulso extra?o¡±, acab¨® gui¨¢ndola a la Facultad de Filosof¨ªa. ¡°Me horrorizaba cualquier idea de especializaci¨®n y esta disciplina, que es b¨¢sicamente una actitud, me ha servido como un billete para transitar distintos mundos¡±, comenta.
Mundos como el activismo, la docencia y, por supuesto, la escritura. Ha recibido el Premi Ciutat de Barcelona 2017 de Ensayo y este mes publica su nuevo libro, Ciudad Princesa (Galaxia Gutenberg), un relato en primera persona en el que repasa vivencias pol¨ªticas de las ¨²ltimas dos d¨¦cadas ¨Cdesde el desalojo del Cine Princesa en Barcelona hasta el refer¨¦ndum del 1 de octubre¨C, y se pregunta qu¨¦ hemos aprendido de ellas.
¡°Llevaba mucho tiempo trabajando en analizar qu¨¦ est¨¢ pasando hoy para que todos nuestros saberes fracasen a la hora de darnos capacidades para transformar la realidad. Tenemos mucha informaci¨®n, y nos hace sentir impotentes. Tenemos mucha educaci¨®n, y nos hace sentir esclavos. Asistimos a lo que acontece en pol¨ªtica, econom¨ªa o medioambiente, pero se abre un abismo entre lo que sabemos y lo que podemos hacer¡±, reflexiona.
De ah¨ª surge el concepto de ¡°condici¨®n p¨®stuma¡±, recogido en el cuadernillo Nueva ilustraci¨®n radical (Anagrama), publicado el pasado octubre. Una categor¨ªa que nace de entender el porvenir como un horizonte apocal¨ªptico que nos obliga a afrontar el d¨ªa a d¨ªa como una especie de s¨¢lvese quien pueda. ¡°En otros tiempos, lo bueno estaba por llegar. Nos gui¨¢bamos por la idea de ir a mejor. Ahora hemos aceptado de alguna forma que ese futuro ha muerto. Y una parte de nosotros, como sociedad, ha muerto con ¨¦l. No es que el tiempo se haya detenido, es que es un tiempo que resta¡±, explica con voz pausada.
"En otros tiempos, lo bueno estaba por llegar. Nos gui¨¢bamos por la idea de ir a mejor.? Ahora hemos aceptado de alguna forma que ese futuro ha muerto. Y una parte de nosotros, como sociedad, ha muerto con ¨¦l"
Para romper con este planteamiento, sus ensayos se esfuerzan por hacer que, como individuos, abordemos nuestra relaci¨®n con la historia de otra forma. La buena noticia es que, para ¡°resituarnos como ciudadanos cr¨ªticos y dejar de ser meros espectadores del presente¡±, el primer paso es tan f¨¢cil ¨Co tan dif¨ªcil¨C como pararse a pensar. ¡°Todos tenemos la posibilidad de interrumpir el discurso y combatir ciertos conceptos que damos por sentados sin ni siquiera haberlos hecho nuestros¡±, ahonda. Si reflexion¨¢semos, nos dar¨ªamos cuenta entre otras cosas de que, ¡°en cada una de las acciones que desarrollamos a escala individual, desde trabajar hasta alimentarnos, pasando incluso por reproducirnos, estamos haciendo pol¨ªtica. Verlo nos da poder para transformar las cosas¡±.
Al contrario de la imagen que apunta al intelectual como una persona que observa la realidad desde una especie de burbuja de cristal, sin mancharse las manos, Garc¨¦s considera que el pensamiento es ¡°colectivo, pr¨¢ctico y experimental¡±. De hecho, ella es una de las impulsoras de Espai en Blanc, un colectivo cr¨ªtico que lleva desde 2002 haciendo de la participaci¨®n en movimientos sociales el punto de partida para teorizar sobre la realidad.
¡°La filosof¨ªa naci¨® en la calle y est¨¢ volviendo a la calle. En Espa?a, a pesar de haber perdido presencia en las aulas y haber sufrido el descr¨¦dito del mundo acad¨¦mico, en el aspecto social y cultural est¨¢ viviendo un momento de m¨¢xima atenci¨®n. Est¨¢n surgiendo propuestas muy creativas¡±, argumenta.
Quiz¨¢ se trate, como se?ala, de un mero reflejo del momento que atravesamos, en el que hay una ¡°necesidad de ir a lo esencial y adquirir nuevas herramientas¡±. Hablando de herramientas¡ Es madre de un ni?o y una ni?a, si solo pudiese ense?arles una cosa, ?cu¨¢l ser¨ªa? Marina se lo piensa. ¡°A perder el miedo. Creo que es lo m¨¢s importante que les puedo transmitir. Es un sentimiento muy extendido en la sociedad, precisamente por esa aparente falta de futuro. Pero hay que saber que, aunque no se puede no tener miedo, se puede vivir sin estar dominado por ¨¦l¡±.
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