La era de Acuario
El Aquarius, un viejo buque guardacostas alem¨¢n reconvertido, recorre incesante las aguas del Mediterr¨¢neo salvando vidas
Cuando el Open Arms fue paralizado por la Fiscal¨ªa, el Aquarius se qued¨® solo. Por unas semanas, fue el ¨²nico barco fletado por una oeneg¨¦, con el objeto de hacer b¨²squeda y rescate, que vigilaba el oleaje del Mediterr¨¢neo entre las aguas de Libia e Italia. Al poco, los buques germanos Sea-Eye y Seefuchs volvieron a navegar las aguas entre Malta y Libia.
Si la noticia fuera que ya no hay personas migrantes que se echan a la mar en unas barcas de juguete, en ese caso la soledad del Aquarius ser¨ªa agradable, se parecer¨ªa a ese momento del final de la tarde en el que hay una ¨²ltima persona que se queda en la oficina apagando las luces antes de irse a casa.
Pero la realidad no se parece en nada a esa imagen fugaz que ha pasado por nuestras cabezas en el p¨¢rrafo anterior. Lo que de verdad sucede en este mar del sur de Europa se parece m¨¢s bien a esto: 498 muertos en el Mediterr¨¢neo en los tres meses que llevamos de 2018. 217 se ahogaron, otros 207 se ahogaron ¡°probablemente¡±, tres murieron de hipotermia, uno muri¨® por enfermedad y de los 69 restantes no se sabe nada m¨¢s. Y eso es solo lo que le consta a la OIM, las cifras reales deben ser m¨¢s altas.
Desde que el barco de Proactiva Open Arms fue retenido en el puerto el pasado 18 de marzo, la oeneg¨¦ SOS M¨¦diterran¨¦e siente sobre su espalda, si se me permite la personificaci¨®n, el peso de la responsabilidad de ser casi los ¨²nicos navegando en el Mediterr¨¢neo Central. Su buque Aquarius est¨¢ operado junto a una tripulaci¨®n de M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF) quienes, aunque retiraron su propio barco, Prudence, al no querer firmar el c¨®digo de conducta impuesto por Italia, siguen salvando vidas gracias a su trabajo en este otro barco.
La nave es enorme. Tiene tres tripulaciones¨C la t¨¦cnica, la m¨¦dica y la de rescate¨C y puede acoger hasta 500 personas rescatadas.
De todos sus camarotes, hay uno muy especial en la panza del Aquarius al que su tripulaci¨®n llama 'the shelter', el refugio. Es quiz¨¢ el m¨¢s agradable del barco. Tiene dos pares de portas, ventanitas que, estando juntas, efectivamente parecen un par de ojos de buey por las que entra mucha luz y frescor, si est¨¢n abiertas y el tiempo en calma. Y, alrededor de ellas, muchos dibujos infantiles en t¨¦cnica plastidecor que no pueden reflejar otra cosa que el propio Aquarius, como no. Protagonista, h¨¦roe, refugio del relato infantil.
Los hombres tienen prohibido entrar a esa habitaci¨®n, es solo para mujeres y menores no acompa?ados. All¨ª, los psic¨®logos del barco est¨¢n dispuestos a escuchar, pero no es muy com¨²n que las mujeres quieran hablar. Del centenar de misiones de rescate que pudo realizar el barco el a?o pasado, los m¨¦dicos de abordo reportaron 130 casos de abuso sexual, entre ellos, 17 correspond¨ªan a menores. La mayor¨ªa ven¨ªan de Nigeria y, aunque muchos de ellos se hab¨ªan producido antes de salir del pa¨ªs, estos eran los menos en relaci¨®n a los que se hab¨ªan producido en el viaje, pero sobre todo a su paso por Libia.
De toda la tripulaci¨®n del Aquarius, la persona con la que m¨¢s confianza entablan las mujeres que pasan por el refugio es con la matrona. Esto explicaba una de ellas, en unas declaraciones recogidas por MSF: ¡°una de las mujeres explic¨® que hab¨ªa sido violada varias veces con el ca?¨®n de un rifle Kalashnikov. (...) He o¨ªdo historias como esta muchas veces pero a¨²n as¨ª no me acostumbro. Algunas mujeres han sufrido tantos abusos que ya no pueden diferenciar entre relaciones sexuales consentidas y violaciones¡±.
Las viejas paredes de lata del Aquarius han visto nacer a cinco beb¨¦s: Alex, Newman, Favour, Mercy y Christ. Alex Destin¨¦, el primero de todos, es hijo de los cameruneses Bernadette y David. Sus padres le llamaron as¨ª por Alex Moroz, el capit¨¢n del barco en mayo de 2016. Poco despu¨¦s del parto y como manda la ley del mar, el capit¨¢n Moroz entreg¨® a los padres el certificado de nacimiento del ni?o. Como en un primer momento no qued¨® claro si Bernadette hab¨ªa dado el ¨²ltimo empuj¨®n en aguas italianas o internacionales, tampoco se sab¨ªa si Alex era italiano o brit¨¢nico, ya que el Aquarius porta bandera de Gibraltar y un beb¨¦ nacido en aguas internacionales puede reclamar la nacionalidad del pa¨ªs que abandera el barco. Son cosas divertidas que a veces pasan en la era de acuario.
Destin¨¦ Alex Fayam dans les bras de sa maman. ? gauche, un papa fier. Tout va bien.Merci @MSF_Sea #TogetherforRescue pic.twitter.com/DdYd6bn9wQ
— SOS MEDITERRANEE France (@SOSMedFrance) May 25, 2016
Hace poco vi al Aquarius atracado en el puerto de Catania, en Sicilia. Un barco anclado a tierra se parece mucho a un hombre silencioso sentado en una silla. Al acercarme a su proa por babor, disimulado por la pintura naranja que recubre el casco, pude leer el relieve de otras letras diferentes a las que forman su nombre: Meerkatze. Es el viejo identificador de la antigua vida del buque como guardacostero alem¨¢n, k¨¹stenwache, como llevaba escrito, junto a los colores negro, rojo y amarillo. Un pasado que se deja atr¨¢s, que se quiere olvidar.
Open Arms, uno de los barcos de Proactiva Open Arms, es ahora otro de esos hombres silenciosos sentados en sillas. Contra su voluntad, est¨¢ amarrado en el siciliano puerto de Pozzalo. El fiscal de Catania les acusa de favorecer la inmigraci¨®n ilegal al deso¨ªr la petici¨®n de la guarda costera libia para que se les fueran entregados los 218 migrantes que acababan de salvar de un mar que engulle personas como tiburones la morralla. Dijo el capit¨¢n del barco espa?ol que estaban en aguas internacionales y, por lo tanto, completaron la operaci¨®n de rescate y desembarcaron a los pasajeros en Sicilia. Para Italia, la tripulaci¨®n del barco acababa de incumplir el famoso c¨®digo de conducta. Los activistas admiten: ¡°si salvar vidas es un crimen, somos criminales¡±.
Esto mismo le puede pasar al Aquarius ma?ana. Atracar en Catania o en cualquier otro puerto y no volver a salir m¨¢s. Ser un hombre solo, como muerto, sentado en una silla mirando al suelo. Volver a ser Meerkatze.
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