Reconducci¨®n
Es innegable el deterioro de la convivencia en la sociedad catalana y que el sistema institucional ha sido gravemente da?ado. Por ello, es necesario el retorno a un escenario de convivencia entre diferentes y de encaje territorial
El balance de da?os del denominado proc¨¦s no puede ser m¨¢s desalentador. Seguramente, no hay precedentes en la historia de nuestra democracia de un proceso pol¨ªtico que haya terminado a tanta distancia de los objetivos que dec¨ªa pretender y cuyo balance de da?os haya sido tan catastr¨®fico para todos, incluyendo a sus principales impulsores.
No est¨¢ claro si los partidos que iniciaron este camino hacia una supuesta independencia buscaban que Catalu?a saliera de Espa?a o m¨¢s bien buscaban que fuera Espa?a la que saliera de Catalu?a, pero es indiscutible que, una de las primeras consecuencias, ha sido la implosi¨®n del propio sistema de partidos. Formaciones que durante d¨¦cadas vertebraron el funcionamiento pol¨ªtico de Catalu?a han sido devoradas por este viaje a ninguna parte.
Por otro lado, es innegable el deterioro convivencial en el interior de la sociedad catalana. Una sociedad que siempre fue un espejo de convivencia entre diferentes sentimientos identitarios y que ha terminado partida en dos, convertida en un espejo roto.
Es, as¨ª mismo, dif¨ªcilmente cuestionable que el sistema institucional ha sido permanentemente despreciado y gravemente da?ado. Leyes como por ejemplo la de transitoriedad, aprobada por mayor¨ªa ajustada, muy lejos de la que se requiere en cualquier democracia para modificar los marcos de convivencia ¡ªen nuestro caso, los Estatutos de Autonom¨ªa¡ª se han utilizado como un intento de instauraci¨®n de voluntades de parte al conjunto de la sociedad. Ha sido enorme el deterioro de la hist¨®ricamente ejemplar institucionalidad catalana. Un da?o con resonancias europeas donde su imagen ha quedado seriamente tocada.
Adem¨¢s, el proc¨¦s ha significado el fin de muchos liderazgos pol¨ªticos, algunos inmersos en procesos penales por supuestamente haber cometido graves delitos y otros huidos de la justicia.
No se puede pretender la constante judicializaci¨®n de problemas de naturaleza pol¨ªtica
Finalmente, el desgobierno; meses y meses sin nadie atento a los asuntos en los que se decide la vida cotidiana de los ciudadanos y las ciudadanas; empleo, econom¨ªa, educaci¨®n, sanidad, pol¨ªticas sociales...
Ese es el balance de da?os. Llegados a este punto, con muchos puentes rotos, es necesaria la reconducci¨®n de esta situaci¨®n antes de que el da?o sea irreparable. En consecuencia, convendr¨ªa que los principales actores pol¨ªticos aceptaran que es una prioridad para el conjunto de Espa?a la vuelta de la sociedad catalana a un escenario de convivencia entre diferentes y de encaje territorial.
Pero para todo ello, es necesaria en primer lugar la aceptaci¨®n de la legalidad por parte de los partidos independentistas y el respeto al marco estatutario y constitucional aprobado por la sociedad catalana. El que est¨¢ actualmente en vigor. Sin este primer paso, nada es posible.
En segundo lugar, es urgente la recuperaci¨®n de un funcionamiento normalizado de las instituciones del autogobierno catal¨¢n sobre una din¨¢mica Gobierno-oposici¨®n, con un Gobierno que gobierne y con un Parlamento que lo controle y que legisle.
En tercer lugar, deben generarse las condiciones que hagan posible el giro por parte de las direcciones de los principales partidos independentistas hacia posiciones de defensa de su proyecto dentro de la legalidad, del respeto a los procedimientos institucionales y a quienes interpretan Catalu?a de manera distinta a ellos. Esa generaci¨®n de condiciones es una cuesti¨®n pol¨ªtica. No es judicial. De la misma manera que no es aceptable la constante politizaci¨®n de las decisiones judiciales ¡ªtodas ellas respetables, incluidas las que menos puedan gustar a algunos¡ª no se puede pretender la constante judicializaci¨®n de problemas de naturaleza pol¨ªtica. Problemas que demandan de voluntades, de creaci¨®n de climas, de generaci¨®n de sinergias y de propuestas pol¨ªticas. Es por cierto posible que, alguno de esos pasos para la generaci¨®n de condiciones en Catalu?a, pase por Euskadi, que est¨¦ esperando en Euskadi. En ese sentido, ser¨ªa muy oportuno que el Gobierno de Espa?a supiera verlo y que decidiera tenerlo en cuenta.
Se hace necesaria una reforma constitucional que defina un marco para las pr¨®ximas d¨¦cadas
Finalmente, es necesario el convencimiento y la voluntad por parte de todas las fuerzas pol¨ªticas para afrontar de forma decidida las reformas que garanticen la convivencia en los pr¨®ximos 30 a?os. Reformas que tienen que ver con la mejora de la financiaci¨®n auton¨®mica del marco general de nuestro modelo auton¨®mico, con blindajes competenciales en materias ling¨¹¨ªsticas y culturales de las comunidades biling¨¹es que as¨ª lo soliciten y con las reformas de las instituciones de representaci¨®n de las partes que componen el Estado. Para que puedan canalizar su voz, plantear la reivindicaci¨®n de sus demandas e intereses, colegislar conjuntamente en aquellos asuntos que son de su competencia e incorporarse de manera ordenada e institucionalizada a la deliberaci¨®n pol¨ªtica y legislativa en Espa?a. Y es ah¨ª donde se hace necesaria una reforma constitucional que defina un nuevo marco de cara a las pr¨®ximas d¨¦cadas.
Desde la perspectiva de esto ¨²ltimo; ser¨ªa enormemente oportuno que no vuelva a vincularse una propuesta de la importancia de una reforma constitucional a la aplicaci¨®n extraordinaria del art¨ªculo 155. Porque es tanto como declarar que nace muerta. La frustraci¨®n colectiva que supone estar asistiendo a la imposibilidad pr¨¢ctica de dicha reforma es da?ar gravemente la enorme expectativa depositada en la mejor salida de emergencia ¡ªcasi la ¨²nica¡ª que tenemos ante este incendio. La v¨ªa de reforma debe partir de un escenario de inclusi¨®n, con consensos previos al inicio oficial de los trabajos, con empuje social suficiente, con objetivos claros y con ausencia de vetos en la ordenaci¨®n de los procesos de escucha y los debates. Es uno de los desaf¨ªos m¨¢s serios, complejos y trascendentes que, seguramente, tiene por delante nuestro pa¨ªs. Convendr¨ªa que, en el futuro, fuera tomada en serio por parte de algunos de los actores pol¨ªticos del panorama espa?ol.
Con todo, un futuro compartido solo es posible si nace de un pacto entre catalanes y entre catalanes y el resto de espa?oles. Un pacto que sea refrendado y respetado por todos.
Lo cierto es que, si Euskadi supo cerrar una etapa de ruptura interna para dar paso a un ciclo de vertebraci¨®n transversal de la sociedad vasca, fue por la voluntad pol¨ªtica expresada e implementada por actores de intereses e ideolog¨ªas diferentes. Y si aquella Euskadi de sangre supo hacerlo, nada indica que en Catalu?a tenga que ser m¨¢s dif¨ªcil.
Act¨²en, por favor. Y h¨¢ganlo decididamente, h¨¢ganlo antes de que varias generaciones recorran el resto de sus vidas sin ver cerrada la enorme herida que esta grave crisis ha abierto entre nosotros.
Eduardo Madina es director de KREAB Research Unit, unidad de an¨¢lisis y estudios de KREAB en su divisi¨®n en Espa?a.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Opini¨®n
- Declaraci¨®n Unilateral Independencia
- Ley Refer¨¦ndum Catalu?a
- Refer¨¦ndum 1 de Octubre
- Legislaci¨®n auton¨®mica
- Autodeterminaci¨®n
- Refer¨¦ndum
- Generalitat Catalu?a
- Catalu?a
- Gobierno auton¨®mico
- Conflictos pol¨ªticos
- Pol¨ªtica auton¨®mica
- Comunidades aut¨®nomas
- Elecciones
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Legislaci¨®n
- Espa?a
- Pol¨ªtica
- Administraci¨®n p¨²blica
- Justicia
- Proc¨¦s Independentista Catal¨¢n
- Independentismo