¡°Los ni?os migrantes han mamado la lucha en su casa¡±
Pep Masabeu, presidente de una fundaci¨®n por la inclusi¨®n a trav¨¦s del deporte, describe dos d¨¦cadas de convivencia con menores de 30 nacionalidades en el barrio barcelon¨¦s del Raval
Glenn, Rynat, Dani y Bryan. Cada uno de su padre y de su madre, como se dice popularmente. En este caso, no existe una manera m¨¢s adecuada de referirse a ellos. Son chicos, adultos ya, que han crecido en el barrio m¨¢s t¨ªpico, trabajador y diverso de Barcelona. A un paso de las ramblas y sus elegantes fachadas, las calles de El Raval han visto c¨®mo durante las ¨²ltimas dos d¨¦cadas llegaban cada vez m¨¢s mayores y menores de rasgos, colores y lenguas distintas. Algunos de estos chavales se vieron perdidos durante su infancia y adolescencia porque no entend¨ªan esa nueva cultura, ese nuevo pa¨ªs. O tambi¨¦n porque, pese a que hab¨ªan nacido all¨ª, la sociedad en la que estaban inmersos era muy diferente de la que sus familias proven¨ªan. O porque por tener rasgos distintos, se sent¨ªan discriminados.
En un contexto as¨ª se gest¨® Braval, en 1998, con la mirada de tres hombres puesta en el deporte. Jordi Aguil¨®, Toni Bigorra y Climent Cort¨¦s pensaron que hac¨ªa falta ofrecer a los chavales algo m¨¢s que tiempo muerto en las calles del barrio; su proyecto ser¨ªa el pegamento que unir¨ªa a menores de edades y nacionalidades distintas que, en principio, nada ten¨ªan que ver entre ellos. Hacer equipo para sentir que se pertenece a algo y que los que juegan a tu lado no son un pakistan¨ª, un negro o un chino, sino compa?eros, amigos. As¨ª surgieron dos equipos?multi¨¦tnicos de f¨²tbol que primero jugaron en la calle y luego en la escuela deportiva Brafa de Nou Barris. De Brafa y Raval surgir¨ªa el nombre de la asociaci¨®n: Braval. Promover la cohesi¨®n frente a la marginaci¨®n, prevenir la exclusi¨®n social y facilitar la incorporaci¨®n de los migrantes a la sociedad fueron sus premisas.
As¨ª comenz¨® hace 20 a?os un reducido equipo de voluntarios en torno a la iglesia de Montalegre, porque Braval es una iniciativa cristiana y no lo ocultan, aunque acogen a personas de cualquier religi¨®n o de ninguna. En ese 1998, el 1% de la poblaci¨®n en Espa?a era migrante, y en el Raval esta cifra aumentaba hasta el 10%. En 2018, en Espa?a es ya del 10% y en el peque?o barrio barcelon¨¦s ha alcanzado el 49%, pr¨¢cticamente la mitad de los vecinos. Hablamos de un vecindario que ocupa apenas un kil¨®metro cuadrado y acoge a 49.000 almas, cuando la media de Barcelona es de 15.000 por kil¨®metro cuadrado. Las actividades y el impacto de Braval han crecido de manera pareja. Hoy, la asociaci¨®n se ocupa de 250 ni?os a los que entrenan en f¨²tbol y baloncesto (dos de ellos femeninos) y a los que ayudan en su educaci¨®n con clases de refuerzo. Participan 350 voluntarios y varios de ellos fueron acogidos por esta casa cuando lo necesitaron.
A mediados de abril, el actual presidente, Josep Masabeu, y uno de los j¨®venes que entr¨® en la asociaci¨®n cuando era peque?o, el espa?ol de padres filipinos Glenn Caliba, visitaron Madrid para presentar ante los medios de comunicaci¨®n un librito, titulado 20 a?os de superaci¨®n en el Raval, que cuenta en distintos relatos c¨®mo ha sido la evoluci¨®n del barrio, del trabajo de Braval y de los chicos que en su d¨ªa acogieron. Josep ¡ªo Pep, como le gusta ser llamado¡ª incide en la importancia de que los ni?os que viven en condiciones m¨¢s precarias dispongan de espacios adecuados para estudiar y esparcirse en un momento en que la subida del precio del alquiler, como ocurre en otras ciudades, complica a¨²n m¨¢s la supervivencia. "Las familias no se van, se recolocan varias en el mismo piso, compartiendo habitaciones... ?Y qui¨¦n estudia en un espacio de 30 metros cuadrados donde viven 10 personas?", inquiere. "En cambio, si les ofreces un local y un refuerzo escolar, van sacando los cursos, que es lo que buscamos: el ¨¦xito acad¨¦mico".
Glenn Caliba, hoy ingeniero de 31 a?os, se convirti¨® en el primer titulado universitario que ha pasado por Braval. ?l se ha mudado a Premi¨¢ Del Mar, a 20 kil¨®metros del centro de Barcelona, precisamente por la imposibilidad de pagar un alquiler en la ciudad. Pero sigue siendo voluntario en las labores de refuerzo escolar. Caliba lleg¨® a la organizaci¨®n de ni?o gracias al consejo de un compa?ero de clase. Dos d¨¦cadas despu¨¦s, la f¨®rmula es la misma. "Un amigo trae a un amigo, funciona muy bien el boca a boca", comenta. As¨ª llegan tambi¨¦n los llamados MENA, o Menores Extranjeros No Acompa?ados. Son adolescentes varones, generalmente de Marruecos, que cruzan solos la frontera por Melilla o Ceuta, o a trav¨¦s del Estrecho. Catalu?a ha registrado en el ¨²ltimo a?o la llegada de 1.116 en 2017, un 63% m¨¢s que en el a?o anterior.
Sobre ellos, Masabeu apunta a que no reciben ning¨²n trato especial; como el resto, se incorporan a un equipo donde est¨¢n mezclados con otras nacionalidades y van al centro a hacer los deberes, pues la condici¨®n indispensable para jugar partidos es sacar buenas notas. "A veces nos preguntan si ellos son m¨¢s dif¨ªciles de llevar que otros, y no, mira: son adolescentes, y los adolescentes est¨¢n todos locos; pero no porque sean inmigrantes sino por la edad, ya se sabe...", bromea. "Vibran igual con un cantante o un jugador del Bar?a tanto si son marroqu¨ªes como congoleses o pakistan¨ªes".
Masabeu ha dedicado gran parte de su vida a los adolescentes del Raval y se conoce los puntos d¨¦biles y los fuertes de todos. Por eso no duda al escoger las palabras cuando describe la principal diferencia que ha observado en estos a?os. Dice que por un lado ve que los chavales espa?oles del barrio del Raval de toda la vida son m¨¢s "depresivos" ("pon esto entre muchas comillas", pide) porque es derrotismo lo que han visto desde cr¨ªos. "Mis abuelos eran pobres, mis padres son pobres y yo no saldr¨¦ adelante", describe. De los chavales migrantes opina, sin embargo, que han "mamado la lucha" en su casa. "Mi madre nos trajo aqu¨ª ella sola, mi padre esta noche vigila un parqu¨ªn por 20 euros y ma?ana ya veremos... Yo tambi¨¦n saldr¨¦ adelante", ejemplifica. Para Masabeu, los que han hecho la "machada" para escapar de su pa¨ªs tienen una fuerza voluntad que ya querr¨ªa ¨¦l, asegura, para todos los barceloneses.
Son adolescentes, y los adolescentes est¨¢n todos locos pero no porque sean inmigrantes sino por la edad
Josep Masabeu
Los estereotipos de siempre
Caliba y Masabeu tambi¨¦n se encuentran la estigmatizaci¨®n y los estereotipos en el d¨ªa a d¨ªa. Caliba, como hijo de filipinos, es de ojos rasgados y piel oscura. Cuenta que a veces, cuando entra en el metro, ve que alguna mujer agarra el bolso m¨¢s fuerte cuando repara en su presencia. "Lo m¨¢s fuerte que me ha pasado es que un d¨ªa que estaba en el Conservatorio de m¨²sica con una amiga tambi¨¦n filipina (porque ¨¦l toca el piano, el ¨®rgano y el viol¨ªn), una se?ora pas¨® por delante y solt¨®: 'Hasta aqu¨ª dejan estudiar a los negros".
Masabeu lo ve en los medios de comunicaci¨®n, por ejemplo. "Lo que sacan son casos verdaderos, quiz¨¢, pero muy puntuales", critica. Y se refiere a los actos de islamofobia, cuatro contados dice, que hubo en el Raval tras los atentados de Las Ramblas del Daesh en agosto de 2017. "Tres casos con tres personas de 49.000 que hay en el barrio no son importantes, pero si solo cuentas esos, ?qu¨¦ es lo que se te queda? inquiere. Y con los Mena, "tres cuartas de lo mismo", dice.? Sobre una informaci¨®n publicada recientemente en televisi¨®n sobre c¨®mo unos vecinos se quejaban porque los chicos de un piso tutelado molestaban, Masabeu lo tiene claro: "Es solo un caso, y a veces los vecinos se quejan tambi¨¦n porque son personas mayores que se van a dormir a las ocho de la noche. Pues claro, los chavales a esas horas a¨²n est¨¢n de marcha. Es verdad que ocurre, pero se maximiza o se pone fuera de contexto".
Ante los estereotipos, resultados. Como las seis veces que han ganado el premio a la deportividad Cuenta hasta tres, que concede anualmente el Ayuntamiento de Barcelona. "Durante todo el a?o, los ¨¢rbitros toman nota del comportamiento de entrenadores, chavales, padres... Que lo hayan dado seis veces a un equipo considerado de alt¨ªsimo riesgo, para m¨ª es lo mejor", presume Masabeu. ?Alt¨ªsimo riesgo? "S¨ª, es como funcionan los prejuicios", responde Caliba. "Como son de otros pa¨ªses, ser¨¢n m¨¢s peligrosos".
Consolidar la personalidad
"La clave es consolidar su personalidad y darles recursos para que salgan adelante ellos solos, aqu¨ª o en Singapur o en Nueva Delhi", asevera Masabeu de unos chavales a los que les han tocado tiempos m¨¢s dif¨ªciles que a sus antecesores debido a la crisis econ¨®mica, el paro y la precarizaci¨®n del empleo. "Antes les pod¨ªamos decir que si estudiaban tendr¨ªan trabajo aqu¨ª, ahora es: si haces todo bien y si tienes suerte, tendr¨¢s trabajo".
En Braval, no obstante, resuelven esta incertidumbre con el ejemplo de los voluntarios que antes participaron en los programas y salieron adelante. Se refieren a Rynat, a Dani, a Washington, al Chino Felipe, al propio Caliba... "No les estamos poniendo ejemplos imposibles sino algo palpable, y eso les da seguridad", asegura el voluntario. "Y como tienen capacidad de lucha, todo es ponerse. Ellos lo ven y dicen: 'si t¨² has podido, yo tambi¨¦n".
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