De Alc¨¤sser a La Manada: ellos violan, matan, o ambas, y ellas tienen la culpa
La investigadora Nerea Barjola analiza en 'Microf¨ªsica sexista del poder' el triple crimen de los noventa desde una perspectiva feminista
Nerea Barjola (Santurtzi, 1980) lo tiene claro, el triple crimen de Alc¨¤sser fue un escarmiento para todas las mujeres de una generaci¨®n. El relato del suceso a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n supuso un ataque contra la libertad personal y sexual de las mujeres. La doctora en G¨¦nero por la Universidad del Pa¨ªs Vasco desmenuza esta idea en su libro Microf¨ªsica sexistal del poder. El caso Alc¨¤sser y la construcci¨®n del terror sexual (Virus, 2018).
Las v¨ªctimas, Miriam, To?i y Desir¨¦ salieron para ir de fiesta, hicieron autostop. Una cuarta amiga, Esther, esa noche estaba enferma y se qued¨® en casa. ¡°Es el s¨ªmbolo de la generaci¨®n de mujeres j¨®venes que salv¨® la vida y que, para vivir, tienen que aprender la lecci¨®n. Que su imagen apareciera en televisi¨®n junto a la de sus amigas representa, como ninguna otra, la fuerza de la disciplina del terror sexual y el adoctrinamiento¡±, reflexiona Barjola.
Los programas de televisi¨®n ?Qui¨¦n sabe d¨®nde?, de Paco Lobat¨®n, y De t¨² a t¨², de Nieve Herrero, dieron una intensa cobertura al crimen y llegaron a los hogares de millones de personas. La explotaci¨®n del sufrimiento de los familiares en plat¨®, que se revest¨ªa de objetividad con la presencia de m¨¦dicos seg¨²n la investigadora, transform¨® un caso de violencia sexual en una teleserie. El espect¨¢culo y el morbo permitieron categorizar el crimen como un ¡°suceso¡± y despojarlo de la necesaria reflexi¨®n social. ¡°La verdad sobre Alc¨¤sser no se encuentra en descubrir c¨®mo sucedi¨® o d¨®nde se cometi¨® el crimen, sino en cuestionar por qu¨¦ puede suceder, por qu¨¦ y qui¨¦n puede cometerlo¡±, dice la autora.
- P. Han pasado 25 a?os del crimen de Alc¨¤sser, ?por qu¨¦ es importante un acercamiento desde el feminismo?
- R. Lo viv¨ª cuando era adolescente, fue terror¨ªfico. Me parec¨ªa muy importante contarlo de otra manera, con una base te¨®rica feminista importante. Quer¨ªa que hubiese un texto en el que fueran las mujeres las que hablaran de Alc¨¤sser. No los periodistas, ni los crimin¨®logos, ni los forenses, sino que nosotras cont¨¢ramos lo que supuso el crimen en nuestras vidas. Fue un acontecimiento que tuvo una gran trascendencia para las mujeres y sus cuerpos. Muchas sienten todav¨ªa verdadero terror al hablar del crimen.
- P. ?No hubo en ese momento respuesta feminista?
- R. S¨ª hubo contestaci¨®n, pero la maquinaria medi¨¢tica fue muy potente. Era muy dif¨ªcil contrarrestarlo. El debate no se centr¨® en los derechos que permiten a los hombres tener acceso a los cuerpos de las mujeres, sino en la vida de ellas. Por qu¨¦ estaban en ese lugar y no en otro. Cuando en enero de 1993 se encuentran los cuerpos, las v¨ªctimas pasaron a ser p¨²blicas para la sociedad, igual que lo fueron para sus agresores. Todo el mundo ten¨ªa el derecho de hablar de sus cuerpos, de si le ocurri¨® esto o aquello. Estaban consumiendo sus cuerpos.
- P. Dices en el libro que el relato de Alc¨¤sser fue un duro golpe a los avances del movimiento feminista...
- R. La despenalizaci¨®n parcial del aborto o la ley del divorcio fueron grandes logros que se ven¨ªan trabajando desde los ochenta. Esto, en el contexto de la ¨¦poca, lesionaba los grandes ejes del patriarcado: la instituci¨®n de la familia, el cuerpo y la sexualidad de las mujeres y la divisi¨®n sexual del espacio p¨²blico-privado. La narrativa de Alc¨¤sser trata de minar esto. Busca una vuelta de las mujeres al espacio privado, al hogar, como un espacio seguro donde van a estar cuidadas por el padre o por el marido. Fue el mecanismo que, en un momento de ruptura con el statu quo sexual, intent¨® introducir elementos continuistas para impedir que se produjese un cambio radical para las mujeres.
- P. Haces una analog¨ªa con Jack el Destripador, el hito del terror sexual en Londres.
- R. Lo vi como un caso extrapolable para acercarme al crimen de Alc¨¤sser. Judith Walkowitz en La ciudad de las pasiones terribles no se fija en los actos macabros de este hombre. Yo tampoco he puesto aqu¨ª el foco. Lo terror¨ªfico, lo morboso del triple asesinato, ya estaba escrito. Como Walkowitz, me fij¨¦ en lo que hay alrededor. Ambas partimos de la hemeroteca medi¨¢tica del momento, de c¨®mo se construye el relato. En Londres en la ¨¦poca victoriana, las mujeres de clase media comenzaban a tomar el espacio p¨²blico. El relato de Jack el Destripador irrumpe y funciona como un aviso aleccionador. Este hombre solo asesinaba a mujeres que se conceb¨ªan como p¨²blicas. El discurso les dice: ¡°Esto es lo que les pasa a las que toman el espacio p¨²blico¡±.
- P. En el libro partes de una convicci¨®n, la de que las narraciones sobre el peligro sexual funcionan como proyecto pol¨ªtico.
- R. Desde que eres peque?a, los mensajes sobre el terror sexual te dicen lo que te puede pasar si haces determinadas cosas. Le dicen a las mujeres cu¨¢les son los l¨ªmites que no deben traspasar y d¨®nde tienen que estar. Son avisos aleccionadores que las mujeres reciben constantemente. Adoctrinan y van mermando la libertad. As¨ª, se va construyendo un cuerpo d¨®cil y ¨²til para el sistema heteropatriarcal. Esta idea la desarrolla a trav¨¦s de la violaci¨®n Virginie Despentes en su libro Teor¨ªa King Kong. Lo le¨ª y me impresion¨®. Mi trabajo de investigaci¨®n se ha guiado en esta l¨ªnea.
- P. En casos m¨¢s actuales como el de La Manada, ?se repite este relato aleccionador en los medios?
- R. S¨ª, porque no se ha hecho un an¨¢lisis pol¨ªtico sobre qu¨¦ permite a cinco hombres agredir sexualmente a una chica. No se hizo en Alc¨¤sser y tampoco ahora. No se ha puesto sobre la mesa el debate de por qu¨¦ los hombres detentan este derecho sobre el cuerpo y la vida de las mujeres. De lo que se habl¨® es de por qu¨¦ ella hace una vida normal o de por qu¨¦ se fue con ellos. Es importante a?adir que al hablar de los medios y el relato que divulgan, no hablamos de entes abstractos. Los medios est¨¢n constituidos por personas y forman parte de un conjunto social. Es este el que construye el relato, el que quiere salvaguardar el status quo sexual. Para cambiarlo, hay que formarse en feminismo. Es el ¨²nico ant¨ªdoto a la violencia sexual, no hay otra.
- P. Entonces, ayer y hoy, tras una agresi¨®n sexual ellas son las juzgadas.
- R. As¨ª es. El relato social se construye para culpabilizar a las adolescentes. En La Manada, en Alc¨¤sser o en el caso de Diana Quer. El foco no est¨¢ puesto en ellos y adem¨¢s se les busca eximentes de responsabilidad. Lo vimos en el caso de La Manada con titulares que hablaban de c¨®mo uno de los agresores hab¨ªa sido padre dentro de la c¨¢rcel. Mientras, a ella, se le puso un detective privado. Todo el imaginario colectivo nos juzga incluso cuando decidimos silenciarnos. Cuando despu¨¦s de muchos a?os, una mujer se empodera y dice: ¡°Este t¨ªo me agredi¨®¡±, se le responde, ¡°?ahora lo dices?, eso es mentira¡±. Cuando se juzga a la mujer se est¨¢ indultando socialmente al agresor.
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