La biolog¨ªa, los libros y la crisis
Es tal la diversidad de cuerpos y metabolismos que la obsesi¨®n clasificatoria de nuestro tiempo pretende invadirlo todo con afirmaciones seguras, conclusiones sencillas y pensamiento plano
De entre todos los frentes que las informaciones equ¨ªvocas sobre las ciencias generan, apenas es posible reaccionar a unos pocos. Que la estructura y las normas neoliberales de estos tiempos invadan pues el conocimiento experto y ofrezcan datos calificados de cient¨ªficos sobre el determinismo gen¨¦tico es coherente con esas derivas culturales. Al asignar al nacimiento habilidades innatas y necesarias para salir adelante en la vida, quedan justificados los recortes en educaci¨®n, cultura y deportes, no digamos en sanidad, pues c¨®mo iba la autoridad pol¨ªtica y sus gestiones a hacerse cargo de quien nace sin cualidades cuando el aborto por razones terap¨¦uticas est¨¢ m¨¢s que aceptado. En ese aparente mundo de valientes con tambi¨¦n aparentes nacimientos a la carta, se dirime el derecho a la vida una vez se est¨¢ en el mundo, derechos que recortan, precisamente, quienes niegan el de decidir sobre si llevar adelante un embarazo o interrumpirlo.
Como hay respuestas a las bobadas nutricionistas del mercado, ser¨¢ posible, imagino, reflexionar de forma cr¨ªtica sobre la obsesi¨®n gen¨¦tica de nuestro tiempo. Podemos fijar la atenci¨®n en quienes cuentan con ventajas sociales, culturales y econ¨®micas para hacer frente a las crisis del empleo juvenil. Un apoyo a la prole del c¨ªrculo familiar y de amistades es un salvavidas que podemos llegar a usar, reconocer, aprovechar -madres y padres coraje a favor de la supervivencia de nuestra prole-.
Pero es muy dif¨ªcil reconocer que se nace con capacidades lectoras innatas, como se dec¨ªa el otro d¨ªa (este art¨ªculo) por el d¨ªa del Libro, impulsos fisiol¨®gicos hacia la letra impresa, hacia el olor que tanto amamos de la tinta en el buen papel encuadernado de los textos que m¨¢s puedan hacernos disfrutar. Cuando estamos ya discutiendo que apenas se nace chica o chico, que el entorno mira las g¨®nadas primero ¨Cy a continuaci¨®n se cuentan los dedos de manos y pies en una preocupaci¨®n por lo cong¨¦nito que parece antigua-, y pone nombre despu¨¦s a las criaturas reci¨¦n paridas, que luego ver¨¢n por su vida c¨®mo se sienten y c¨®mo se visten y qu¨¦ nombre deciden tener, si somos capaces de pensar en todas esas posibilidades y en la escasa certeza de la biolog¨ªa sobre la identidad personal, es dif¨ªcil aceptar las capacidades innatas para la lectura.
La reacciones bioqu¨ªmicas en el interior de los seres vivos, la forma y la funci¨®n de sus ¨®rganos, sus actos fisiol¨®gicos, los contornos de sus cuerpos y sus capacidades motoras tienen caracter¨ªsticas de nacimiento, crecen sin que haya una explicaci¨®n completa del conjunto de procesos que tiene lugar, y cargamos con esa pregunta fabulosa sobre qu¨¦ es lo que hace que un huevo fecundado sepa hacia donde y c¨®mo desarrollarse, qu¨¦ gu¨ªa tienen las piernas, el bazo, la bilis, los pies. El huevo sabe c¨®mo crecer, gran evento biosocial. Es tal la diversidad de cuerpos y metabolismos, de hormas y esqueletos, tal la variedad de rasgos de fisionom¨ªa, y de capacidades mentales que la obsesi¨®n clasificatoria de nuestro tiempo ¨Cinseparable de aquella otra por el determinismo gen¨¦tico- pretende invadirlo todo con afirmaciones seguras, conclusiones sencillas y pensamiento plano sobre las capacidades que se exhiben al nacimiento.
As¨ª es como los t¨ªtulos de apariencia atractiva -¡°se nace con habilidades e inter¨¦s por la lectura¡±- pierden su significado si se sigue leyendo. El atractivo, por lo visto, consiste en sumarse al coro que aclama el poder de lo heredado. Y desde luego que heredar es mejor ¨Cfortuna en propiedades, inversiones y dinero contante y sonante ha salvado a muchas familias de la pobreza, y no hay nada que disminuya m¨¢s las capacidades f¨ªsicas y mentales de la gente que malcomer-. Se heredan las propiedades terrenales ¨Cel patrimonio familiar, la autoridad del reino, el mando en la empresa y a veces hasta la autoridad acad¨¦mica- y para ajustarse al cuerpo que manda, se buscan en ¨¦l cualidades heredadas de quien le transmite la propiedad, una legitimidad biol¨®gica a la transmisi¨®n del poder que no est¨¢ precisamente basada en la meritocracia.
Es f¨¢cil sumarse al coro de lo innato para legitimar el recorte de los gastos en educaci¨®n, cultura, deportes y sanidad. Quebrada la aspiraci¨®n de la educaci¨®n y la atenci¨®n sanitaria como amortiguadora de las desigualdades, el acceso a los recursos vendr¨ªa de la cuna y no habr¨ªa nada m¨¢s que hacer. Ese ahorro en gasto p¨²blico ser¨ªa, dice el neoliberalismo en boga, el que har¨ªa posible la superaci¨®n de esta crisis, que est¨¢ levantado barreras sociales m¨¢s altas que las que hab¨ªamos conocido hasta ahora. La biolog¨ªa es reflejo fiel, otra vez, de su tiempo, y lo que se achaca a la naturaleza casa hoy muy bien con las teor¨ªas sobre c¨®mo salir de esta crisis de la estructura social y pol¨ªtica que sostiene y sofoca, a partes se dir¨ªa que iguales, la biolog¨ªa.
Mar¨ªa Jes¨²s Santesmases es profesora de investigaci¨®n, Instituto de Filosof¨ªa, CSIC.
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