Un mono suelto con una navaja

Con Donald Trump en la Situation Room, donde se dirigen las operaciones b¨¦licas, ya van dos ocasiones en lo que va de a?o en que el espectro de una guerra inesperada se pasea por la Casa Blanca. La primera fue en el punto ¨¢lgido de la escalada verbal entre Kim Jong-un y el presidente estadounidense, justo a principios de a?o, cuando al cruce de insultos e improperios se a?adi¨® la competencia por el tama?o del bot¨®n nuclear que iban a apretar cada uno de los personajes enfrentados. La segunda ha sido este mes de abril, cuando Trump llam¨® ¡°animal¡± a Bachar el Asad y le prometi¨® una raci¨®n de misiles, ¡°preciosos, nuevos e inteligentes¡±, suscitando el pavor a un enfrentamiento directo entre Rusia y Estados Unidos sobre territorio sirio.

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El presidente m¨¢s peligroso y err¨¢tico de la historia ha superado en tres meses dos situaciones cr¨ªticas con el mismo desenfado con que las hab¨ªa provocado. Que sus amenazas no se hayan materializado dice mucho de la inconsistencia de su personalidad, descrita por James Comey, el despechado y despedido exdirector del FBI, en t¨¦rminos de ¡°vaciedad¡± y ¡°ansias de afirmaci¨®n¡±, impropias de un adulto.

El car¨¢cter de Trump ser¨¢ sometido a prueba de nuevo desde los mismos puntos cr¨ªticos donde han sonado los tambores de guerra. El 12 de mayo vence el plazo para que firme la pr¨®rroga semestral de la suspensi¨®n de sanciones a Ir¨¢n, en compensaci¨®n por la congelaci¨®n de su programa nuclear. Trump ya la ha prorrogado en dos ocasiones, y muy a su pesar, puesto que incumple una promesa electoral. Y, si ahora no firma, est¨¢ casi garantizado que Ir¨¢n reanudar¨¢ su programa, Israel y Arabia Saud¨ª pedir¨¢n inmediatas represalias y se dar¨¢n de nuevo condiciones para una guerra en Oriente Pr¨®ximo.

Habr¨¢ otra cita peligrosa a finales de mayo o principios de junio, cuando se celebre la cumbre entre Kim Jong-un y Trump, en la que el primero quiere obtener el reconocimiento internacional, y el segundo la anulaci¨®n del programa nuclear norcoreano. La velocidad y eficacia de la diplomacia norcoreana, con un reciente viaje del L¨ªder Supremo a Pek¨ªn y la cumbre de ma?ana con Se¨²l, no aseguran el ¨¦xito del hist¨®rico encuentro, en el que Trump desea emular a Richard Nixon con su apertura a China. Tampoco lo aseguran las recientes incorporaciones a la Casa Blanca de Mike Pompeo, el nuevo secretario de Estado, y de John Bolton, el nuevo consejero de Seguridad, ambos m¨¢s partidarios de los misiles que de la diplomacia. Ni ser¨¢ una ayuda la incoherencia de hacer con Corea del Norte lo que se deshace con Ir¨¢n, que tiene como ¨²nica explicaci¨®n la peculiar personalidad presidencial, ajena al principio de no contradicci¨®n.

Solo la fascinaci¨®n por el joven Emmanuel Macron, con sus buenos consejos multilateralistas, puede ejercer alguna influencia ben¨¦fica y apaciguadora en este presidente, sometido al s¨ªndrome del mono suelto con una navaja cada vez que se enfrenta a una crisis b¨¦lica.