Macron busca utilizar su conexi¨®n con Trump para evitar la ruptura con Ir¨¢n y una guerra comercial

Es un reencuentro c¨®modo. Tras el bombardero a Siria, el nexo entre Trump y Macron se ha fortalecido. Francia fue el aliado m¨¢s decidido de Estados Unidos: le apoy¨® desde el primer momento, hizo suyo el discurso de Washington y crey¨® sin pesta?ear en sus informes de inteligencia. Fue una muestra de algo ya sabido. Entre Trump, de 71 a?os, y Macron, de 40, hay algo m¨¢s que sinton¨ªa. ¡°La amistad entre nuestras naciones y nosotros mismos es indestructible¡±, dijo Trump en la visita de Estado que efectu¨® en julio pasado a Par¨ªs. ¡°Nuestra relaci¨®n personal es muy fuerte¡±, remach¨® este domingo Macron en una entrevista en la cadena Fox.

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La visita oficial de Macron a Estados Unidos, en im¨¢genes

Aquel viaje a la capital francesa lleg¨® en un momento similar al de ahora. Trump, haciendo gala de su estridente aislacionismo, hab¨ªa encrespado al mundo abandonando el Acuerdo de Par¨ªs contra el cambio clim¨¢tico y amenazaba con romper el pacto nuclear con Ir¨¢n. Nada de eso enturbi¨® la reuni¨®n. Los dos presidentes se deshicieron en gestos de amistad, con alg¨²n que otro reto para la galer¨ªa, y a nadie le cupo duda de que Londres quedaba muy lejos y de que la intensa relaci¨®n que Barack Obama mantuvo con la canciller alemana, Angela Merkel, hab¨ªa sido enterrada.

¡°Ambos presidentes han desarrollado una conexi¨®n personal. Son dos marginales que rompieron con el establishment pol¨ªtico; dos personalidades disruptivas capaces de transgredir¡±, se?ala Celia Belin, experta del think tank Brookings Institution.

Ahora, nuevamente, la visita llega bajo la aparente presi¨®n de una agenda adversa. El 1 de mayo termina la exenci¨®n que decret¨® Trump para aplicar a Francia, Alemania y Reino Unido la subida de aranceles al acero y el aluminio. Y el 12 de mayo vence el plazo para renovar el pacto nuclear con Ir¨¢n. Un acuerdo que la Casa Blanca, bajo el argumento de que no ha servido para frenar la escalada bal¨ªstica ni la inestabilidad en Oriente Pr¨®ximo, quiere fulminar. A esta ruptura se opone Europa, con Francia a la cabeza.

¡°No estoy satisfecho con la situaci¨®n en Ir¨¢n. Quiero acabar con los misiles bal¨ªsticos y contener su influencia en la regi¨®n. Mi idea es seguir en el pacto nuclear mientras no tengamos una opci¨®n mejor, y entretanto completarlo con la contenci¨®n bal¨ªstica¡±, explic¨® a la cadena Fox el presidente franc¨¦s, consciente de que la ruptura del acuerdo no solo abrir¨ªa una profunda fisura en Occidente sino que amenaza con otra espiral armament¨ªstica.

Ir¨¢n, los aranceles e incluso el cambio clim¨¢tico forman el guion b¨¢sico del viaje. Pero no lo agotan. La visita, que arranca termina el mi¨¦rcoles, ha sido dise?ada para proyectar la ¡°gran amistad¡± entre ambos pa¨ªses. Reuniones bilatelares del m¨¢ximo nivel, actos con las primeras damas, cena de Estado, conferencia de prensa conjunta y, por encima de todo, el discurso que pronunciar¨¢ Macron ante el Congreso y que coincidir¨¢ con el aniversario del que el 25 de abril de abril de 1960 pronunci¨® el general Charles De Gaulle en el Capitolio.

Ser¨¢ una inyecci¨®n de grandeur en grado sumo. Un elemento del que siempre andan necesitados los presidentes franceses y que sirve bien a los fines de ambos mandatarios. A Trump, como anfitri¨®n, le realza la p¨¢tina de estadista de la que carece, y a Francia le permite hablar de t¨² a t¨² a la primera potencia mundial.

No en balde, Macron llega a Washington dispuesto a consolidarse como el socio privilegiado de Trump en Europa. En la visi¨®n del mundo, la biograf¨ªa, el talante e incluso la edad, todo les aleja. Y sin embargo han encontrado una extra?a sinton¨ªa, hecha de respeto mutuo, de una confluencia de intereses y quiz¨¢s de una apreciaci¨®n por la grandeur ¨Caplicada a una naci¨®n, en el caso de Francia, y a un ego extremo en el caso del presidente de EE UU???- que contribuye a crear un ambiente propicio al entendimiento. La impresi¨®n del desfile militar el 14 de julio pasado en Paris, al que Macron invit¨® a Trump, no se ha borrado.

¡°La visita de Estado es una prueba para el m¨¦todo Macron¡±, dijo, en v¨ªsperas del viaje, Alexandra de Hoop Scheffer, directora en Par¨ªs del laboratorio de ideas German Marshall Fund of the United States. De Hoop Scheffer es coautora, con Martin Quencez, de un informe sobre la relaci¨®n bilateral en el que destaca los beneficios de Trump para los intereses franceses. ¡°El primer a?o de la muy disruptiva presidencia de EE UU ha sido sorprendentemente poco disruptivo para las relaciones bilaterales franco-americanas¡±, se lee en el informe. ¡°La aparente renuncia al liderazgo global por parte de la Administraci¨®n Trump no ha sido malo para las ambiciones del nuevo presidente de Francia¡±.

Trump sirve a Macron para realzar su estatura europea e internacional, y la de Francia. Ya no es la canciller alemana, Angela Merkel, la interlocutora favorita de Estados Unidos para hablar con la UE, como lo fue durante la presidencia de Barack Obama. Ni tampoco, pese a la ret¨®rica sobre la relaci¨®n especial entre Londres y Washington, el Reino Unido de Theresa May, ahora ocupado en el laberinto del Brexit.

El vac¨ªo europeo lo ha aprovechado el presidente franc¨¦s para erigirse en el socio privilegiado de Washington. Y ha usado su capacidad de seducci¨®n, la habilidad, que tambi¨¦n ha demostrado con presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, para agasajar sin dar a torcer el brazo en los intereses nacionales.

Trump es ¨²til a Macron en otro aspecto: al desentenderse de algunos problemas globales, como el cambio clim¨¢tico, o se?alar su voluntad de repliegue en regiones como Pr¨®ximo Oriente y asuntos como el programa nuclear iran¨ª, ha dejado espacio a Francia.

Macron ha sabido jugar los puntos fuertes de su pa¨ªs, potencia media con la bomba nuclear y derecho de veto en el Consejo de Seguridad, y unas fuerzas armadas que proyectan su poder en teatros de operaciones en ?frica y en Pr¨®ximo Oriente. No es una novedad: las relaciones entre los militares de ambos pa¨ªses han sido intensas en los a?os recientes. Pero aterrizar el Washington tras la intervenci¨®n militar en Siria, en la que Francia tuvo un papel secundario pero destacado, tambi¨¦n le ayuda.