Hip hop desde el ¡®slum¡¯ m¨¢s grande de India
La escuela del barrio marginal de Dharavi ense?a arte callejero a los ni?os como alternativa contra la pobreza. Bombay es el epicentro de los nuevos ritmos reivindicativos de India
Movimientos espasm¨®dicos y m¨²sculos contra¨ªdos dibujan siluetas imposibles al comp¨¢s de la m¨²sica. Unos aprenden a hacer el pino con una sola mano, con la otra se tocan la gorra mientras congelan la posici¨®n en el aire. Otros practican el helic¨®ptero, que consiste en dar vueltas en el suelo sobre torso y espalda con las piernas estiradas en forma de aspa. Ni ellos visten kurtas, ni ellas saris. Fuera, el sonido de los aerosoles se confunde con el cacareo de las gallinas que campan a sus anchas en los aleda?os de la escuela de hip hop de Dharavi, uno de los mayores suburbios de India.
"Mi madre me dice: 'Adelante con el baile. Pero que no te pase nada malo'. Y cuando vengo a practicar aqu¨ª s¨¦ que no voy a estar haciendo trastadas", explica Shiva K., de 12 a?os y uno de los aprendices m¨¢s j¨®venes de la escuela. Junto a este imberbe b-boy (bailar¨ªn de breakdance), una docena de ni?os del barrio aprenden las diferentes disciplinas art¨ªsticas del hip hop como alternativa a la pobreza y la marginaci¨®n de uno de los guetos m¨¢s densamente poblados de toda Asia: alrededor de un mill¨®n de personas habita los dos kil¨®metros cuadrados de este slum en el coraz¨®n de Bombay.
Fuente de inspiraci¨®n de la aclamada pel¨ªcula Slumdog Millionaire, Dharavi vive la r¨¢pida expansi¨®n del arte callejero en la capital del entretenimiento de India. El breakdance, el grafiti, el rap y los discjockey han calado en esta barriada, de la que han salido una decena de grupos. Entre ellos est¨¢ SlumGods, uno de las que levant¨® la escuela de hip hop Dharavi Project. gestiona un proyecto destinado a la difusi¨®n del movimiento para educar a los j¨®venes del gueto. "La escuela es un medio para que los chicos se expresen. Desarrolla su creatividad y les ofrece motivaci¨®n y oportunidades", explica Akash Dhangar (Akku), de 28 a?os y uno de los miembros de la formaci¨®n musical.
Cofundado tambi¨¦n con el grupo multimedia Qyuki y la discogr¨¢fica Universal Music, el Proyecto Dharavi arranc¨® en 2014 para descubrir nuevos talentos e impulsarlos en las plataformas digitales. La escuela, que empez¨® con una docena y acoge hoy a 40 estudiantes, tambi¨¦n cuenta con el patrocinio de los oscarizados Shekhar Kapur y A.R. Rahman, director y compositor de Bollywood respectivamente. "El objetivo es orientar a los menores y expandir el proyecto a otros barrios marginales de India", explica Dolly Rateshwar, representante art¨ªstica en Qyuki que facilita espacio, producci¨®n audiovisual y apoyo comercial.
"El hip hop naci¨® en guetos como Dharavi. Pero es un arte inclusivo que no crea divisiones", cuenta el rapero Tony Sebastian (Stony Psyko), l¨ªder de Dopeadelicz, la banda m¨¢s longeva y conocida de la barriada m¨¢s multi¨¦tnica y multicultural del pa¨ªs. "De ah¨ª su ¨¦xito en Bombay, una ciudad hecha de diferentes lenguas y religiones", cuenta Stony, cuyo estilo con trenzas y snapback? ¡ªgorra de beisbol ladeada¡ª junto a su perfil aguile?o le otorgan un asombroso parecido al rapero y productor Snoop Dogg. El carism¨¢tico Stony ha sido portada de la edici¨®n india de la revista Rolling Stone junto a otros artistas de la ciudad, todos referentes de un arte callejero que explota su naturaleza rebelde para reivindicar cambios sociales.
Esas dos se?as de identidad, junto a su cara aguile?a le hac¨ªan parecerse mucho al conocido rapero y productor de rap estadounidense Snoop Dogg (su ¨ªdolo).
Una nueva generaci¨®n
El hip hop en la India de hoy es una ruptura cultural. "Se dec¨ªa que el movimiento hab¨ªa muerto. Pero las letras est¨¢n m¨¢s vivas que nunca porque tratamos temas que interesan", explica Deepa Unnikrishnan (Dee MC), de 23 a?os y primera rapera india que ha actuado en Europa. Como otros vocalistas, Dee MC reconoce la importancia precursora del pseudo-rap incluido en el Bollywood de los noventa, pero subraya el cambio generacional. Mientras Occidente parec¨ªa ver el ocaso del movimiento en el 2000, cuando las letras dejaron de enviar mensajes profundos y pasaron a contenidos baratos para las masas (as¨ª lo criticaba premonitorio y aclamado ¨¢lbum 'Hip Hop Is Dead' (2006), del rapero Nas), India viv¨ªa el nacimiento del g¨¦nero con su aparici¨®n en el cine nacional de mano de artistas como Honey Singh y sus rimas machistas.
Como en el resto del planeta, la nueva generaci¨®n de hip hop es diferente. No solo raperas y b-girls (bailarinas de breakdance) emergen en la escena musical, sino que bandas decanas como Mumbai's Finest combaten el sexismo con temas como Woh Roke Hum Ruke Na, que describe a una chica respondiendo a una agresi¨®n sexual. ¡°Hemos dejado de imitar a Occidente. Primero est¨¢bamos los raperos acompa?ando a beatboxers [los que hacen sonidos r¨ªtmicos con su boca]. Luego pasamos al ingl¨¦s. De ah¨ª, al hindi¡±, resume Abhishek Dhusia, de 28 a?os y fundador de Mumbai's Finest. Conocido como ACE, este rapero es algo as¨ª como el yogui del hip hop nacional. Antes, solo ¨¦l y otros pocos se quedaban en las calles de los distritos del centro de Bombay para improvisar cyphers, es decir, reuniones espont¨¢neas en torno a rimas cantadas.
Bombay es el crisol de las indias. Asentada en el centro del subcontinente y al calor de la industria del ocio que lidera Bollywood. Acoge a productores, m¨²sicos, bailarines y virtuosos de todo el pa¨ªs. Como el Nueva York que vio nacer el hip hop, esta tambi¨¦n es la metr¨®polis de una naci¨®n tit¨¢nica. Ambas son babilonias multiculturales en sus respectivos mundos, y comparten los rascacielos que le ganan terreno al mar y los puertos naturales de entrada de bienes e ideas. En concreto, Bombay, con sus m¨¢s de 22 millones de habitantes y el abismo social entre las clases altas y bajas (el 42% de la poblaci¨®n vive en slums), es un semillero para el arte urbano y combativo de la India moderna y tradicional, en la que existen m¨¢s de 200 lenguas vern¨¢culas.
Nuestra cultura es diversa y contradictoria. La gente s¨®lo habla del yoga. Pero no es s¨®lo eso, ni tampoco las atracciones tur¨ªsticas. India tambi¨¦n los movimientos underground y la lucha en los slums
Las congregaciones de gorras ladeadas y pantalones anchos en diferentes puntos de la ciudad bien podr¨ªan ser escenas de cualquier costa estadounidense de no ser por las vacas que pastan el asfalto junto a chai wallah (vendedor de t¨¦ indio). Pero los raperos de aqu¨ª ya no son una mera copia de sus contrapartes americanos. En vez de repetir esl¨®ganes importados, riman en contra de problemas nacionales en las muchas lenguas del pa¨ªs. Es el caso de Naved Shaikh (Naezy), de 23 a?os y cuya canci¨®n Mere Gully Mein (junto a Divine) se convirti¨® en un ¨¦xito viral al describir con picard¨ªa el panorama de corrupci¨®n y pobreza. ¡°Hay que conectar con la gente y difundir un mensaje de cambio¡± aclara quien, a base de rapear en los arrabales, ha fusionado lengua local y jerga urbana para acu?ar el argot bambaiyya, en referencia al viejo Bombay. Su ¨¦xito afianza la eclosi¨®n comercial del g¨¦nero. Mientras que Naezy ha firmado con la agencia de representantes OML, Divine lo ha hecho con Sony Music.
Desembarazados de la cultura occidental predominante, los bailarines de breakdance no dudan en especiar piruetas y freezes (golpes secos en los que se congela el paso) con danzas tradicionales. ¡°Somos diferentes. Incorporamos formas de baile nuestras, como el bharatnayan [danza tradicional del subcontinente]¡±, explica Arif Chaudhary (FlyingMachine), de 20 a?os y ganador de los tres ¨²nicos cert¨¢menes del Red Bull BC One, que elige al mejor b-boy nacional. La existencia de la edici¨®n india de esta competici¨®n patrocinada por la bebida energ¨¦tica indica el papel del hip hop como fuente de ingresos. ¡°Pagu¨¦ parte de mis estudios gracias al baile, pero nunca pens¨¦ que podr¨ªa dedicarme a esto¡±, confirma Preeti Tiwari (ShawtyPink), de 24 a?os y una de las primeras b-girls de India que consigui¨® contratos para anuncios de marcas deportivas.
La fusi¨®n entre un movimiento tan occidental como el hip hop y las diferentes culturas del subcontinente es lo que Nirmika Singh, editora ejecutiva de la revista Rolling Stone en India, define como glocal. ¡°Global y local a la vez¡±, dice. La banda Swadesi ejemplifica esa globalizaci¨®n fragmentada. Aunque produjo su ¨²ltimo disco en Reino Unido, sus integrantes viven en Bombay y cantan en tres lenguas aut¨®ctonas diferentes, adem¨¢s de hindi. ¡°Swades significa conocer tus ra¨ªces y representarlas¡±, explica Aklesh Sutar (Mawali), de 22 a?os y l¨ªder de la pol¨ªglota formaci¨®n. El rapero es defensor ac¨¦rrimo de la cultura local. Por ejemplo, sus temas incorporan el tabl¨¢, un? sistema de patrones r¨ªtmicos tradicionales del subcontinente como base musical.
Mi arte embellece las paredes donde otros mean y escupen. Adem¨¢s, lo pago yo
Embozado tras una gorra y un pa?uelo, Zake, de 24 a?os, apura aerosoles frente a un muro en Navi Mumbai, a una hora en coche de la pen¨ªnsula de cemento que forma el viejo Bombay. El grafitero, de 25 a?os y pionero de la escena nacional, combina incursiones clandestinas para pintar trenes y fachadas con trabajos comerciales en casas de hu¨¦spedes de ciudades tur¨ªsticas del pa¨ªs. "Al menos, mi arte embellece las paredes donde otros mean y escupen. Adem¨¢s, lo pago yo", se excusa al tiempo que subraya el mal uso del gasto p¨²blico destinado mejorar las calles. La diferencia entre lo legal y lo prohibido. Lo comercial y lo transgresor.
El grafitero se?ala la vieja ciudad, tratando de buscar un lugar al brumoso lienzo urbano de la gran manzana india, a mitad de camino entre el liderazgo regional y el subdesarrollo. ¡°Nuestra cultura es diversa y contradictoria. La gente solo habla del yoga. Pero India no es solo eso, ni tampoco las atracciones tur¨ªsticas. Tambi¨¦n es los movimientos underground y la lucha en los slum¡±, concluye Zake, recalcando que existe otra India alejada de los estereotipos de la meditaci¨®n o de las manidas menciones al pa¨ªs del trabajo infantil, el machismo, la corrupci¨®n, los desastres naturales y a la poluci¨®n.
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