Cuando todos deciden si usas anticonceptivos menos t¨²
12 de cada 100 mujeres en todo el mundo no quieren tener hijos o prefieren espaciarlos, y no pueden acceder a m¨¦todos modernos para cumplir su derecho
?Qui¨¦n decide si una mujer usa o no anticonceptivos y cu¨¢les? A veces, ella, pero en demasiadas ocasiones, el dictamen llega de boca de sus parejas, maridos, padres y madres, pero tambi¨¦n de sus m¨¦dicos, pastores, curas, imanes, rabinos¡ Demasiadas voces ajenas que silencian la propia. La Fundaci¨®n Civio ha puesto la lupa en su ¨²ltima investigaci¨®n period¨ªstica, Medicamentalia - Anticonceptivos, sobre los factores que privan a millones de mujeres en todo el planeta de su derecho a elegir si quieren tener hijos, c¨®mo y cu¨¢ndo.
La radiograf¨ªa de este derecho arranca en Gambia, donde Jarra cuenta por qu¨¦, contra su voluntad, se qued¨® embarazada de su quinto hijo: "Mi madre me pidi¨® que dejara las pastillas y me cambiase a las hierbas medicinales, pero no funcion¨®". En la planificaci¨®n de sus siguientes embarazos no solo influy¨® su madre, tambi¨¦n su marido e incluso su comunidad. "Mi marido estaba enfermo, as¨ª que dej¨¦ los anticonceptivos para darle otro hijo, ya que hasta ese momento ten¨ªa cinco hijas y un solo hijo. No quer¨ªa que la gente pensara que ya no me quedaba embarazada porque ¨¦l era est¨¦ril o impotente, o porque ya no lo quer¨ªa al estar enfermo". Jarra relata los esfuerzos que le supuso tener a sus siete hijos y sentencia: "Ya no quiero tener m¨¢s hijos. A no ser que Dios quiera lo contrario".
Como ella, millones de mujeres en el mundo quieren espaciar o limitar sus embarazos y no siempre lo consiguen, es decir, no quieren tener m¨¢s hijos pero no usan ning¨²n tipo de m¨¦todo anticonceptivo. 12 de cada 100 en todo el mundo se encuentran en esta situaci¨®n, en la que sus necesidades no est¨¢n cubiertas. El problema es menor, aunque sigue existiendo, en pa¨ªses con renta alta como EEUU o Espa?a, donde la cifra de mujeres que no pueden ejercer ese derecho iguala la mundial, el 12 %. En pa¨ªses con rentas bajas, como Angola, m¨¢s de un 30 % de las mujeres tienen necesidades no cubiertas. Y es que el porcentaje de mujeres con ese problema de los pa¨ªses menos desarrollados (21,4 %) casi duplica la mediana mundial (11,5 %), seg¨²n datos de 2017 de la ONU.
De Gambia a Israel. Evelyn, de 28 a?os, consigui¨® posponer su matrimonio hasta los 18 a?os despu¨¦s de la insistencia de sus padres desde los 16, pero no pudo alargar mucho m¨¢s el momento de quedarse embarazada: ¡°Yo sab¨ªa que no quer¨ªa tener hijos, por lo menos en los tres primeros meses despu¨¦s de casarme, pero tambi¨¦n sab¨ªa que no ten¨ªa mucha m¨¢s opci¨®n¡±. Hace cinco a?os que se divorci¨® del que era su marido y padre de su hija, y dej¨® el mundo del juda¨ªsmo ultraortodoxo. ¡°Te educan desde peque?a para que pienses que los hijos son bendiciones. Te ense?an que tu trabajo, tu prop¨®sito en la vida, es tener todos los hijos que puedas¡±, cuenta.
En los sectores ultraortodoxos de esta religi¨®n, la planificaci¨®n familiar est¨¢ prohibida. Solo se puede espaciar o limitar un embarazo cuando la vida de la madre corre peligro y tras la autorizaci¨®n de un rabino. Es el l¨ªder religioso de cada comunidad quien tiene la ¨²ltima palabra sobre el cuerpo de la mujer en relaci¨®n con su fertilidad. ¡°La primera vez que yo ped¨ª permiso para usar anticonceptivos porque era joven para tener hijos, mi rabino me dijo que no¡±, explica.
"Mi madre me pidi¨® que dejara las pastillas y me cambiase a las hierbas medicinales, pero no funcion¨®"
Cuando tuvo a su hija, ahora de nueve a?os, decidi¨® que no quer¨ªa volver a quedarse embarazada y comenz¨® a tomar la p¨ªldora. Lo hizo, claro, a escondidas. Su marido descubrir¨ªa su secreto poco despu¨¦s y le quit¨® la tarjeta sanitaria: ¡°Me dijo que las iba a comprar ¨¦l, pero en realidad nunca me devolvi¨® la tarjeta¡±. Evelyn, entonces, sin posibilidad de conseguir las pastillas, tom¨® la decisi¨®n de no acudir al ba?o ritual, necesario, seg¨²n la tradici¨®n, para purificarse tras la regla y as¨ª poder tener relaciones sexuales. Durante dos a?os, nada de sexo. Tras el ultim¨¢tum de su marido, que quer¨ªa tener m¨¢s hijos, Evelyn se divorci¨®, dej¨® la comunidad religiosa ultraortodoxa y comenz¨® la universidad.
No es un problema exclusivo de su religi¨®n. Las tres principales religiones monote¨ªstas ¨CCatolicismo, Juda¨ªsmo e Islam¨C limitan el derecho de la mujer a decidir sobre sus embarazos, pero dentro de cada una de ellas hay interpretaciones, rendijas y diferentes niveles de aceptaci¨®n. La clave, para muchas mujeres, es que la interpretaci¨®n de las escrituras deje de ser terreno exclusivo de los hombres.
Los efectos secundarios, la poca frecuencia sexual y la oposici¨®n, las barreras m¨¢s importantes
La religi¨®n es solo una de las barreras con las que se encuentran las mujeres para tomar anticonceptivos cuando no quieren tener m¨¢s hijos. Seg¨²n un estudio del Guttmacher Institute, que analiz¨® 52 pa¨ªses, las principales barreras por las que las mujeres tienen necesidades no cubiertas son los efectos secundarios, la poca frecuencia sexual y la oposici¨®n (ya sea propia o impuesta).
Los motivos relacionados con la salud de las mujeres ¨Cdonde se incluyen los efectos secundarios¨C son los m¨¢s importantes en los pa¨ªses analizados y es la raz¨®n para no usar anticonceptivos de m¨¢s de la mitad de las mujeres con necesidades en Hait¨ª, seg¨²n el an¨¢lisis de los datos de las Encuestas Demogr¨¢ficas y de Salud (DHS, por sus siglas en ingl¨¦s) de la agencia de desarrollo de Estados Unidos. Al contrario de lo que ocurre con las barreras relacionadas con la salud de la mujer, la oposici¨®n propia o impuesta no es reactiva, sino cultural. Como Evelyn y como Jarra, existe una mayor¨ªa de mujeres con este problema en pa¨ªses como Timor Oriental, Albania y Gambia. Alguien, ya sea la propia mujer, el marido u otros, est¨¢ en contra de su uso. En Albania, la barrera m¨¢s importante es el marido. Es el mismo pa¨ªs en el que el m¨¦todo m¨¢s habitual, de forma casi mayoritaria, es la marcha atr¨¢s. Ellos dedicen.
En 2012, 85 millones de embarazos en todo el mundo no fueron intencionados. Se trata del 40 % del total y muchos de ellos acaban en aborto, natural o voluntario. Se estima que se realizan 25 millones de abortos inseguros al a?o, la mayor¨ªa de ellos en pa¨ªses en desarrollo. Con el riesgo que eso conlleva. Es una cuesti¨®n de salud p¨²blica, pero tambi¨¦n de derechos. El de elegir de forma libre si se quiere tener hijos, c¨®mo y cu¨¢ndo.
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