La escala de la calvicie que le dar¨¢ la primera pista sobre si puede hacerse un implante de pelo o no
Cap¨ªtulo 2: ?'Alea jacta est'! Los dos reporteros que se ponen pelo en directo en BuenaVida ¡ªSujeto 1 y Sujeto 2¡ª se someten a un exhaustivo diagn¨®stico
"El cabello es lo primero. Y los dientes lo segundo. Cabello y dientes. Si un hombre tiene esas dos cosas, lo tiene todo". James Brown
"Que sepas que te voy a querer aunque te quedes calvo. Y que tienes que ir a la compra, ?estamos desabastecidos!". Con estas reconfortantes palabras nos despiden nuestras parejas, algo inquietas por la pr¨®xima locura en la que estamos a punto de embarcarnos (antes, el Sujeto 1 y el Sujeto 2 han montado juntos un grupo de rock, una start-up especializada en contenidos, e incluso un equipo de f¨²tbol 7 que nunca lleg¨® a debutar...). Gracias, chicas, pero no hay vuelta atr¨¢s, la suerte est¨¢ echada. Empieza nuestro viaje en busca del pelo perdido y no nos planteamos otra cosa que no sea regresar con la cabeza llena de pelo.
A nivel f¨ªsico, eso s¨ª, el viaje se queda m¨¢s bien en paseo. Seg¨²n Google Maps, la cl¨ªnica en la que se va a desarrollar la Operaci¨®n Recuperapelo est¨¢ a 550 metro y siete minutos andando de la casa del Sujeto 1 y a 1,9 kil¨®metros y 24 minutos caminando del domicilio del Sujeto 2, quien encima cubre el trayecto en moto.
Nos encontramos en la puerta de la cl¨ªnica y, mientras apuramos un pitillo, nos abrazamos nerviosos ¡ª"?Esto es m¨¢s que casarnos, t¨ªo!", "?Alea jacta est, particeps!"¡ª, algo que, a priori, pudiera parecer un tanto exagerado si tenemos en cuenta que en esta primera visita lo que nos van a realizar es un diagn¨®stico de nuestro nivel de alopecia y una propuesta de tratamiento para corregirla. La inquietud deriva de que hoy tambi¨¦n van a dictaminar si somos aptos para la intervenci¨®n de transplante capilar. Es probable que lo seamos, pero...
?Y si no fu¨¦ramos aptos para la intervenci¨®n?
Bajo el brazo llevamos una serie de informes m¨¦dicos que, v¨ªa email, nos han pedido que presentemos, a saber: anal¨ªtica completa de orina y sangre, electrocardiograma y radiograf¨ªa tor¨¢cica. Despu¨¦s de un atribulado periplo ambulatorio de varias semanas obtenemos los resultados. Les echamos un somero vistazo y parece que todo est¨¢ en orden, algo que nos sorprende agradablemente (hace siglos que no nos hac¨ªamos un chequeo, ya vamos teniendo una edad y en un Campeonato de Vida Saludable seguramente no consigui¨¦ramos medalla; tal vez ni diploma).
Una vez en la cl¨ªnica nos reciben los titulares de la misma, los cirujanos Mill¨¢n y Vila-Rovira. Comprobamos que ambos est¨¢n muuuuuuyy bien de pelo, cada uno en su estilo, lo cual es un buen augurio. ?Dejar¨ªas tu boca en manos de un dentista desdentado? Pues eso, a predicar con el ejemplo. Ambos son reputados especialistas en Medicina est¨¦tica con una dilatada carrera a sus espaldas, nombres punteros de la cirug¨ªa pl¨¢stica en nuestro pa¨ªs. Unas eminencias, vaya. Vila-Rovira es, adem¨¢s, M¨ªster Pelo. Pionero y referente en t¨¦cnicas de implante capilar, siempre a la ¨²ltima en materia de t¨¦cnicas y avances, ha sido presidente de la Sociedad Europea de Cirug¨ªa de Trasplantes de Pelo. Por si todo esto fuera poco, Vila-Rovira fue el responsable de la reconstrucci¨®n de la nariz de Bel¨¦n Esteban, que debe de ser algo as¨ª como el Everest de la rinoplastia.
El diagn¨®stico
El diagn¨®stico nos lo hace un miembro de su equipo, Joaqu¨ªn Dom¨ªnguez. Primero nos somete a una bater¨ªa de preguntas para conocer nuestro historial alop¨¦cico: antecedentes familiares ¡ªnuestros padres, ya fallecidos, ten¨ªan una pelambrera estupenda pero nuestro abuelos, creemos recordar por las fotos, s¨ª que eran calvos¡ª, cu¨¢ndo nos dimos cuenta de que est¨¢bamos perdiendo pelo ¡ªhace unos 10 a?os en ambos casos¡ª, c¨®mo ha ido evolucionando nuestra calvicie ¡ªlenta pero segura¡ª, si hemos usado Minoxidil, un medicamento que se aplica sobre el cuero cabelludo y que originariamente consist¨ªa en unas pastillas para tratar la hipertensi¨®n (afirmativo los dos, durante unos cinco a?os, hasta que le perdimos la fe en vista de nuestra imparable degradaci¨®n)...
Despu¨¦s nos pega unos tirones en el pelo ¡ªnada personal¡ª para comprobar que no estamos en fase de ca¨ªda activa masiva. La respuesta en no. Y por ¨²ltimo, revisa nuestras zonas donantes, los laterales y la parte inferior trasera de la masa capilar: "?Ten¨¦is una zona donante muy buena!", nos dice, entendemos que sin el menor atisbo de zalamer¨ªa. El cumplido nos insufla ¨¢nimo. Todas estas circunstancias, junto a los informes m¨¦dicos favorables que hemos presentado, NOS CONVIERTEN EN SUJETOS APTOS PARA LA INTERVENCI?N DE TRANSPLANTE CAPILAR. ?Continuamos para bingo!
Seg¨²n nos dice, ambos padecemos alopecia androg¨¦nica, la m¨¢s com¨²n en los hombres, la que afecta al 90%. ?Fiuu! Ahora toca medir el nivel de la misma seg¨²n la escala Hamilton-Norwood. El Sujeto 1 se encuentra en el nivel 3 y el Sujeto 2, entre los niveles 3 y 4.
Niveles de alopecia seg¨²n la escala Hamilton-Norwood
Tipo I: Retroceso del pelo inapreciable o escaso por la parte frontal.
Tipo II: Ca¨ªda del cabello por la zona temporal. Se dibujan las entradas.
Tipo III: P¨¦rdida de cabello especialmente por la zona de la coronilla. El estadio III no a?ade a los I y II m¨¢s p¨¦rdida en la zona frontal. Es el nivel m¨ªnimo a partir del cual se considera que hay calvicie.
Tipo IV: Se ampl¨ªa la zona sin pelo en la coronilla. La p¨¦rdida de pelo en la zona frontal es superior a la del estadio III. Una banda de pelo separa n¨ªtidamente las dos zonas calvas.
Tipo V: Las zonas de la coronilla y de la frente est¨¢n separadas solamente por una regi¨®n estrecha. Vista desde arriba, la zona que a¨²n conserva pelo dibuja la forma de una herradura (tambi¨¦n en los tipos VI y VII).
Tipo VI: Las zonas sin pelo anterior y posterior se juntan, y se produce un ensanchamiento de la zona afectada.
Tipo VII: En este estadio solamente queda una porci¨®n estrecha del pelo original, que se extiende sobre las orejas y se junta en la nuca.
Para los tipos III a V existe una subdivisi¨®n, las conocidas como variantes A y V: en la variante A la ca¨ªda se concentra solo en la parte de la frente, mientras que en la V va acompa?ada de p¨¦rdida en la coronilla.
Seg¨²n el doctor, no vamos a conseguir una densidad de pelo como la que ten¨ªamos a los 18 a?os, claro, pero s¨ª recuperar la densidad capilar en las entradas y en la coronilla y avanzar al menos un grado en la escala. ?Nos damos con un canto en los dientes!
Esos pelillos como fideos de arroz, al 'microscopio'
Por ¨²ltimo, y con la ayuda de un artilugio llamado tricoscopio, pasamos a las evidencias visuales. El tricoscopio tiene en uno de sus extremos una c¨¢mara de 300 aumentos y las im¨¢genes que recoge al pasarlas por el cuero cabelludo se reflejan en la pantalla del ordenador. ?Estamos dentro de nuestro pelo! Esto es lo que debe de ver un piojo, si es que los piojos ven.
Nos damos un garbeo por la jungla ¡ªbosquecillo siendo justos¡ª de nuestra masa capilar, observando el contraste entre los cabellos sanos (lustrosos, poderosos, con el grosor original del pelo, como tallos de secuoya) frente a otros que lucen finos, mustios, blanquecinos (como esos nanofideos de arroz que sirven en algunos restaurantes asi¨¢ticos), miniaturizados por la nefasta acci¨®n de la alopecia androg¨¦nica.
As¨ª va a ser nuestro tratamiento
Una vez analizado el estado de nuestro pelo, nos proponen dos tratamientos, que aceptamos con gratitud y entusiasmo; y no damos volteretas laterales para celebrarlo porque a) las dimensiones del despacho no lo permiten y b) no sabemos hacerlas:
Regenera activa. Tratamiento para estabilizar y mantener el pelo que tenemos actualmente. No va a hacer que ganemos fol¨ªculos nuevos, pero s¨ª que tengamos el actual con calidad durante m¨¢s tiempo.
Trasplante con t¨¦cnica FUE. T¨¦cnica para reubicar nuestro pelo de la zona donante y ponerlo en las zonas donde tenemos falta de densidad.
No te pierdas el pr¨®ximo cap¨ªtulo de este relato por entregas, en el que, entre otras cosas descubriremos por qu¨¦ al tratamiento Regenera Activa terminaremos llam¨¢ndolo "la sopa de torrezno".
Canci¨®n sugerida
Proponemos un temazo de Santiago Delgado y los Runaway que ojal¨¢ tenga tintes prof¨¦ticos y que se titula Flequill¨®n.
ANEXO ¡ª Est¨¢n locos estos romanos
En la Antigua Roma, la cl¨¢sica, la de toda la vida, el pelo ¡ªs¨ªmbolo de masculinidad, valent¨ªa y fertilidad¡ª era una cuesti¨®n que les tra¨ªa literalmente de cabeza. Veamos:
Julio C¨¦sar, preocupado por que se le viera el cart¨®n, pidi¨® al Senado que le permitiera llevar permanentemente la corona de laurel (s¨®lo se llevaba en los juegos y fiestas dedicadas a Apolo). Y tras la conquista de las Galias, orden¨® que, al ejecutar al jefe galo Vercing¨¦torix se le cortara su rubia y larga melena con la que, seg¨²n algunos, se hizo una peluca. Suetonio, en Vida del divino Julio C¨¦sar, escribi¨®: "No se resignaba a ser calvo, ya que m¨¢s de una vez hab¨ªa comprobado que esta desgracia provocaba la irrisi¨®n de sus detractores".
Hablando de pelucas, el emperador Domiciano las llevaba para ocultar su alopecia (heredada de su padre, Vespasiano, fundador de la dinast¨ªa Flavia, quien, eso s¨ª, ten¨ªa las orejas enormes y peludas). Y exigi¨® que los artistas oficiales lo representaran, bajo pena de muerte, con una melena leonina. Estaba tan obsesionado por disimular su calva que lleg¨® a escribir un libro sobre el cuidado del cabello, De cura capillorum.
La combinaci¨®n de alopecia e hirsutismo (que coincidir¨ªa probablemente con lo que hoy conocemos como s¨ªndrome SAHA: en la mujer seborrea, acn¨¦, alopecia e hirsutismo, es decir, vello en las patillas, la barbilla o el cuello) era tan acusada en Cal¨ªgula que delante de ¨¦l no se pod¨ªa mencionar a las cabras, pues lo consideraba una alusi¨®n a la abundante vellosidad de su cuerpo y lo consideraba una ofensa capital que pod¨ªa acarrear funestas consecuencias. Lo vuelve a contar Suetonio, un cronista capilar de primera, esta vez en "Vida de Cayo".
Seg¨²n la descripci¨®n de T¨¢cito, Tiberio presentaba una alopecia de la zona frontoparietal y el pelo bastante largo por detr¨¢s (?invent¨® la mullet!). El emperador disimulaba su calvicie ech¨¢ndose el pelo hacia adelante, en forma de flequillo, como muchos miembros de su familia (?inventaron la cortinilla!).
Marcial, en sus s¨¢tiras, hac¨ªa risas con estos intentos desesperados de camuflaje: "Recoges de aqu¨ª y de all¨ª los pocos cabellos que encuentras y velas el amplio espacio de tu pelada con lo que te crece en las sienes: pero vuelven a su sitio movidos por el viento y ci?en aqu¨ª y all¨ª con grandes mechones la cabeza desnuda. ?Confiesa tu edad! No hay nada peor que un calvo con gre?as".
El autor Plutarco, quiz¨¢ exagerando un pel¨ªn, lleg¨® a comparar la calvicie con la ceguera.
Por su parte, el emperador Galieno se espolvoreaba la cabeza con oro molido creyendo que as¨ª su cabello se lo agradecer¨ªa.
Los romanos usaban pelucas, biso?¨¦s y postizos, a los que llamaban capillamentum. Y fueron pioneros en la invenci¨®n de crecepelos, a cada cual con la receta m¨¢s fabulosa y chiflada. Una de estas cataplasmas-milagro ten¨ªa como ingrediente principal la planta medicinal laserpicium, que mezclaban con vino, vinagre, pimienta y excrementos de rata. Previamente a untarlo en la cabeza, frotaban con sosa la zona de aplicaci¨®n. Otro ung¨¹ento magistral se preparaba a base de ratas quemadas, dientes de caballo, grasa de oso y v¨ªsceras de venado.
Toda esta locura ¡ªcasi paranoia¡ª capilar romana qued¨® debidamente ilustrada por el rapsoda Ovidio, que sosten¨ªa que "feo es el campo sin hierba y el arbusto sin hojas y la cabeza sin pelo".
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