2050: m¨¢s pl¨¢sticos que peces en los oc¨¦anos
Los desechos de pl¨¢stico matan un mill¨®n de p¨¢jaros y unos 100.000 mam¨ªferos marinos al a?o y se estima que el 80% de esta poluci¨®n proviene de actividades terrestres
Ante la alarmante presencia de pl¨¢stico en los ecosistemas marinos, la FAO ha publicado un informe sobre la presencia de micropl¨¢sticos para arrojar algo de luz. Seg¨²n este informe, las primeras investigaciones mostraron la presencia de pl¨¢sticos en los oc¨¦anos en la d¨¦cada de 1960. La causa fue el incremento en la producci¨®n de pl¨¢stico a gran escala en la d¨¦cada anterior.
Seg¨²n datos de la asociaci¨®n de fabricantes de pl¨¢stico PlasticsEurope, las principales aplicaciones de este material son:
- 39,9%: Embalaje o empaquetado
- 19,7%: Construcci¨®n
- 8,9%: Sector automovil¨ªstico
- 5,8%: Electricidad y electr¨®nica
- 3,3%: Agricultura
- 22,4%: Otras aplicaciones (incluyendo electrodom¨¦sticos, muebles, deportes, salud y seguridad)
Del pl¨¢stico se aprecia su durabilidad, pero, cuando se gestiona mal su desperdicio, la consecuencia es la contaminaci¨®n del medio ambiente en tierra, agua dulce y marina. Los productos pl¨¢sticos se degradan lentamente, en particular cuando son expuestos a la luz del sol (radiaci¨®n ultravioleta) y a las altas temperaturas. Esta degradaci¨®n llevar¨¢ al despiece del material en partes m¨¢s peque?as que van de lo macrosc¨®pico a lo microsc¨®pico y hasta lo indetectable, el nanopl¨¢stico.
El informe, que condensa el estado actual del conocimiento de los impactos de los micropl¨¢sticos en especies comerciales de peces de aleta y moluscos y en productos de pesca y acuicultura, define los micropl¨¢sticos como las part¨ªculas de ese material de menos de 5 mil¨ªmetros.
La FAO estima que el 67% de la contaminaci¨®n pl¨¢stica de los ambientes marinos proviene de 20 r¨ªos, principalmente de Asia. Una vez que se alojan en los oc¨¦anos, el destino medioambiental de los micropl¨¢sticos depende, principalmente, de su densidad, que influye en su capacidad para flotar (unos flotar¨¢n, otros se hundir¨¢n), en la posici¨®n que ocupen en la columna de agua y, por tanto, en sus posibilidades de interacci¨®n con la biota.
Parece evidente c¨®mo llega al mar la basura de grandes dimensiones (al menos de dimensiones mayores a una bolsa de pl¨¢stico), pero ?c¨®mo llegan los micropl¨¢sticos? Depende de si son micropl¨¢sticos primarios o secundarios:
Micropl¨¢sticos primarios: las part¨ªculas provenientes de productos cosm¨¦ticos llegan normalmente a trav¨¦s de las aguas residuales. Los micropl¨¢sticos provenientes del chorreo abrasivo (en los astilleros, por ejemplo) llegan a trav¨¦s de la atm¨®sfera y las aguas residuales; mientras que los micropl¨¢sticos primarios utilizados para materias primas pueden llegar por p¨¦rdidas accidentales durante el transporte o trasbordos, o a trav¨¦s de los vertidos de plantas procesadoras.
Micropl¨¢sticos secundarios: son producto de la fragmentaci¨®n y el desgaste de pl¨¢sticos m¨¢s grandes. Part¨ªculas textiles pueden llegar a trav¨¦s de las aguas residuales por el lavado o a trav¨¦s del aire por el secado; erosiones de pl¨¢stico utilizado en aplicaciones agr¨ªcolas pueden llegar a trav¨¦s de la escorrent¨ªa, desde el suelo; micropl¨¢sticos generados por la abrasi¨®n de los neum¨¢ticos en el uso llegan por el aire o la escorrent¨ªa; la basura pl¨¢stica en ¨¢reas costeras o playas, al descomponerse, puede alojarse en los sedimentos.
Tambi¨¦n la acuicultura y la pesca tienen su cuota de responsabilidad: tanto la recreativa como la comercial. Todas estas actividades pesqueras introducen directamente pl¨¢sticos al medio ambiente marino. ?C¨®mo? Con los materiales de pesca.
Las redes son los elementos con mayor potencial de contaminar con micropl¨¢sticos. Las utilizadas en dragados y en pesca de arrastre, casos en los que las cuerdas son arrastradas por kil¨®metros en contacto con el suelo marino, provocan abrasi¨®n de los sedimentos bent¨®nicos. No solo llegan micropl¨¢sticos de esta manera, sino con el propio deterioro de los aparejos, que conviene comprobar y cambiar debido a su desgaste con el tiempo. Muchos estudios han encontrado en especies marinas restos de fibras sint¨¦ticas similares a las utilizadas en los aparejos de pesca, por ejemplo en las cigalas del Fiordo de Clyde (en la costa occidental de Escocia).
Las dosis de micropl¨¢sticos en una especie marina no se deben necesariamente al consumo por parte de esa propia especie, sino que puede ocurrir por la ingesta de otras especies, estas s¨ª, portadoras de los micropl¨¢sticos. La ¡°carga¡± ¨Cpor llamarla de alguna manera¨C de micropl¨¢sticos aumenta en el proceso, de manera que el pez receptor mostrar¨¢ en un an¨¢lisis m¨¢s cantidad que la que conten¨ªa el pez ingerido.
Lo mismo puede suceder en la acuicultura si los micropl¨¢sticos son accidentalmente agregados en la producci¨®n de alimento a trav¨¦s de ejemplares ya contaminados. Grandes cantidades de peque?os peces pel¨¢gicos con riesgo de haber consumido de manera directa micropl¨¢sticos confundidos con comida, son convertidos cada a?o en alimentos y aceite de pescado y una proporci¨®n es utilizada tambi¨¦n como alimento en la acuicultura.
La proliferaci¨®n de los micropl¨¢sticos es global. Se ha documentado su presencia en todos los h¨¢bitats de los oc¨¦anos, mares y playas. Sin embargo, es probable que las concentraciones m¨¢s elevadas se encuentren en el Pac¨ªfico, el Golfo de Bengala y el mar Mediterr¨¢neo. En los oc¨¦anos, el peque?o tama?o y la baja densidad de los micropl¨¢sticos contribuyen a su distribuci¨®n a lo largo de grandes distancias por las corrientes oce¨¢nicas, pudiendo terminar en las orillas de cualquier costa o en las regiones centrales de los oc¨¦anos.
La distribuci¨®n de los micropl¨¢sticos est¨¢, adem¨¢s, influida por el viento, que puede hacer que los micropl¨¢sticos se muevan verticalmente en la columna de agua. Adem¨¢s, en escalas menores, como corrientes turbulentas, olas o mareas, sucesos oceanogr¨¢ficos de alta energ¨ªa, como tormentas mar¨ªtimas, as¨ª como procesos de dragados que remueven grandes acumulaciones de sedimentos, todo esto puede llevar a una nueva suspensi¨®n de las part¨ªculas.
Los micropl¨¢sticos, como decimos, han sido localizados en todas partes, da igual que sean localizaciones remotas como las islas en mitad del oc¨¦ano Atl¨¢ntico, en el ?rtico o el Ant¨¢rtico. En general, eso s¨ª, los micropl¨¢sticos son m¨¢s abundantes en playas y cerca de ¨¢reas densamente pobladas.
?Pl¨¢stico para cenar?
Con todo lo que hemos le¨ªdo acerca del pl¨¢stico en los oc¨¦anos, en las costas, en el agua, en los peces, parece que hay una pregunta que es inevitable hacerse: ?estamos comiendo pl¨¢stico?
Ya hay quienes dicen que s¨ª. Un estudio de 2016 de la Universidad de Gante, en B¨¦lgica, calcul¨® que el consumidor europeo medio de crust¨¢ceos, moluscos y mariscos similares puede ingerir hasta 6.400 micropl¨¢sticos al a?o. Se supone que el cuerpo humano apenas absorber¨ªa un 1%, pero es igualmente inquietante y sabemos lo que pasa con el pl¨¢stico: no se va.
En agosto de 2016, la Universidad de Plymouth, pionera en el estudio de la incidencia del esparcimiento de las part¨ªculas microsc¨®picas de pl¨¢stico en el medio ambiente, hizo p¨²blico un estudio seg¨²n el cual un tercio de la pesca de captura del Reino Unido (incluidos bacalao, abadejo, caballa y moluscos) conten¨ªa pl¨¢sticos.
En oto?o de 2016, el Instituto Espa?ol de Oceanograf¨ªa public¨® dos trabajos en la revista Marine Pollution Bulletin en los que se analizaba la ingesti¨®n de micropl¨¢sticos por parte de peces de las costas espa?olas del Atl¨¢ntico y el Mediterr¨¢neo. Se tomaron muestras de 212 peces de fondo de alto inter¨¦s comercial: 72 pintarrojas, 12 merluzas y 128 salmonetes de fango, y encontraron micropl¨¢sticos en 37 de ellos, casi en uno de cada seis.
La mejor respuesta que tenemos, ante la acuciante pregunta de si comemos pl¨¢stico y qu¨¦ pasa si lo hacemos, es el informe de la FAO, que muestra el resulta do de varios an¨¢lisis de riesgo sobre el asunto. Seg¨²n ha determinado este informe, con la ingesti¨®n de comida contaminada, los micropl¨¢sticos y los nanopl¨¢sticos entran en el tracto gastrointestinal, y de ah¨ª se ha comprobado una traslocaci¨®n de los intestinos al sistema linf¨¢tico de los mam¨ªferos estudiados (humanos, perros, conejos y roedores). Pero la absorci¨®n es aparentemente muy peque?a.
Aunque no se sepa mucho de la distribuci¨®n de los micropl¨¢sticos una vez absorbidos, s¨ª se ha demostrado que las micropart¨ªculas que llegan al sistema linf¨¢tico se eliminan a trav¨¦s del sistema de filtraci¨®n de la circula ci¨®n, mientras que las micropart¨ªculas que se alojan en la sangre son eliminadas por el h¨ªgado a trav¨¦s de la bilis, y finalmente expulsadas con los excrementos.
En experimentos con ratones a los que se les suministraban dosis altas de micropl¨¢sticos, el resultado siempre fue negativo en cuan to a su absorci¨®n por los ¨®rganos vitales. En estudios con humanos, los datos de absorci¨®n de micropl¨¢sticos son escasos. La conclusi¨®n es que es muy probable que los micropl¨¢sticos no sean absorbidos ni entren en contacto con ¨®rganos vitales. S¨ª podr¨ªa ser el caso de los nanopl¨¢sticos, pero la FAO concluye que los datos disponibles hasta el momento no permiten deducir que se trate de un riesgo para la salud, ni siquiera leve.
Este texto es un extracto de uno de los art¨ªculos incluidos en el s¨¦ptimo libro de la colecci¨®n El estado del planeta, editada conjuntamente por la FAO y EL PA?S. Cada domingo se puede conseguir en quioscos por 1,95€ y, adem¨¢s, por correo electr¨®nico y aqu¨ª en EL PA?S.
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