Nueva etapa

La sentencia de la Audiencia Nacional por el caso G¨¹rtel?ha demostrado la independencia de la justicia y la inexistencia de impunidad. El Parlamento, en leg¨ªtimo uso de los mecanismos constitucionales previstos, ha forzado a Mariano Rajoy a asumir las responsabilidades pol¨ªticas que ¨¦l hab¨ªa rechazado mediante una moci¨®n de censura, liderada por Pedro S¨¢nchez, que ha recabado suficiente apoyo parlamentario. De esa manera, el correcto funcionamiento del Estado de derecho y la divisi¨®n de poderes ha dejado el Poder Ejecutivo, y con ¨¦l, la responsabilidad de formar Gobierno en manos del l¨ªder de los socialistas, Pedro S¨¢nchez.

Para muchos ciudadanos el momento inmediato es de alivio, de alto contenido emocional y de imperativo moral frente a una serie de casos de corrupci¨®n que ha afectado su fe en las instituciones. Pasado ese momento, es la hora de gobernar, lo que obliga a Pedro S¨¢nchez a formar un Ejecutivo solvente que responda m¨¢s a la fotograf¨ªa completa del pa¨ªs que debe gobernar que solo al partido que representa, depositario de 84 esca?os de los 350 que conforman el Parlamento.

En el dise?o del Gobierno, el nuevo presidente tampoco puede pretender satisfacer a la heterog¨¦nea coalici¨®n de 180 diputados que le han dado su apoyo. Como muchos de los representantes de los grupos sostuvieron en la tribuna al justificar su voto a S¨¢nchez, con ¨¦l expresaban el deseo de ver a Rajoy fuera de La Moncloa, no un apoyo expl¨ªcito al programa presentado por el PSOE ni una oferta de integrarse en un futuro Gobierno. Ello permite al nuevo Gobierno obligarse a s¨ª mismo dirigirse a una mayor¨ªa amplia de espa?oles que esperan del nuevo Ejecutivo una garant¨ªa de estabilidad y prosperidad ganada con muchos sacrificios despu¨¦s de una profunda crisis econ¨®mica.

El futuro Gobierno afronta retos may¨²sculos, desde la continuaci¨®n de la lucha para generar m¨¢s riqueza y empleo en un entorno de enorme precariedad, a los desaf¨ªos territoriales y el pulso que han seguido librando las fuerzas independentistas en Catalu?a a pesar de la aplicaci¨®n del art¨ªculo 155. Por ello es tanto m¨¢s importante que su selecci¨®n y orientaci¨®n est¨¦ guiada por criterios de defensa del orden constitucional y la estabilidad econ¨®mica.

El gobierno que nombre S¨¢nchez va a ser provisional, no solo en el sentido temporal, pues carece de una mayor¨ªa solida que lo respalde y el horizonte electoral va estar muy presente en todas sus decisiones. Lo que no es ¨®bice para que no lo formen personas de reconocido valor y prestigio. Al contrario, precisamente porque lo que necesita Espa?a en este momento es despejar cualquier duda de inestabilidad, deber¨¢ estar formado por personas con la entidad suficiente para dar una se?al ¡ªimprescindible¡ª de estabilidad, pol¨ªtica y econ¨®mica, incluso constitucional, tanto dentro como fuera de Espa?a.

Para censurar a Rajoy y sustituirle al mando del Gobierno, S¨¢nchez ha necesitado reunir fuerzas muy dispares e incoherentes entre s¨ª. Y al rechazar legitimarse mediante unas elecciones anticipadas, se ve obligado a hacerlo por el ejercicio inteligente de una acci¨®n de gobierno prudente y capaz al frente de un Gobierno de acreditado prestigio y solidez.