Respuesta humanitaria

Con la decisi¨®n de acoger en el puerto de Valencia el barco Aquarius,que transporta 629 refugiados e inmigrantes rescatados, el Gobierno espa?ol se alinea con quienes consideran que ante todo hay que dar una respuesta humanitaria a las emergencias y que existe una forma de gestionar la crisis de refugiados diferente del cierre de puertos y fronteras que defiende la extrema derecha. Pero sobre todo indica un cambio en la pol¨ªtica que Espa?a ha seguido hasta ahora.

Cuando el barco atraque en Valencia encontrar¨¢ una red preparada para recibir a los rescatados porque esta y otras muchas ciudades espa?olas tienen desde hace tiempo dispositivos de acogida que apenas se han utilizado. El Gobierno de Mariano Rajoy practic¨® una doble moral en este asunto: mientras proclamaba su disposici¨®n a colaborar en el reparto de refugiados, en la pr¨¢ctica ha acogido a una ¨ªnfima parte de la cifra acordada en el seno de la UE. De manera que Espa?a tiene todav¨ªa un amplio margen de maniobra solo para cumplir los compromisos contra¨ªdos.

Este gesto es especialmente importante en un momento en el que arrecia en Europa un discurso agresivo y de hostigamiento hacia los extranjeros en situaci¨®n irregular. Cuando el ministro italiano de Interior, Matteo Salvini, proclama que ¡°se acab¨® la buena vida de los inmigrantes¡±, no solo est¨¢ fomentando una imagen distorsionada de la realidad, sino que alienta la persecuci¨®n. Discursos como este facilitan que luego pueda haber exaltados que disparan contra los extranjeros, como ha ocurrido en Calabria. Por eso es urgente que Europa aborde una pol¨ªtica de asilo y de gesti¨®n de la migraci¨®n que no sea meramente reactiva, reparta las cargas entre todos los pa¨ªses y garantice el respeto de los derechos humanos. Este objetivo es ahora m¨¢s f¨¢cil. En 2015 llegaron m¨¢s de un mill¨®n de refugiados. Ahora son menos de 200.000 los que llegan al a?o. La cifra sigue siendo importante, pero resulta mucho m¨¢s manejable.