Con amor y una sonrisa

Acabo de leer El orden del d¨ªa, un breve e interesante libro de Eric Vuillard editado por Tusquets hace dos meses. Cuenta con buen estilo la anexi¨®n de Austria por la Alemania de Hitler en 1938. Se describen las t¨¢cticas de Hitler y los intentos de evitarla por parte del presidente y el primer ministro austr¨ªacos, pol¨ªticos de extrema derecha pero que se averg¨¹enzan de ser los responsables de franquear, sin m¨¢s, la frontera a los alemanes.

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Al final, con muy poca resistencia, ceden a los deseos del F¨¹hrer, alentado en su expansionismo por los grandes industriales de su pa¨ªs. Como se sabe, hac¨ªa ya tiempo que frente al dictador nazi la t¨¢ctica era la del ¡°apaciguamiento¡±. Hab¨ªa que tenerlo contento, as¨ª se olvidar¨ªa de ocupar militarmente Europa. La anexi¨®n, en realidad, fue muy f¨¢cil. Lo relata Vuillard a modo de novela: ¡°?Todo hab¨ªa empezado tan bien! A las nueve se alza la barrera de la aduana, y ?y hop, estamos en Austria! No ha hecho falta utilizar la violencia ni golpes sorpresa, no, aqu¨ª todo es amor, conquistamos sin esfuerzo, con suavidad, con una sonrisa¡±.

Me record¨® las posiciones de algunos sobre Catalu?a. En concreto me refiero al reciente manifiesto denominado Renovar el pacto constitucional que, seg¨²n informa EL PA?S, est¨¢ firmado por 60 personalidades del mundo intelectual y acad¨¦mico, algunos buenos amigos m¨ªos. Me he quedado asombrado de su ingenuidad, de su desconocimiento de la historia y del menosprecio por nuestro Estado constitucional.

Pero tambi¨¦n me he indignado. En primer lugar, por el lenguaje: seg¨²n el manifiesto, los catalanes son los nacionalistas catalanes, sus reivindicaciones nacionales han de ser atendidas por todos y entre todos. ?Caramba! Y qu¨¦ pasa con los catalanes que no las reivindicamos, que aspiramos a que la Generalitat se dedique a las cuestiones sociales, econ¨®micas y culturales, tan desatendidas desde hace tiempo. Somos m¨¢s de la mitad, seg¨²n los votos. ?No existimos para esos firmantes, presos de un grave s¨ªndrome de Estocolmo?

Porque atribuir el problema a la ruptura de un desconocido y secreto pacto constituyente por parte del Tribunal Constitucional al admitir los recursos contra el Estatuto catal¨¢n de 2006 y no hacer menci¨®n, por lo menos, que en septiembre y octubre pasados las autoridades de la Generalitat se saltaron ol¨ªmpicamente todas las reglas de un Estado de derecho, es hacer trampas, burdas trampas. Los independentistas han cometido ¡°errores¡±. Es la mayor cr¨ªtica que se les hace. En lo dem¨¢s, la culpa es del Estado.

?Apaciguamiento! ?Amor y sonrisas? Ni hablar. Busca de soluciones, s¨ª. Dentro de la ley. Y los catalanes son muchos m¨¢s que los independentistas. Que no nos den lecciones de democracia.