Fama sexual ?inmerecida?
Lo mismo te creen 'polla misil' y no llegas ni a 'follar¨ªn de los bosques'. O al contrario
No me cabe la menor duda de que me encantar¨ªa tener fama de ser una excelente amante. Pero de momento, me conformo con que digan que soy buena persona.
Aquel t¨ªo era apetecible para todos. Nos gustaba a cualquiera de los que nos relacion¨¢bamos m¨ªnimamente con ¨¦l. Lo ten¨ªa todo para llamar la atenci¨®n entre el resto y, adem¨¢s, dec¨ªan que follaba maravillosamente. Este ¨²ltimo dato hab¨ªa sido confirmado por dos o tres que tuvieron la fortuna de terminar en su habitaci¨®n en un piso compartido de la calle Calatrava. Encima, parec¨ªa que no solo le gustaban las mujeres. Mejor que mejor, pensamos muchos. Antes de que lleg¨¢ramos a final de curso, nuestro compa?ero de cuarto de carrera estaba considerado todo un polla misil de libro. Deseable para todos. Mujeres y hombres. Estar con Arturo implicaba empezar a ser alguien. Su fama le preced¨ªa hasta l¨ªmites insospechados y su curr¨ªculo amatorio resplandec¨ªa.
El susodicho ten¨ªa planta, ten¨ªa coco y ten¨ªa caradura. Los tres factores fundamentales para llamar la atenci¨®n. El resto se lo adjudic¨® su p¨²blico. De ¨¦l o¨ª decir cosas tan apetecibles como que hac¨ªa un sexo oral magn¨ªfico, lo cual recuerdo que me impact¨®. A mis veintipocos no andaba sobrada de buenos expertos y much¨ªsimo menos en esas lides. Porque de cama no pod¨ªamos saber ninguno; mis veintipocos eran los de cualquiera de ustedes; siento no haber estado a la altura de los que ya lo sab¨ªan todo. Tard¨¦ a?os en darme cuenta c¨®mo me gustaba a m¨ª que me lo comieran, no quiero ni contar lo que tard¨¦ en pedirlo. Fue revelador la primera mujer con la que tuve sexo. Yo, que no ten¨ªa ni idea de sexualidad l¨¦sbica, agradecer¨¦ que me dijera aquello de: "Pide". Mi bendita amante entendi¨® que en aquella relaci¨®n espor¨¢dica resumir¨ªamos todas nuestras ganas por mucho que no volvi¨¦ramos a compartirlas. Para m¨ª, aquella mujer ser¨¢ siempre una gran amante. Y, como no he vuelto a estar con ella, me gusta que haya pasado a mi memoria como una de las buenas.
Las mujeres que aman bonito no tienen la fama que les corresponde. Al ser hembras, se las quiere sumisas
Tuve la suerte de que la primera mujer de mi vida fuera espl¨¦ndida. Tanto como intentaba yo ser con todos los que me cruzaba, solo que hasta que ella no lo dijo, jam¨¢s pens¨¦ que lo mereciera. No recuerdo ninguna fama sexual de esta mujer, seguramente porque al ser hembra sus habilidades amorosas pasaban m¨¢s desapercibidas al compartirlas adem¨¢s con mujeres por ser lesbiana. Yo, desde luego, no cont¨¦ nada de nuestro encuentro al haberse producido en tiempos de armarios de bisexualidad cerrados con llave. Y ganas de guardar nuestra intimidad, la suya y la m¨ªa, que no tengo yo tan claro que apetezca contar con qui¨¦n se termina en la cama una noche de s¨¢bado cualquiera, menos cuando en esta sociedad la promiscuidad, como las dotes amatorias, solo se aplauden si los que las profesan son los hombres. Las mujeres que aman bonito no tienen la fama que les corresponde. Al ser hembras, como se las desea sumisas. Y cualquier otra fama que lleve impl¨ªcito el sexo siempre ser¨¢ mucho m¨¢s restrictiva para la mujer que para el hombre, quien ojal¨¢ sea un amante promiscuo. Se vanagloria la fama sexual masculina en funci¨®n del n¨²mero de amantes, ni siquiera por la calidad del amor¨ªo.
Nuestra fama nos precede. No quiero ni contar si de lo que hablamos es de nuestra fama sexual. Igual que estos dos siempre ser¨¢n para m¨ª el acabose de la cama, (recordemos que con el primero jam¨¢s estuve y aquella inmensa mujer y yo no volvimos a repetir). El papel de la memoria es indispensable para convertir a cualquier 'follar¨ªn de los bosques' en un polla misil, basta con que cualquiera recuerde aquel polvo como lo imagin¨® y no tanto como sucedi¨®. Recordamos aportando a nuestros recuerdos las sensaciones que cre¨ªmos vivir o que deseamos haber vivido. Mejoramos el relato que construimos a partir de lo que sucede. Me pregunto cu¨¢nto habr¨¢ de maravillosa en aquella entrepierna que ahora estar¨¢ cerca de la cincuentena. Es m¨¢s que probable que, efectivamente, sea un magn¨ªfico amante. O no. Lo mismo no pasaba de simple 'follar¨ªn de los bosques', esos que pican aqu¨ª y pican all¨ª, nunca se quedan en ning¨²n fruto pero como no dejan de revolotear alrededor de todas, se convierten en un amante f¨¢cil al que recurrir en caso de apuro. La fama sexual de cada uno act¨²a como err¨®nea carta de presentaci¨®n, as¨ª que preg¨²ntense cu¨¢nto favorecen a m¨¢s de una etiqueta ajena.
Hasta que no compruebe en mis propias carnes c¨®mo es el sexo de mi excompa?ero, cosa poco probable teniendo en cuento que le perd¨ª la pista hace m¨¢s de veinte a?os, aquel chaval desgarbado me seguir¨¢ pareciendo una m¨¢quina del sexo. Madre m¨ªa como no lo sea... ?Con las ganas que le tengo desde la facultad!
S¨ªgueme en Twitter y Flipboard y esc¨²chame en la cadena SER en el programa 'Contigo dentro'
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.