Diez playas junto a Lisboa y sin la plaga del coche
Bici, barco y tren son alternativas c¨®modas y baratas para ba?arse en el Atl¨¢ntico a unos minutos de la capital
Mientras en el tren de Londres siguen con bomb¨ªn y paraguas, los de Lisboa se llenan de sombrillas y chanclas. Con San Antonio llega el calor. Huele a sardinas y aceite de coco. De la estaci¨®n de Cais de Sodr¨¦, en el centro tur¨ªstico de la capital portuguesa, parten cada diez minutos trenes con destino a Cascais. Es uno de los sistemas de pisar arena sin necesidad de conducir (y aparcar) un coche.
El tren es uno de los medios de transporte p¨²blicos para llegar c¨®modamente a las playas oce¨¢nicas cercanas a Lisboa. La bici, metida en el barco a Trafaria, y por supuesto los autobuses son otros m¨¦todos de pasar un d¨ªa en la playa sin que se convierta en un jornada completa en la carretera.
El portugu¨¦s acostumbra a ir temprano a la playa ¡ªsi la referencia es el horario espa?ol, muy temprano¡ª. A las 10 ya est¨¢n en la arena. Tambi¨¦n se van pronto, aunque vuelven otros. Hay un doble turno espont¨¢neo-colectivo, de 10 a 3 para las familias con ni?os; de 4 a 10 para los j¨®venes; unos comen y los otros cenan. Un traj¨ªn que no afecta al turista, que va a la suya con sus circunstancias y sus presupuestos y con un d¨ªa para aprovechar al m¨¢ximo. En verano y fin de semana, el transporte p¨²blico es la soluci¨®n.
Por comodidad y precio, lo mejor es subirse al tren con destino Cascais; en su trayecto hay muchas playas, cada una con sus caracter¨ªsticas. Los valientes pueden apearse en una y seguir a pie por el paseo mar¨ªtimo que, alg¨²n d¨ªa, unir¨¢ Lisboa con Cascais sin compartir cuneta con los coches.
Praia Velha en Pa?o de Arcos. Una playa de pueblo, con sus barcas a la orilla, su quiosco y su parque al otro lado de la carretera. Es peque?a y muy agradable, al igual que su centro urbano, en plena restauraci¨®n a precios de Costa Azul. La primera destacable desde Lisboa. P¨²blico: parejas del lugar.
Santo Amaro. Playa extensa, agradable, con servicios completos para los ba?istas y zona verde al otro lado de la carretera. Como la anterior, el tren deja un poco lejos de la playa. P¨²blico: familias del lugar.
El lado m¨¢s salvaje se encuentra en la Costa de Caparica, adonde se llega en bici subida en un barco desde Bel¨¦m
Carcavelos. Una de las m¨¢s extensas de la linha?(carretera que va de Lisboa a Cascais). Centro de reuni¨®n de los j¨®venes que se encontraron la noche anterior en la disco o los que llegaron para dormir el amanecer. El tren pasa cerca. Mucha marcha y actividad, musical y deportiva. El tentempi¨¦ en A Pastorinha,?un cl¨¢sico en la misma arena. P¨²blico: j¨®venes energ¨¦ticos.
Tamariz. El tren para all¨ª mismo, junto al casino de Estoril. Con la ciudad al lado, es muy c¨®moda y popular. La gente que la disfruta es gente ordenada, que no se sale de los metros cuadrados que le corresponden. Casi todo el espacio es para hamacas y su sombrilla respectiva. La comodidad se completa con la posibilidad de combinar el alquiler con hamaca y piscina de agua dulce y comida en el club del mismo nombre de la playa. P¨²blico: gente disciplinada para girar la hamaca 180 grados sin molestar.
Albatroz. Situada entre la playa de la Duquesa y la de la Reina, apenas se ve. Una cala m¨ªnima, casi exclusivamente para los clientes del hotel Albatroz, aunque no lo es. El rockero Robert Plan disfruta de ella en sus visitas a Lisboa. P¨²blico: casi no cabe.
Ribeira de Cascais. La m¨¢s se?orial (con permiso de Rainha). Hay que ba?arse aqu¨ª una vez en la vida, con los barcos de su aristocr¨¢tico club mar¨ªtimo al lado. Insuficiente para el centro urbano que la rodea, pero es una experiencia. Los madrugadores (all¨¢ por las 8 de la ma?ana) pueden hacerse un selfi con el presidente de Portugal, que andar¨¢ por ah¨ª buceando. P¨²blico: nobles o no, que m¨¢s da, en pa?os menores, todos nos parecemos.
La costa entre Lisboa y Cascais no es el ¨²nico recurso playero. El lado m¨¢s salvaje se encuentra en la Costa de Caparica, totalmente abierta al Atl¨¢ntico con kil¨®metros de arena que cambian de nombres y de p¨²blicos. La v¨ªa m¨¢s c¨®moda y barata para llegar es el barco que sale cada media hora de la terminal de Bel¨¦m a Trafaria. Se camina un kil¨®metro y se llega al mar, pero es mejor haber subido al barco con bici y as¨ª ser libre para ir de arriba abajo sin l¨ªmites y pasar de playas ca?eras a playas nudistas y entre medio, claro, las de cubitos y palas.
Cova de Vapor. La m¨¢s cercana a la terminal fluvial. Una desvencijada aldea de pescadores pero con una esquina deliciosa de arena entre el Tajo y el Atl¨¢ntico. P¨²blico: gente sin complejos ni necesidades.
S?o Jo?o. Al contrario que la anterior, aqu¨ª ya todo es marcha y con muchos humos. Hay varios Beach club y Sunset club y Salt and Pepper club y todo eso. Pese a los nombrecitos, es una playa muy familiar portuguesa. P¨²blico: jugones de d¨ªa, bailones de noche.
Costa Caparica. El n¨²cleo urbano que da el nombre a todo el litoral. Tiene la ventaja de que all¨ª descarga el autob¨²s que sale de la lisboeta plaza de Espa?a y que a su alrededor hay soluciones para sustituir el cocodrilo verde olvidado en casa o el banco-picnic plegable. Es, claro, la m¨¢s alborotada. P¨²blico: veraneante agoste?o cl¨¢sico.
Fonte da Telha. Desde Costa de Caparica hay que coger un trenecito y apearse en esta alejada playa, que tiene una asentada comunidad de vecinos y buenos chiringuitos. Es una de las m¨¢s aut¨®ctonas de la zona. En cualquier caso, lo indispensable es subirse al trenecito. P¨²blico: lugare?o.
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