El empoderamiento de las trabajadoras del textil en Banglad¨¦s
Si bien su empleo les proporciona dinero y ha logrado desafiar a la sociedad patriarcal, estas mujeres a¨²n se encuentran en peligro en el hogar y en el entorno laboral
Durante cuatro d¨¦cadas, el sector de las prendas de vestir ha impulsado la econom¨ªa de Banglad¨¦s y dado m¨¢s trabajo que ning¨²n otro. En particular, las mujeres se han beneficiado de este auge laboral y, hoy en d¨ªa, la mayor¨ªa de los cuatro millones de empleados de esta industria son de sexo femenino.
Pero si bien la actividad textil ha dado dinero a la econom¨ªa de las mujeres y ha desafiado a esta sociedad patriarcal para que evolucione, el empoderamiento econ¨®mico no ha mejorado mucho la igualdad de g¨¦nero y el bienestar femenino. Al contrario, las mujeres se encuentran en peligro en dos frentes: en el hogar y en el trabajo.
Aunque se ha escrito mucho sobre la explotaci¨®n en la industria de la vestimenta, hay escasez de datos sobre las implicaciones de la salud y la seguridad para las mujeres en este sector. Nuestra organizaci¨®n, ICDDR, B (siglas en ingl¨¦s para Centro Internacional para la Investigaci¨®n de las Enfermedades Diarreicas, Banglad¨¦s), est¨¢ trabajando para cambiar esta situaci¨®n. En una serie de estudios recientes, exploramos los problemas de salud y seguridad ¡ªtanto f¨ªsicos como emocionales¡ª que afrontan las mujeres que producen prendas que nunca ser¨¢n capaces de permitirse.
Las mujeres con las que hablamos ten¨ªan historias similares. La mayor¨ªa estaban o hab¨ªan estado casadas, ten¨ªan bajo nivel educativo y hab¨ªan migrado a las ciudades desde hogares pobres en Banglad¨¦s para sustentar a sus familias. Casi todas trabajaban al menos diez horas diarias, todos los d¨ªas. Muchas hac¨ªan horas extra para cumplir su cuota de producci¨®n diaria de 100 camisas por hora. Y, dependiendo de su puesto, pasaban sus turnos de pie (si eran inspectoras de calidad), sentadas (si eran operadoras de m¨¢quinas) o en movimiento (si eran ayudantes de f¨¢brica).
Hay una perturbadora correlaci¨®n entre empleo en la industria de la vestimenta y violencia a las mujeres. Un impresionante 43% se?al¨® haber sido v¨ªctimas de abusos sexuales por su c¨®nyuge el a?o anterior
Pero lo que hace ¨²nicos a nuestros estudios es la informaci¨®n que reunimos sobre lo que ocurre despu¨¦s del trabajo. Aqu¨ª los datos son todav¨ªa m¨¢s llamativos.
Para comenzar, la mayor¨ªa de las trabajadoras casadas no terminan su turno al acabar el de su f¨¢brica. Se espera que en casa cocinen, limpien y realicen otras tareas del hogar, trabajo adicional que las deja exhaustas y expuestas a enfermedades. En particular, las embarazadas sufren importantes problemas de salud, como hipertensi¨®n, debido a sus brutales horarios. Y, sin embargo, la mayor¨ªa oculta su embarazo hasta que pueden, ya que necesitan esos ingresos y temen que los supervisores las despidan cuando lo descubran.
Esto tambi¨¦n tiene un alto precio emocional. Las madres trabajadoras procedentes de pueblos aseguran sufrir altos niveles de culpa, ansiedad y estr¨¦s por estar lejos de sus hijos, a los que suelen tener que dejar en sus hogares por no poder permitirse (ni por tiempo ni por dinero) cuidarlos en Dacca.
Dos de cada cinco trabajadoras tienen tendencias suicidas. Sin embargo, los sistemas de atenci¨®n de salud de las f¨¢bricas que hemos estudiado no tratan la enfermedad mental como un problema grave. De hecho, la mayor parte de las empresas no cuentan con ning¨²n sistema de atenci¨®n de salud mental para sus empleados, por lo que las mujeres sufren en silencio.
Para terminar, nuestra investigaci¨®n identific¨® una perturbadora correlaci¨®n entre el empleo en la industria de la vestimenta y la violencia (f¨ªsica, emocional y sexual) contra las mujeres. Un impresionante 43% de las entrevistadas se?al¨® haber sido v¨ªctimas de abusos sexuales por su c¨®nyuge el a?o anterior. Para poner esta cifra en perspectiva, el promedio nacional de esta forma de violencia es un 13%. Si bien no contamos con los datos que expliquen por qu¨¦ las tasas de abuso son tan altas en el sector del vestido, van en la misma l¨ªnea con la visi¨®n prevalente de que las mujeres que trabajan en ¨¦l est¨¢n relacionadas, de alguna manera, con el trabajo sexual y la promiscuidad.
Sin duda, las mujeres de Banglad¨¦s han ganado cierta autonom¨ªa e independencia financiera por participar en este sector. Pero, como ilustran los datos, esto conlleva un coste. Y si bien los activistas y conocedores de la industria reconocen que las actitudes y las pr¨¢cticas abusivas hacia las trabajadoras deben cambiar, hoy en d¨ªa no hay consenso sobre c¨®mo proceder.
Pensamos que es tiempo de cambios, y un buen lugar para comenzar, ser¨ªa presionar a las multinacionales a hacer de la igualdad de g¨¦nero una prioridad importante. Muchas de las marcas globales que dependen de estas f¨¢bricas se han comprometido con la paridad en sus casas matrices. Deber¨ªan hacer lo mismo en el lado de la producci¨®n, donde los puestos gerenciales est¨¢n ocupados casi exclusivamente por hombres, disparidad que refuerza el desequilibrio de g¨¦nero en otras partes de la sociedad.
Pero tal vez el cambio m¨¢s importante que se ha de hacer es integrar a los hombres en un di¨¢logo sobre g¨¦nero. En varios pa¨ªses africanos, las iniciativas de sensibilizaci¨®n en este aspecto han reducido la discriminaci¨®n y la violencia contra las mujeres. Por ejemplo, un programa en ?frica occidental re¨²ne a maridos y esposas a sesiones de di¨¢logo con mediadores, para mejorar el papel de las mujeres en la toma de decisiones financieras. Para lograr avances similares en Banglad¨¦s se necesitan cambios profundos en las pol¨ªticas y programas. El sector de las prendas de vestir, y los hombres en t¨¦rminos m¨¢s amplios, deben comprometerse con el objetivo del empoderamiento de las mujeres.
Tras cerca de 40 a?os, las mujeres son la fuerza impulsora del sector industrial m¨¢s importante de ese pa¨ªs. Pero, por el momento, tienen que pagar un precio f¨ªsico y emocional demasiado alto.
Ruchira Tabassum Naved es soci¨®loga y especialista de g¨¦nero en icddr,b. Sadika Akhter es una antrop¨®loga que trabaja como subcoordinadora de proyectos en icddr,b.
Traducido del ingl¨¦s por David Mel¨¦ndez Tormen
Copyright: Project Syndicate, 2018. www.project-syndicate.org
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