Tres de cada diez ni?os argentinos necesita los comedores sociales para alimentarse
Un informe de la Universidad Cat¨®lica Argentina indica adem¨¢s que el 48,1% de la infancia y adolescencia del pa¨ªs es pobre y el 10% vive en la indigencia
Tres de cada diez ni?os argentinos necesitan acudir a comedores sociales o recibir ayudas en la escuela para no pasar hambre. Casi 4,2 millones de ni?os se vieron en esta situaci¨®n en un pa¨ªs con alrededor de 44 millones de habitantes. Este es el principal dato que se extrae de un informe presentado hoy por la Universidad Cat¨®lica Argentina (UCA) que recoge datos sobre la infancia en ese pa¨ªs entre 2010 y 2017.
Es un claro retroceso que la gente vuelva a necesitar los comedores. ¡°Cuando uno habla de asistencia alimentaria, se remonta a la crisis del 2001. Est¨¢ perfecto que el Estado cumpla su funci¨®n y brinde apoyo cuando es un problema, pero la cuesti¨®n de fondo es que sigan pasando los a?os y esta demanda siga vigente¡±, manifiesta Sebasti¨¢n Waisgrais, especialista en Monitoreo e Inclusi¨®n Social de UNICEF Argentina.
Seg¨²n el informe, el 48,1% de ni?os, ni?as y adolescentes son pobres en t¨¦rminos de ingresos y en el interior de este grupo se identifica en situaci¨®n de indigencia al 10,2%. La Asignaci¨®n Universal por Hijo (AUH) a¨²n no logr¨® resolver las inequidades. Esta cobertura alcanza a cinco de cada diez peque?os. Waisgrais considera que este a?o la situaci¨®n todav¨ªa es m¨¢s compleja: ¡°La mayor necesidad de ajuste fiscal, la inflaci¨®n cercana al 30%, el posible impacto de la devaluaci¨®n, el aumento de modalidades precarias de trabajo crean un contexto que hace necesaria una mayor presencia del Estado para proteger los ingresos y dinamizar los circuitos de econom¨ªa social¡±.
Un ni?o en el estrato social marginal registra el triple de probabilidad de no haber consultado al m¨¦dico en el ¨²ltimo a?o que uno de clase media
Ianina Tu?¨®n, Investigadora Responsable del Bar¨®metro de la Deuda Social de la Infancia de la UCA y responsable del informe cree que la infancia es una poblaci¨®n muy poco valorada por los pol¨ªticos.? ¡°Hay dos derechos -salud y educaci¨®n- que el Estado argentino tiene que garantizar. Se puede observar que ambos son servicios p¨²blicos muy pobres. Se pide a las familias que reciben la AUH que cumplan con la contraprestaci¨®n de escolarizar a sus hijos y acercarlos al sistema de salud. Sin embargo, es el Estado el que no est¨¢ pudiendo garantizar ambas dimensiones desde el punto de vista de la oferta. El ejercicio de esos derechos depende de que la oferta sea para todos y de calidad. Se observa que los sectores sociales m¨¢s desfavorecidos obtienen los peores servicios¡±.
La mitad de la infancia en la Argentina tiene como ¨²nica opci¨®n de atenci¨®n sanitaria el sector p¨²blico. Se estima que en 2017 dos de cada diez ni?os no asistieron al m¨¦dico. Esto ocurre con mayor propensi¨®n a medida que crecen y ganan autonom¨ªa. Mientras que hasta los cuatro a?os se estima que el 10% no asisti¨® a una consulta, entre los cinco y doce a?os, es el 20% y en la adolescencia asciende al 30%. Un ni?o en el estrato social marginal registra el triple de probabilidad de no haber consultado al m¨¦dico en el ¨²ltimo a?o que uno de clase media.
En relaci¨®n al derecho a la educaci¨®n, en 2017, los ni?os pobres tienen m¨¢s del triple de probabilidad de no asistir al nivel inicial que los que no lo son. En la educaci¨®n secundaria el d¨¦ficit educativo es muy elevado y se estima en 36,8%.
Otras formas de pobreza extrema pueden verse en el h¨¢bitat. Hacinamiento, precariedad en los materiales de construcci¨®n y d¨¦ficit de saneamiento son aspectos de la vida cotidiana de muchos ni?os. La mitad de la infancia urbana en el pa¨ªs reside en un espacio residencial nocivo en t¨¦rminos de la contaminaci¨®n ambiental. Esta situaci¨®n no se ha modificado de modo sustantivo en el per¨ªodo comprendido entre 2010 y 2017. Los chicos en el estrato marginal registran el triple de probabilidad de vivir en espacios contaminados que los de clase media. Asimismo, el riesgo se eleva al 75,7% en el campo y en ¨¢reas metropolitanas.
El acceso a la informaci¨®n tambi¨¦n presenta desigualdad. El 59,9% de los ni?os y ni?as no tienen una biblioteca con libros en su hogar y el 39,1% no cuenta con una computadora. ¡°No tenemos Gobiernos que se hayan ocupado de mejorar las estructuras de oportunidades de la poblaci¨®n. Otro punto a tener en cuenta es que hay pocos reclamadores sobre estos aspectos. No tenemos ni?os que demanden mayor calidad de educaci¨®n. No les vemos cortando calles o ejerciendo presi¨®n. La defensa de sus derechos depende de los adultos¡±, enfatiza Tu?¨®n.
No tenemos ni?os que demanden mayor calidad de educaci¨®n. No les vemos cortando calles o ejerciendo presi¨®n. La defensa de sus derechos depende de los adultos
Espacio vacante
Frente al contexto presentado en el informe, se evidencia la necesidad de constituir una figura que reclame por el cumplimiento de los derechos de los ni?os. La figura legal del Defensor de Ni?as, Ni?os y Adolescentes fue creada por ley en 2005. Aunque se establec¨ªa un plazo de 90 d¨ªas para su designaci¨®n, el cargo sigue vacante tras m¨¢s de 12 a?os. Seg¨²n la coalici¨®n de organizaciones de la sociedad civil Infancia en Deuda, el nombramiento del Defensor del Ni?o de la Naci¨®n es crucial porque representa la voz de los m¨¢s vulnerables y desprotegidos en el reclamo por sus derechos. Se trata de una figura alcance federal, que tiene como objetivo central el control de todos los organismos p¨²blicos y privados.
Waisgrais opina: ¡°Contar con esta figura permitir¨ªa que todas estas vulneraciones de derechos sean m¨¢s escuchadas y denunciadas. La defensor¨ªa no es solo un organismo de control y defensa, tambi¨¦n puede generar una instancia de di¨¢logo y recomendaciones a quienes tienen temporalmente la obligaci¨®n de implementar pol¨ªticas publicas para cumplir con los derechos de la ni?ez. No es una instituci¨®n que genera soluciones inmediatas, pero contribuye a un mayor cumplimiento de los derechos. Es importante poner esto en la agenda¡±.
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