Mejor roto
Yo creo que el coraz¨®n empieza a funcionar cuando se parte: es m¨¢s libre despu¨¦s
El f¨²tbol, lo superfluo, ha dejado en segundo plano, como es habitual, lo importante: la resoluci¨®n del tri¨¢ngulo amoroso que afectaba a Vicente, Aitana y Cepeda. Aitana y Cepeda son dos concursantes de Operaci¨®n Triunfo que iniciaron, dentro de la Academia, una amistad bajo la mirada, fuera, de Vicente, novio de Aitana. La audiencia asisti¨® en directo a la construcci¨®n de una relaci¨®n de afecto en un contexto empalagoso: letras de canciones de amor, aprendizaje, ambici¨®n y ¨¦xito. No tardaron sus miles de fans en reclamar algo m¨¢s, aquello que tambi¨¦n ped¨ªan las poses, las declaraciones y los mensajes en redes sociales de Cepeda. Y as¨ª se cre¨®, bajo la presencia at¨®nita del tercero, la atm¨®sfera de una relaci¨®n de amor televisada.
Donde muchos seguidores de los triunfitos ve¨ªan el origen de una relaci¨®n so?ada para ellos, y a fe que lo consiguieron, los Vicentes y Vicentas del mundo que alguna vez han visto c¨®mo su pareja se iba enamorando de la persona de la que todo el mundo desconfiaba menos ellos han vivido una carnicer¨ªa. Con el agravante de tener a miles de personas animando a su novia a dejarlo como si se tratase de un partido de f¨²tbol, y de tener que ver c¨®mo el primer beso de la nueva pareja sobre el escenario ¡ª?en el Bernab¨¦u!¡ª era aclamado como si fuese un gol: un estadio que a duras penas festeja un t¨ªtulo vini¨¦ndose abajo por un pico.
Tengo un antiguo inter¨¦s por el amor y a¨²n m¨¢s por su mejor secuela, el desamor. El que no ha sido Vicente lo ser¨¢ alg¨²n d¨ªa, e incluso es probable que en alguna ocasi¨®n sea Aitana o Cepeda, o que la vida le ponga directamente en la posici¨®n de Carlos Lozano, y a correr. Despu¨¦s de muchos a?os de estudio creo que lo m¨¢s duro no es ser testigo de la descomposici¨®n de tu relaci¨®n, ni haber sido sustituido por el famoso amigo de ella entre la euforia de un mont¨®n de gente. Lo primera lecci¨®n es que la otra parte siempre es libre para enamorarse de quien quiera, no tiene un propietario al que rendirle cuentas, ni debe convertir su vieja relaci¨®n en un placebo por miedo a hacerle da?o: mejor arrancar la planta de ra¨ªz que estar pod¨¢ndola a espaldas de todos sin que el otro sepa por qu¨¦ mengua cada d¨ªa.
Al principio se sufre, porque normalmente esto ocurre en la adolescencia o al salir de ella, pero yo creo que el coraz¨®n empieza a funcionar cuando se parte: es m¨¢s libre despu¨¦s. Lo que pasa antes es tan bonito que no tiene sentido ni lleva a ninguna parte, y no hay nada peor que pensar que otra persona es tuya y para siempre; mejor encontrar a quien te deja por primera vez, y recordar con cari?o a esa persona por haberte hecho adulto, o haberlo intentado al menos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.