¡®Noche en el museo¡¯ | Cari?o, no pintes el Guernica
Para un ni?o, si gestionamos bien la experiencia, puede resultar un espacio fascinante
Como cada verano, los padres nos lanzamos a buscar actividades fresquitas para que nuestras criaturas se diviertan y/o no se pasen el d¨ªa en el sof¨¢ hipnotizados por la tele. Para salir de casa de manera activa, valoramos cursillos, campamentos, piscinas o incluso la horchater¨ªa con parque infantil cercano, y nos solemos olvidar del eterno amigo que nos espera paciente: el museo.
Para un adulto nada comprometido con la cultura, un museo quiz¨¢ es s¨®lo un sitio donde guardan lo que t¨¦cnicamente se conoce como ¡°cosas caras para ponerse delante y mirar con cara de entendido¡±. Pero para un ni?o, si gestionamos bien la experiencia, puede resultar un espacio fascinante.
Pensad que los cr¨ªos con un poco de arena donde antes se hayan meado los perros ya est¨¢n felices, as¨ª que un lugar fresquito con arte para descubrir puede ser una aventura llena de emociones.
Eso s¨ª, lo dif¨ªcil es conseguir que las criaturas no corran ni griten en el museo y sobre todo que no rompan nada que cueste varios billones. Que no les d¨¦ por sacar rotuladores y pintar el Guernica, por ejemplo. Y, sobre todo, si llev¨¢is el cochecito, no se os ocurra alejaros de ¨¦l ni tres segundos, porque se os echar¨¢n encima todos los vigilantes.
Aunque parezca complicado alinear todos los factores, si conseguimos ir cuando los ni?os no tengan ni hambre ni sue?o ni el az¨²car les tenga en plan Pocholo, y adem¨¢s hay poca gente, una visita de media hora m¨¢ximo puede ser muy gratificante. Y si despu¨¦s les compramos algo en la tienda-librer¨ªa que tenga relaci¨®n con lo expuesto a¨²n se acordar¨¢ m¨¢s y crecer¨¢n sus ansias de aprender.
Por supuesto, nosotros huimos de toda visita guiada ni de explicaciones elaboradas. Buscamos el lado l¨²dico de la visita, imitando con la ni?a las caras de las estatuas, inventando cuentos sobre lo que hay en el lienzo, poniendo las voces de los personajes retratados, o pensando juntos para qu¨¦ serv¨ªan cada uno de los objetos de la vitrina.
Algunos museos lo ponen todav¨ªa m¨¢s f¨¢cil. Pienso en los Caixaforum, con varias sedes por Espa?a, que tienen una parte infantil-familiar muy interesante, con actividades para tocar, dibujar o experimentar. (Ojal¨¢ todos los centros siguieran su ejemplo y acercaran el arte a los ni?os. Porque, igual que la comida sana, si te acostumbran de peque?o, te acaba apasionando.)
Hay que elegir bien d¨®nde llevar a los ni?os, pero confiad en su capacidad de asombro. Artistas tan l¨²dicos como Dal¨ª, Mir¨® o Picasso quiz¨¢ los entienden y disfrutar m¨¢s que nosotros. En cambio, la expo de retratos h¨ªpsters o la WorldPressPhoto llena de desgracias es mejor dejarlas para cuando sean universitarios y quieran fardar en Instagram.
(Y si os da cosica gastar dinero en entradas sin saber si a los cinco minutos os llamar¨¢n la atenci¨®n y tendr¨¦is que salir, siempre pod¨¦is practicar con las galer¨ªas de arte. Tambi¨¦n tienen arte del bueno¡ y aire acondicionado.)
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