Pr¨¦stamos para vestir de Gucci en el Congo

IMPECABLEMENTE vestida con un traje de lino de Jean Courcel, corbata de Chanel y gafas de sol de Versace, Ntsimba Marie Jenne no parecer¨ªa fuera de lugar en la primera fila de un desfile en la semana de la moda de Par¨ªs o Londres. Pero resulta que luce su ropa en Brazzaville, la capital de Rep¨²blica del Congo. A pesar de las calles atravesadas por aguas residuales, de las desvencijadas casas de hormig¨®n, de los pollos picoteando la basura cerca de sus pies y, por supuesto, del intenso calor, esta sapeuse de 52 a?os parece que hubiera gastado un mill¨®n en ropa. Cada vez hay m¨¢s mujeres que se unen a la masculina Sociedad de Creadores de Ambiente y de los Elegantes o Sape, en sus siglas en franc¨¦s. Como ellos, se gastan 3.000 d¨®lares en un traje cuando no tienen ni agua corriente o ahorran del presupuesto para comida para conseguir los accesorios perfectos. Muchas trabajan de amas de casa, polic¨ªas o costureras, pero en cuanto salen se transforman en dandis. En la calle son como estrellas del rock, la gente se gira para mirarlas llevando alegr¨ªa de vivir a su comunidad y desafiando las circunstancias. Gastar dinero en paraguas estampados y calcetines de seda puede parecer surrealista cuando casi la mitad de la poblaci¨®n de Congo vive en la pobreza, pero el movimiento Sape pretende hacer algo m¨¢s que elevar el ¨¢nimo: durante a?os ha sido una forma de resistencia colonial, activismo social y protesta pac¨ªfica.?