La maldita suerte
Hay much¨ªsimas personas de talento que se dejan la piel y el alma como las que m¨¢s en sus proyectos, y que, sin embargo, no consiguen salir adelante
Siempre he pensado que la buena suerte no existe: la vida te la vas labrando con mil peque?as decisiones cada d¨ªa, con esfuerzo y con tenacidad de estalactita. Pero creo en la existencia de la mala suerte, porque hay much¨ªsimas personas de talento que se dejan la piel y el alma como las que m¨¢s en sus proyectos, y que, sin embargo, no consiguen salir adelante en sus vidas. De hecho, hay biograf¨ªas que parecen marcadas por una luna negra. Personas con tal c¨²mulo de desgracias a sus espaldas que su destino empavorece. Son v¨ªctimas inocentes a las que un dios ciego escoge castigar.
Me sobrecogi¨®, por ejemplo, el caso de un traductor chileno al que conoc¨ª en Berl¨ªn en 1989, cuando la ca¨ªda del muro. Ten¨ªa cuarenta y pocos a?os, hablaba un alem¨¢n magn¨ªfico y serv¨ªa de int¨¦rprete a los periodistas espa?oles que acud¨ªamos en tropel a cubrir las noticias. Estuvimos varios d¨ªas de la ceca a la meca, trabajando mil horas, y al final se abri¨® y me confi¨® su historia. En 1973, cuando el golpe de Pinochet, ¨¦l y su mujer hab¨ªan sido detenidos con veintipocos a?os. Los torturaron a ambos de una manera aberrante y atroz que me cont¨®. Cuando, a?os despu¨¦s, lograron salir ambos del pa¨ªs, intentaron quererse, pero no pudieron. La historia se rompi¨®. Necesitaron ayuda ps¨ªquica y m¨¦dica. Segu¨ªan convaleciendo, cada uno por su lado. Pero ¨¦l estaba empezando a salir del pozo. Lo explic¨® todo muy bien. Me emocion¨®. Era un tipo estupendo. Seis meses despu¨¦s, regres¨¦ a Berl¨ªn para hacer otro reportaje e intent¨¦ contratarlo de nuevo como int¨¦rprete. Y entonces me enter¨¦ de que se hab¨ªa matado unas semanas antes, mientras trabajaba con un equipo de televisi¨®n. Se estrellaron con el coche y ardieron. Se abrasaron. Sigo rogando mentalmente que ya estuviera muerto. O inconsciente. No fue justo.
Hay muchos otros casos, tambi¨¦n hist¨®ricos. Como el de Polidori, m¨¦dico, secretario, quiz¨¢ amante y desde luego v¨ªctima de Lord Byron. De entre los muchos libros que cuentan la famosa noche en Villa Diodati en la que Mary Shelley cre¨® a Frankenstein, recomiendo El a?o del verano que nunca lleg¨®, de William Ospina, en donde se reivindica la imagen de este hombre, al que Byron llamaba, despectivamente, ¡°el pobre Polidori¡±. Byron, cruel, lo destroz¨®: le repet¨ªa que era un in¨²til, que sus obras (el m¨¦dico escrib¨ªa) eran espantosas, que era un hombre rid¨ªculo. No parece serlo en absoluto, y aquella noche de truenos en la que los invitados de Byron se propusieron escribir cuentos de terror, mientras Mary par¨ªa a Frankenstein, Polidori cre¨® El vampiro, el antecedente de Dr¨¢cula y en realidad un retrato del chupasangres anfitri¨®n. El destino cruel (luna negra, dios ciego) hizo que el libro se publicara bajo el nombre del vampiro inspirador, es decir, de Byron, que no se dio ninguna prisa en deshacer el entuerto. El relato fue un ¨¦xito tremendo: al principio vend¨ªa 5.000 libros al d¨ªa¡ con el nombre del malo. Al cabo Polidori consigui¨® que se reconociera su autor¨ªa, pero ya era tarde, estaba emocionalmente deshecho. Se suicid¨® a los 25 a?os bebiendo ¨¢cido pr¨²sico. Hace falta estar muy desesperado para darle a la muerte un beso tan atroz. Y su mala suerte perdura: hoy apenas si se le recuerda, y su imagen sigue estando manchada por la versi¨®n ponzo?osa de Byron: en la Wikipedia, por ejemplo, le dejan bastante mal.
De modo que yo s¨®lo cre¨ªa, repito, en la mala suerte, no en la buena. Y de pronto ha salido en la revista Nature un estudio tremendo de la Universidad de Northwestern que, tras analizar la carrera de 30.000 cineastas, artistas y cient¨ªficos, concluye que el ¨¦xito viene en rachas; que estas rachas duran poco, como m¨¢ximo cinco a?os; que por lo general s¨®lo se tiene una en la vida, y que son un completo producto del azar. Es decir, de la buena suerte. Un veredicto aterrador que te deja tiritando. Supongo que todos nos plantearemos lo mismo: ?La he tenido ya, no la he tenido? Si ya hubo una etapa buena, ?el futuro s¨®lo ser¨¢ decaer? ?Importa un bledo el esfuerzo? Espero que el estudio no ande muy atinado. Mientras tanto, en este agosto en el que no nos veremos (volver¨¦ a publicar mis art¨ªculos en septiembre), les deseo que tengan mucha suerte. Por si acaso.?
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