No hay barrera que los detenga
Las personas con diversidad funcional de Guinea-Bis¨¢u, con escasa ayuda y mucha voluntad, luchan por la integraci¨®n en un pa¨ªs que no se lo pone f¨¢cil
Joaquim Batista Correia sube con extrema dificultad y apoy¨¢ndose en sus muletas las estrechas escaleras del imponente edificio del Parlamento de Guinea-Bis¨¢u. Diputado nacional desde hace cuatro a?os, no ha conseguido hasta ahora que la sede del poder legislativo sea un edificio adaptado a personas con discapacidad motora como la que ¨¦l mismo sufre. ¡°Hay un ascensor, pero no funciona. Se lo he dicho al presidente de la Asamblea Nacional, pero nada¡±, se lamenta. Los problemas de Batista son todo un s¨ªmbolo de la escasa atenci¨®n que obtienen las personas con diversidad funcional en Guinea-Bis¨¢u, pero tambi¨¦n de su empe?o por ser reconocidos y valorados.
El pa¨ªs tiene una alta tasa de personas con discapacidad sobre todo por la existencia de un d¨¦bil sistema p¨²blico de salud. Seg¨²n el ¨²ltimo censo, que data de 2009, entre los 1,8 millones de habitantes hay 13.500 personas con diversidad funcional, aunque este registro necesita de una evidente actualizaci¨®n. Naciones Unidas estima que en toda ?frica hay unos 80 millones de personas con alg¨²n tipo de discapacidad.
Emanuel Rodrigues no recuerda qu¨¦ es ver. Ciego desde los tres a?os a causa de un glaucoma, tuvo la fortuna de contar con el apoyo de su familia, que le pag¨® clases particulares en las que aprend¨ªa todo de memoria. Sin embargo, hac¨ªa falta algo m¨¢s para que el peque?o Emanuel pudiera labrarse un futuro y su padre, funcionario de la Administraci¨®n colonial, lo envi¨® a estudiar braille a Lisboa. Corr¨ªa el a?o 1967 y Guinea-Bis¨¢u ni siquiera exist¨ªa como pa¨ªs independiente.
El inquieto Rodrigues sinti¨® siempre la necesidad de dar las oportunidades que ¨¦l tuvo a las personas con discapacidad de su pa¨ªs. Por eso en 1996 fund¨® la Asociaci¨®n Guimeraes para la Rehabilitaci¨®n e Integraci¨®n de Ni?os Ciegos (Agrice) y cinco a?os m¨¢s tarde puso en marcha la escuela Bast¨®n Blanco. Por su trabajo ha recibido varios reconocimientos internacionales. ¡°He sido pionero en Guinea-Bis¨¢u, para m¨ª lo importante es poder ayudar a todos estos ni?os¡±, explica. En la actualidad, la escuela acoge a unos 415 estudiantes, de los que aproximadamente medio centenar son ciegos o tienen problemas de visi¨®n.
Binhan Quimor ten¨ªa ya tres a?os y a¨²n no caminaba ni hab¨ªa pronunciado una sola palabra. Su padre, siguiendo una vieja tradici¨®n, lo llev¨® a la orilla del r¨ªo y lo abandon¨®. Era un ni?o serpiente, una persona embrujada, y hab¨ªa que dejarlo a su suerte. Sin embargo, su madre no acept¨® aquella condena y fue a buscarlo, salv¨¢ndole la vida. Aquel chaval, que fue luego criado por su t¨ªo y que con el tiempo aprendi¨® a hablar y caminar, se ha convertido hoy, a sus 40 a?os, en uno de los cantantes m¨¢s conocidos y con m¨¢s ¨¦xito de Guinea-Bis¨¢u.
Naciones Unidas estima que en toda ?frica hay unos 80 millones de personas con alg¨²n tipo de discapacidad
?l supo esta historia cuando cumpli¨® los ocho a?os, pero no guarda ning¨²n rencor a su padre. ¡°Lo que hizo era frecuente antiguamente, no fue por maldad sino por ignorancia, nunca fue a la escuela¡±, asegura. Para ¨¦l, todo aquello forma parte del pasado y no hay que estar resucitando viejas historias. Sin embargo, lucha para que otros ni?os no sufran la misma suerte. Una de sus canciones, dedicada a su madre, aborda esta problem¨¢tica tan tab¨² y extendida en las zonas m¨¢s rurales de Guinea-Bis¨¢u.
Apenas ten¨ªa 15 a?os cuando una conjuntivitis mal tratada arrebat¨® la vista a Julio Mamad¨² C¨¢mara. ¡°Fue traum¨¢tico. Soy el ¨²nico hermano var¨®n y mi madre, que ten¨ªa problemas de tensi¨®n, muri¨® del disgusto. Yo mismo quise suicidarme en dos ocasiones¡±, asegura. Aprendiz de mec¨¢nico y estudiante nocturno, todos sus sue?os se desvanecieron. Sin embargo, la vida le ten¨ªa reservada a¨²n unas cuantas sorpresas. Repuesto del golpe, se apunt¨® a una organizaci¨®n de personas ciegas y luego encontr¨® en el deporte todas las dem¨¢s respuestas. ¡°Creo que la actividad f¨ªsica es una forma de integraci¨®n genial, cuando hago ejercicio no me siento discapacitado, en velocidad consigo mejores marcas que algunas personas que pueden ver¡±, asegura con una sonrisa de orgullo.
El Estadio 24 de Septiembre, no muy lejos de su casa en Missira, se convirti¨® en su segundo hogar. ¡°Atletismo, lucha libre, lanzamiento de peso, salto de altura. Practico muchas modalidades deportivas y all¨ª me encuentro con ministros, directores generales, gente del poder que ven c¨®mo los discapacitados nos esforzamos y podemos hacer grandes cosas¡±, a?ade. Para su familia hab¨ªa sido un trago duro, no ten¨ªan ninguna experiencia previa, pero tambi¨¦n fueron aprendiendo. ¡°Necesitaba ayuda para todo y les molestaba, pero con el tiempo y con mis ¨¦xitos deportivos empezaron a verme de otra manera¡±. J¨²lio C¨¢mara, presidente de la Federaci¨®n Desporto para Personas con Discapacidad, ha conseguido varias medallas representando a Guinea-Bis¨¢u.
Lino Bidam naci¨® en el campo, pero cuando a los dos a?os perdi¨® la capacidad de andar a consecuencia de una inyecci¨®n mal puesta, sus padres lo trajeron a la capital. ¡°No pod¨ªa ayudar en los trabajos agr¨ªcolas y me hab¨ªa convertido en una carga. Me crie en casa de mi t¨ªo, pero pronto tuve que buscarme la vida yo solo¡±, recuerda. Con apenas 12 a?os ya vend¨ªa el pescado que ¨¦l mismo capturaba y echaba una mano en un matadero de cabras. Tocaba salir adelante. ¡°Entonces un amigo me convenci¨® para que me sumara a una troupe de teatro¡±, explica. El peque?o Lino encontr¨® sobre los escenarios un mundo de ficci¨®n, diferente del que le hab¨ªa tocado vivir: hizo nuevos amigos, viaj¨® por el pa¨ªs. Esa fue su aut¨¦ntica escuela.
Hoy en d¨ªa, a sus 50 a?os, Bidam combina el teatro con la televisi¨®n, la comedia con el drama. Pero siempre en todo lo que hace hay contenido social. ¡°El humor es una herramienta genial¡±, asegura. Su imagen y su especial manera de caminar son muy conocidas en Guinea-Bis¨¢u y ya mandan, en s¨ª mismas, un potente mensaje a la sociedad. ¡°No me siento discapacitado, me veo como una persona que da ejemplo y aliento a otras personas que sufren alg¨²n problema¡±, asegura. En su opini¨®n, ¡°la discapacidad es una cuesti¨®n mental que cada uno debe superar. Todo ser humano puede alcanzar sus sue?os¡±. Palabra de Lino Bidam.
¡°Fue s¨²bito, inesperado. Ten¨ªa 10 a?os y un d¨ªa ya no pod¨ªa caminar. Le dije a mi abuela que me ayudara a levantarme de la cama porque era incapaz de moverme¡±. As¨ª comienza su relato Elizette Karina Motta Teixeira Barbosa, una mujer valiente que naci¨® hace 36 a?os en Canchungo. ¡°Para motivarme, mi familia me prometi¨® que me comprar¨ªan una mu?eca si consegu¨ªa volver a andar. Pero me pas¨¦ el resto de mi infancia agarrada a un andador¡±, recuerda. Dijo adi¨®s a la escuela y cuando fue un poco m¨¢s mayor hizo un curso de cocina, lo que le sirvi¨® para echarle de vez en cuando una mano a su hermana. Pero eso no es trabajar de verdad. ¡°Toda persona debe tener libertad e independencia, pero para eso necesita una casa y un trabajo. En este pa¨ªs esto es algo muy dif¨ªcil para una persona con discapacidad, el Gobierno, el Estado, nadie hace nada por nosotros¡±, se lamenta.
Ivone Gomes perdi¨® la facultad de andar a causa de una inyecci¨®n cuando ten¨ªa cuatro a?os, pero eso jam¨¢s la fren¨®. ¡°Saltaba, bailaba, corr¨ªa. En realidad la discapacidad est¨¢ en la cabeza y no en el cuerpo¡±, explica. As¨ª que aquella ni?a de Canchungo se hizo fuerte en el cole y luego en el instituto y consigui¨® llegar a la universidad para convertirse en una flamante licenciada en Econ¨®micas que hoy lleva la administraci¨®n financiera de Radio Sol Mansi, gestiona un taller de costura para mujeres con problemas auditivos, conduce un programa en las ondas para animar a las personas enfermas y, adem¨¢s, es vocal de la Federaci¨®n de Discapacitados. Un terremoto imparable Ivone Gomes.
Con su peque?o veh¨ªculo adaptado va y viene por el barrio. Todos la quieren y respetan. ¡°De ni?a cargaba agua, iba al mercado, jugaba. Iba a la escuela como todos y aprend¨ª artesan¨ªa, en realidad no necesit¨¦ apoyo externo porque me las apa?aba bastante bien yo solita. Considero que la discapacidad no fue un h¨¢ndicap para m¨ª¡±, explica. Religiosa consagrada, su opci¨®n por Dios tambi¨¦n lo es por las personas con alguna discapacidad. En un peque?o cuarto de la Escola Sao Paulo de Bis¨¢u ense?a costura a mujeres con problemas auditivos. ¡°Nos comunicamos como podemos, con gestos, con sonrisas, con las manos. ?Nos entendemos!¡±, dice mientras suelta una sonora carcajada. ¡°Las personas deben valorarse ellas mismas para que luego las valoren los dem¨¢s. Un discapacitado es tan apto como cualquiera¡±, concluye.
Es dif¨ªcil encontrar en todo Canchungo una sonrisa m¨¢s limpia que la de Mariama Tur¨¦. A sus 22 a?os est¨¢ siempre entretenida, que si lavar la ropa, que si fregar los platos, que si echar una mano en la cocina. Cuando ten¨ªa dos a?os, cuenta su madre Djenabu Barry, empez¨® a sentirse mal, a sudar, a ponerse nerviosa. ¡°La ni?a no hablaba nada, solo gritaba. Nos dijeron que era un problema de nervios, que algo estaba mal¡±, asegura. Mariama, a su lado, sonr¨ªe de nuevo. Tuvo que dejar la escuela porque no aguantaba sentada en clase y molestaba a sus compa?eros, as¨ª que es su hermano quien intenta ense?arle algo. ¡°Pero no resiste quieta mucho tiempo¡±, explica Djenabu.
Nunca la diagnosticaron, pero Mariama tiene s¨ªndrome de Down. ¡°Es algo irreversible, me da pena que no pueda tener una vida como los dem¨¢s, pero al mismo tiempo me alegro de tenerla cerca, conmigo. Es todo amor¡±, dice su madre. La joven se levanta, se sienta, toca el pelo de su hermana. Es pura energ¨ªa. ¡°Guisado de carne y espaguetis¡±, responde cuando le preguntan por sus platos favoritos. Y se mete en la cocina un poco avergonzada despu¨¦s de reconocer que su hermano preferido es Ismael, que la defend¨ªa si otros ni?os se met¨ªan con ella y con el que juega y aprende si le alcanza a ambos la paciencia.
Este reportaje ha sido posible gracias a la ONG Humanidad e Inclusi¨®n
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