Bery no ser¨¢ azafata, pero puede seguir so?ando
En Kenia, alrededor de tres millones de personas sufren alg¨²n tipo de discapacidad que les dificulta encontrar un empleo. Una plataforma trata de reducir esta discriminaci¨®n
Bery iba a ser azafata de vuelo. Habla idiomas, tiene don de gentes y siempre so?¨® con conocer el mundo. Un accidente de tr¨¢fico, hace ya tres a?os, borr¨® sus sue?os. En Kenia no gustan de azafatas que no puedan mover un brazo. A Fredrick Ouko ni siquiera le dieron tiempo a so?ar. A ¨¦l la polio le regal¨® una diversidad funcional siendo todav¨ªa un ni?o. ¡°A las personas con discapacidad nos resulta m¨¢s dif¨ªcil encontrar trabajo¡±. Eso, en un pa¨ªs en el que cuatro de cada diez personas en edad de trabajar no tienen empleo, supone condenarlos al olvido. A la marginaci¨®n en muchos casos. Fredrick Ouko decidi¨® que no se iba a rendir. Que iba a inventarse un trabajo, ya que a ¨¦l nadie le daba uno. As¨ª naci¨® Riziki (¡°sustento¡±, en suajili), una plataforma web que conecta a empresarios y trabajadores que, como Bery, ofrecen un desempe?o inmejorable.
Cuando Fredrick Ouko acab¨® sus estudios de administraci¨®n y pol¨ªticas en la universidad de Nairobi nadie le dio una oportunidad. Hubo oficinas en las que le cerraron la puerta creyendo que estaba all¨ª para mendigar. Los que le franqueaban el paso no esperaban ver a alguien en muletas. ¡°Al final¡±, explica en un verbo que macera por igual resignaci¨®n e indignaci¨®n, ¡°no te dan el trabajo porque no est¨¢n seguros de que puedas cumplirlo¡±. Aunque no haya nadie mejor preparado.
En un pa¨ªs como Kenia, donde no hay una cifra oficial pero se estima que existen alrededor de tres millones de personas con discapacidad, las limitaciones f¨ªsicas (o intelectuales) siguen siendo sin¨®nimo de marginalidad y discriminaci¨®n. Poco importa que exista una legislaci¨®n espec¨ªfica que exige la reserva del 5% de puestos de trabajo para este colectivo cuando ni la propia administraci¨®n cumple con lo estipulado en la ley. Hasta lograr la normalizaci¨®n fijada como uno de los pilares del Kenya Vision 2030 ¡°queda un largo camino¡±. Un camino, contin¨²a Ouko, que requiere una transformaci¨®n global, desde la educaci¨®n al mercado laboral. As¨ª es como ¨¦l ha concebido Riziki: como un proceso reformador desde las escuelas a las oficinas.
Poco importa que exista una legislaci¨®n que exige la reserva del 5% de puestos para este colectivo cuando ni la propia administraci¨®n cumple
Habitualmente, los j¨®venes con discapacidad son las primeras v¨ªctimas de las dificultades econ¨®micas de las familias keniatas: si no hay dinero para pagar la escolaridad de todos los peque?os, son estos los primeros a los que se deja en casa. M¨¢s con la justificaci¨®n de su bajo rendimiento. Es cierto, concede Ouko, que muchos chicos con discapacidad obtienen bajas calificaciones en los ex¨¢menes de acceso a la secundaria. Pero no porque sean m¨¢s ¡°tontos¡±, sino porque el sistema no est¨¢ adaptado a sus necesidades. ¡°Muchos tienen dificultades para escribir, son m¨¢s lentos al hacerlo, pero no les dan m¨¢s tiempo en los ex¨¢menes para responder las preguntas¡±. El resultado: una mala calificaci¨®n que perpet¨²a la idea de que las personas con discapacidad no tienen hueco en la sociedad productiva, cuando lo cierto es que en las circunstancias adecuadas pueden rendir tanto como cualquier otra persona. O incluso m¨¢s. Son gente acostumbrada a lidiar con las dificultades, a combatirlas con esfuerzo, gente que llega temprano y se marcha tarde. Gente que sabe lo que importa en la vida.
Cuando Ouko acude a las reuniones con empresarios para convencerlos de que conf¨ªen en ellos, son cada vez m¨¢s los que se dan cuenta de su error. En las personas con discapacidad hay un potencial enorme. Al que no estaban prestando atenci¨®n.
Dos horas en la parada del autob¨²s
Han pasado dos horas, quiz¨¢s tres, y todav¨ªa sigue all¨ª. Esperando a que el pr¨®ximo autob¨²s no venga tan lleno y haya espacio para ¨¦l y para su silla. ¡°Es incre¨ªblemente dif¨ªcil para las personas con discapacidad trasladarnos de un lugar a otro en Kenia, especialmente durante la estaci¨®n de lluvias¡±, apunta Fredrick Ouko. Apenas hay aceras y mucho menos un transporte p¨²blico adaptado. Subirse a un autob¨²s o a un matutu (las furgonetas que hilvanan el tr¨¢fico en las ciudades) supone un esfuerzo tit¨¢nico para personas como Ouko. Para otras es sencillamente una utop¨ªa.
Tampoco los edificios est¨¢n preparados, no cuentan con rampas de acceso, y la gran mayor¨ªa de espacios carecen de mobiliario y aseos adecuados. Una realidad que no hace m¨¢s que agravar la brecha social: aunque quisiera contratarte, le dijeron en una ocasi¨®n a Fredrick Ouko, no podr¨ªa hacerlo. Mis oficinas no est¨¢n acondicionadas.
Hasta hace tres a?os, hasta su accidente, a Bery nunca le hab¨ªa ocurrido. Nunca la hab¨ªan tratado como a alguien distinto. Como a uno de esos que se quedan siempre en la parada del autob¨²s, esperando, mientras los dem¨¢s avanzan hacia el pr¨®ximo minuto de su vida. Bery tiene un problema en el brazo que le impide cumplir su sue?o de ser azafata, pero no ha conseguido borrar su empe?o en seguir so?ando. Acaba de retomar los estudios de arte y sociolog¨ªa en la universidad y espera graduarse el a?o pr¨®ximo. Mientras, ha conseguido a trav¨¦s de Riziki un empleo temporal realizando encuestas.
Esta ma?ana ha acudido al centro que la entidad gestiona en Nairobi. Aqu¨ª les ayudan a elaborar su curr¨ªculo, a preparar las entrevistas de trabajo y a mejorar su formaci¨®n. Ella, una persona con ¡°una discapacidad adquirida¡±, es consciente de lo que cambia el futuro cuando el mundo deja de mirarte de igual a igual. ¡°Muchos piensan que no est¨¢s capacitado¡±. Y as¨ª, sin ni siquiera reparar en ellos, van cerr¨¢ndoles las puertas. Y los sue?os.
Un mensaje de texto para cambiarlo todo
La nueva vida de Bery comenz¨® con un mensaje de texto. KAZI al 21499. El sistema le pidi¨® los datos b¨¢sicos: nombre, direcci¨®n de contacto, formaci¨®n¡lo necesario para elaborar un perfil. Actualmente, hay ya m¨¢s de 400 personas en la base de datos de Riziki. El objetivo, a medio plazo, es llegar a 1.000. ¡°Y contar con oficinas en todos los condados del pa¨ªs, 47¡±. Es ah¨ª, lejos de Nairobi, donde las dificultades se multiplican exponencialmente para las personas con discapacidad y donde Riziki necesita seguir creciendo. Hasta la fecha, prosigue Fredrick Ouko, se sirven de las herramientas en Internet para asistir a los usuarios, pero una respuesta f¨ªsica sigue imprescindible para un proyecto como este, especialmente en lo referido a la formaci¨®n.
"Aunque quisiera contratarte", le dijeron en una ocasi¨®n a Fredrick Ouko, "no podr¨ªa hacerlo. Mis oficinas no est¨¢n acondicionadas"
¡°Los cursos de capacitaci¨®n sobre c¨®mo elaborar un curr¨ªculo o prepararse para una entrevista de trabajo sirven para que los usuarios ganen confianza en s¨ª mismos¡±, explica el fundador de Riziki. Y la confianza solo se gana en contacto con gente que cree en ti.
El siguiente paso, el de convencer a los empresarios para que no les nieguen una oportunidad, sigue siendo el m¨¢s dif¨ªcil. Aunque en poco m¨¢s de seis meses han conseguido empleos para una decena de personas. En un hotel. En una empresa de software. Como encuestador. ¡°No existe ninguna limitaci¨®n, depende de la formaci¨®n de cada usuario¡±, subraya Fredrick Ouko. Por eso Riziki, finalista de los premios africanos de innovaci¨®n en la ingenier¨ªa, no puede m¨¢s que seguir creciendo. Hacen falta m¨¢s usuarios y m¨¢s oportunidades. Para que nunca m¨¢s a nadie le nieguen sus sue?os antes de saber si puede alcanzarlos.
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter y Facebook e Instagram, y suscribirte aqu¨ª a nuestra newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
M¨¢s informaci¨®n
Tejedores de sue?os
Archivado En
- Desarrollo ?frica
- Agenda Post-2015
- ADI
- IDH
- Kenia
- Desarrollo humano
- Indicadores econ¨®micos
- Indicadores sociales
- PNUD
- Cooperaci¨®n y desarrollo
- Calidad vida
- Programas ONU
- Discapacidad
- Bienestar social
- ?frica
- ONU
- Pol¨ªtica social
- Organizaciones internacionales
- Desarrollo sostenible
- Econom¨ªa
- Pol¨ªtica
- Medio ambiente
- Planeta Futuro