Gobernar las crisis
La democracia necesita una gesti¨®n estrat¨¦gica de las crisis futuras. Tenemos que prepararnos para identificar las tendencias y anticipar las soluciones actuando antes de que sea demasiado tarde
La crisis de 2008 puso a prueba nuestros sistemas de prevenci¨®n y gesti¨®n de este tipo de situaciones. La comisi¨®n del Congreso que investiga el origen de la crisis financiera y el rescate bancario ha dejado de manifiesto que fall¨® casi todo lo que pod¨ªa fallar. Los agentes pol¨ªticos no dejan de agitarse ante la menor irritaci¨®n, pero el sistema pol¨ªtico en su conjunto es incapaz de identificar, anticiparse y gobernar crisis como la econ¨®mico-financiera, la del euro, el Brexit y otras din¨¢micas de desintegraci¨®n europea, la crisis migratoria, el agotamiento de nuestro modelo territorial o un sistema de pensiones dif¨ªcilmente sostenible en su forma actual.
Gobernar bien es imposible si la pol¨ªtica no explora el horizonte y contin¨²a cerrando sus ojos a los problemas incipientes. Un d¨¦ficit claro de la pol¨ªtica es la cortedad de miras de sus programas; el tratamiento de los s¨ªntomas en vez de la lucha contra las causas; su dependencia de los electores actuales a costa de las generaciones futuras; la incapacidad, tanto de los representantes como de los representados, para enfrentarse a problemas latentes; el irresistible encanto de las simplificaciones tanto tecnocr¨¢ticas como populistas¡ Como sociedad, no estamos especialmente bien dotados para una gobernanza anticipatoria; la continua procesi¨®n de urgencias diarias nos distrae de los desaf¨ªos del largo plazo; las crisis son muy pocas veces anticipadas y cuando han pasado tampoco estamos especialmente de acuerdo en c¨®mo interpretarlas o qu¨¦ debemos aprender de ellas.
Otros art¨ªculos del autor
La democracia necesita una gesti¨®n estrat¨¦gica de las crisis futuras. Sabemos que habr¨¢ crisis en relaci¨®n con el cambio clim¨¢tico, el capitalismo financiero, las migraciones, el abastecimiento de energ¨ªa, el envejecimiento de la poblaci¨®n, las guerras y conflictos, las pandemias¡ Lo ¨²nico que nos falta por adivinar es cu¨¢ndo, c¨®mo se presentar¨¢n y con qu¨¦ instrumentos es m¨¢s adecuado hacerles frente. Una acci¨®n m¨¢s estrat¨¦gica nos permitir¨ªa identificar las tendencias y anticipar las soluciones, es decir, actuar cuando ya no sea demasiado tarde.
Mejorar la coherencia estrat¨¦gica en un sistema que est¨¢ al vaiv¨¦n de las crisis urgentes del corto plazo requiere, de entrada, una mayor y mejor informaci¨®n acerca de los impactos a largo plazo de las actuales decisiones pol¨ªticas y sus alternativas, instrumentos adecuados para medir los riesgos a los que estamos confrontados o que generamos nosotros mismos y un enfoque hol¨ªstico o sist¨¦mico. Solo as¨ª la pol¨ªtica conseguir¨¢ pasar del mundo de las reparaciones al de las configuraciones.
Necesitamos una pol¨ªtica que sea capaz de entender las interacciones y de reinventarse a s¨ª misma
En sistemas din¨¢micos hay que introducir el futuro en nuestras planificaciones si es que no quiere uno verse sorprendido por problemas que irrumpen sin que hayamos realizado ninguna previsi¨®n. Y para anticiparse a las din¨¢micas desatadas no bastan ni el recurso a las mejores pr¨¢cticas ¡ªque son siempre las mejores pr¨¢cticas del pasado¡ª ni a la experiencia acumulada. La gesti¨®n estrat¨¦gica requiere un ejercicio de imaginaci¨®n de los futuros conflictos y crisis. Dado que no tenemos ning¨²n motivo para suponer que la siguiente crisis ser¨¢ como las anteriores, la extrapolaci¨®n de las experiencias pasadas no es suficiente.
Ya se trate de las crisis financieras globales, desastres ecol¨®gicos o problemas de sostenibilidad, la pol¨ªtica siempre llega demasiado tarde, cuando los trabajos de reparaci¨®n son m¨¢s costosos de lo que hubieran sido las medidas profil¨¢cticas. Los Gobiernos se encuentran frecuentemente poco preparados cuando la din¨¢mica de los acontecimientos indeseados ha comenzado ya a acelerarse, su capacidad de detectar y responder a los acontecimientos emergentes es reducida y los marcos regulatorios se han vuelto obsoletos o menos efectivos. No son desaf¨ªos que se resuelvan con la creaci¨®n de un ¡°gabinete de crisis¡±, que se constituye cuando la crisis ya ha tenido lugar y que solo sirven para remediar parte de sus consecuencias, sino mejorando la capacidad de los Gobiernos de pensar y actuar estrat¨¦gicamente en un mundo que est¨¢ cambiando radicalmente.
Actuar antes, durante y despu¨¦s de las crisis es dif¨ªcil porque muchas de ellas no se deben a causalidades simples sino a realidades intrincadas. Los cambios tienen lugar actualmente de un modo r¨¢pido y complejo; implican muchas interacciones entre diversas dimensiones de la gobernanza, sin respetar las delimitaciones burocr¨¢ticas y jurisdiccionales. No es posible establecer una moratoria y resolverlos por partes. Lo que parec¨ªa una soluci¨®n estable se transforma en nuevos problemas que hay que volver a resolver. Todo ello desaf¨ªa la capacidad adaptativa de nuestros sistemas de gobierno, que proceden b¨¢sicamente del nacimiento de la democracia moderna, el Estado nacional y la revoluci¨®n industrial: verticales, jer¨¢rquicos, segmentados y mec¨¢nicos.
Gobernar bien es imposible si la pol¨ªtica no explora el horizonte y cierra sus ojos a los problemas incipientes
Tenemos que prepararnos para gobernar un mundo en el que no habr¨¢ crisis ocasionales sino que viviremos en una inestabilidad mayor de la que ¨¦ramos capaces de gestionar. Necesitamos una pol¨ªtica que sea capaz de entender las interacciones y los fen¨®menos de crisis, que se haga cargo de la novedad y del cambio, una pol¨ªtica capaz de reinventarse a s¨ª misma continuamente, que no sea est¨¢tica, intemporal y reactiva, sino viva y en transformaci¨®n.
Y para ello hay que ampliar los modos de gobierno (cl¨¢sicamente reducidos a la jerarqu¨ªa y el mandato) por otros m¨¢s propios de las sociedades complejas (cooperaci¨®n, participaci¨®n, deliberaci¨®n¡) y combinarlo con procedimientos de aprendizaje r¨¢pido y capacidad estrat¨¦gica. No estamos ¨²nicamente ante la decisi¨®n de cambiar de pol¨ªticas, ni mucho menos ante la necesidad de una reforma administrativa; se trata de pensar y transformar la pol¨ªtica o continuar con un sistema dise?ado para un mundo que ya se fue.
Si no hemos podido anticiparnos a las crisis, ?estamos siendo al menos capaces de aprender de ellas? Todo parece indicar que la crisis no ha sido suficientemente aprovechada para configurar un sistema financiero global estable, con las instituciones y regulaciones adecuadas. En otros ¨¢mbitos como la reforma de las Administraciones p¨²blicas o el tr¨¢nsito hacia otro modelo productivo ?estamos poniendo en marcha las reflexiones necesarias y los correspondientes procesos de reforma?
Si no somos capaces de aprovechar crisis como la(s) actual(es) para llevar a cabo las reformas necesarias, el futuro de nuestras formas de gobierno no es nada prometedor. A quienes prefieren esperar siempre a tiempos mejores hay que decirles que la calma, cuando vuelve, casi nunca ha mejorado los problemas.
Daniel Innerarity es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa Pol¨ªtica e investigador Ikerbasque en la Universidad del Pa¨ªs Vasco. Acaba de publicar el libro Pol¨ªtica para perplejos (Galaxia-Gutenberg). @daniInnerarity
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.