As¨ª se puede plantar cara a los megaincendios
Distintos expertos apuntan a la necesidad de mover recursos destinados a la extinci¨®n de los fuegos hacia pol¨ªticas de prevenci¨®n, sensibilizaci¨®n de la ciudadan¨ªa y protecci¨®n de las ¨¢reas vulnerables
M¨¢s de 80 muertos y 180 heridos. Es el resultado de los tr¨¢gicos incendios que han cercado la capital de Grecia el pasado lunes, la peor cat¨¢strofe natural de la ¨²ltima d¨¦cada en el pa¨ªs. No es el ¨²nico episodio dram¨¢tico de este tipo en Europa del sur, como demuestran las decenas de v¨ªctimas mortales provocadas por las llamas en junio y octubre de 2017 en Portugal. Una tormenta de fuego ocasion¨® el pasado oto?o cuatro fallecidos y muchos hect¨®metros de bosques quemados tambi¨¦n en Galicia y Asturias. Los expertos aseguran que es temprano para encontrar las causas concretas de la oleada de incendios en Grecia. Pero todo apunta a que el ¨¢rea mediterr¨¢nea se enfrentar¨¢ a nuevos grandes incendios en el futuro, seg¨²n afirman. Mejorar la protecci¨®n de las ¨¢reas vulnerables, evitar la urbanizaci¨®n descontrolada y favorecer la concienciaci¨®n de la poblaci¨®n local y de los turistas se hace indispensable para limitar un impacto tan dram¨¢tico si se producen episodios parecidos, se?alan los expertos.
¡°No somos conscientes de la magnitud que pueden tener los incendios¡±, afirma Jos¨¦ Luis P¨¦rez, director del m¨¢ster en Ingenier¨ªa de Seguridad contra Incendios de la Universidad de Alcal¨¢ de Henares. Este experto explica que pa¨ªses como Portugal, Espa?a, Grecia e Italia est¨¢n muy sometidos a este riesgo por sus condiciones naturales. Las altas temperaturas y las sequ¨ªas comunes en verano, unidas al fuerte viento habitual en algunas zonas, son elementos perfectos para que un fuego se salga de control, asegura. ¡°No hace falta un gran calentamiento. Deber¨ªamos estar esperando que todos los veranos haya este riesgo¡±, explica.
Marco Turco, investigador de la Universidad de Barcelona, a?ade un factor de riesgo m¨¢s al hablar del aumento de la probabilidad que se generen condiciones favorables a los incendios por el cambio clim¨¢tico. ¡°Nuestros estudios evidencian que a m¨¢s sequ¨ªa y m¨¢s calor en general corresponden m¨¢s incendios. Y seg¨²n los escenarios futuros, est¨¢ previsto un ulterior aumento de estaciones secas y c¨¢lidas¡±, afirma. Aunque, en ciertas zonas, cuando hace m¨¢s calor pueden desaparecer ¨¢rboles y reducirse la cantidad de material combustible disponible, matiza.
P¨¦rez asegura que uno de los principales problemas es cuando la frontera entre las zonas verdes y las zonas urbanas no est¨¢ bien delimitada y cuidada, porque hay m¨¢s elementos que favorecen la propagaci¨®n del fuego. Turco coincide en que el hecho de que haya viviendas en la que define como ¡°interfaz entre medio rural y zona urbana¡± hace m¨¢s vulnerables sitios como Mati, la localidad a 30 kil¨®metros de Atenas donde las llamas causaron los da?os peores esta semana.
El investigador de la Universidad de Barcelona asegura que en el 90% de los casos el factor que desencadena un incendio se debe a la acci¨®n humana. "Puede tratarse de intereses incendiarios o descuido", detalla su compa?era Mar¨ªa del Carme Llasat. "Cuando hay altas temperaturas, incluso puede deberse a la chispa de un tren en la v¨ªa al frenar o en una subida, o en cables de alta tensi¨®n no bien protegidos", a?ade. Si las condiciones meteorol¨®gicas son propicias, tragedias como la ocurrida en Grecia ¡°se pueden generar con incendios medianos, no tiene porque ser un gran incendio¡±, agrega Oriol Vilalta, director de la Pau Costa Foundation y exbombero.
Un incendio se produce cuando combustible y comburente (ox¨ªgeno) entran en contacto y hay altas temperaturas, explica P¨¦rez. Para extinguirlo, hay que conseguir evitar ese contacto. ¡°Cuando hay un fuego de estas dimensiones, arde todo hasta que no queda combustible, porque no hay forma de extinguirlo de forma extensa¡±, afirma. Una acci¨®n deliberada puede complicar a¨²n m¨¢s las cosas. ¡°Si de repente hay 100 incendios contempor¨¢neamente, por muchos medios de extinci¨®n que se tengan, se sobrepasa todo¡±, alerta.
¡°Ya no es un tema ¨²nicamente de riesgo, sino de las infraestructuras donde estos incendios se hacen grandes¡±, afirma Vilalta. El experto se refiere en particular a la ausencia de v¨ªas de fuga alternativas, algo frecuente en muchas localidades mediterr¨¢neas de monta?a o costeras, seg¨²n explica. Esto limita las posibilidades de evacuar a las personas de las ¨¢reas afectadas. ¡°En Grecia el incendio ven¨ªa por donde toda la gente quer¨ªa salir, y la ¨²nica salida natural que tuvo era el mar. Pero las infraestructuras de evacuaci¨®n de estas urbanizaciones no est¨¢n preparadas para aguantar una evacuaci¨®n masiva, de noche y con toda la gente que tiene que transitar¡±, asegura.
El foco en la prevenci¨®n
Un estudio publicado en 2014 en Nature apuntaba a posibles medidas para reducir impactos catastr¨®ficos debidos a oleadas de incendios tras analizar ¨¢reas como EE UU, los pa¨ªses europeos del Mediterr¨¢neo y Australia. El equipo internacional que lo realiz¨® se?alaba la necesidad de "aprender a convivir con los incendios" y enfocar la respuesta a la prevenci¨®n antes que a los recursos destinados a la extinci¨®n de los fuegos. Los investigadores hablaban de la ineficacia de soluciones a corto plazo en el ¨¢rea mediterr¨¢nea, donde los grandes gastos en preparaci¨®n de las unidades de emergencia y mejoras de las capacidades en la lucha contra el fuego no evitan "incendios devastadores", seg¨²n aseguran.
¡°A m¨¢s sequ¨ªa y m¨¢s calor corresponden m¨¢s incendios. Y est¨¢ previsto un aumento de estaciones secas y c¨¢lidas¡±, afirma Turco en referencia al cambio clim¨¢tico
Marco Turco explica que los resultados de una investigaci¨®n liderada por ¨¦l en 2016 apuntaron, contra sus pron¨®sticos, a que el n¨²mero de los incendios y la superficie quemada en los pa¨ªses del Mediterr¨¢neo entre 1985 y 2011 disminuyeron. Sin embargo, asegura, las condiciones favorables al fuego, como olas de calor y sequ¨ªas, aumentaron. Para Turco eso significa que lo que han permitido este descenso han sido la capacidad de extinguir los incendios a tiempo y, en algunos territorios, las pol¨ªticas de prevenci¨®n y concienciaci¨®n de las poblaciones. "Espa?a tiene experiencia y unidades de emergencia punteras en el mundo", pone como ejemplo P¨¦rez. Pero la probabilidad de que aumenten las situaciones de riesgo hace que "mantener los esfuerzos en la lucha a los incendios como se hace hoy en d¨ªa podr¨ªa no ser suficiente para mantener esa tendencia", se?ala Turco.
El estudio de 2014 propone, entre otras medidas, m¨¢s atenci¨®n en la gesti¨®n de las ¨¢reas vulnerables, por ejemplo con la reducci¨®n de la vegetaci¨®n cerca de las viviendas o con la construcci¨®n de edificios adecuados a soportar el ataque de las llamas y una adecuada ubicaci¨®n para evitar que el fuego se propague de uno a otro. Tambi¨¦n aconseja a las administraciones responsables m¨¢s planificaci¨®n del uso de un territorio, mejor integraci¨®n de mapas de las zonas vulnerables y uso de proyecciones de los efectos del cambio clim¨¢tico. Adem¨¢s, se agrega la necesidad de que las poblaciones locales entiendan que los incendios son inevitables y hay que adaptarse a ello. En general, asegura que hace falta una acci¨®n coordinada a escala transnacional.
Una cuesti¨®n de mentalidad
"Antes el paisaje constitu¨ªa un mosaico", asegura Lourdes Hern¨¢ndez de WWF Espa?a. "En las zonas de monte hab¨ªa gesti¨®n forestal porque los recursos eran aprovechados. Hab¨ªa zonas dedicadas al pastoreo, que eran cortafuegos naturales, y huertas alrededor de los n¨²cleos poblados" explica. El abandono creciente del medio rural y de las actividades econ¨®micas relacionadas ha producido un aumento de zonas boscosas descontroladas, asegura Hern¨¢ndez. Y eso permite m¨¢s acumulaci¨®n de material combustible que convierte estas ¨¢reas "en un polvor¨ªn", agrega. "Tenemos que apostar por recuperar ese paisaje mosaico", asegura.
Turco explica que ha elaborado junto a su equipo de investigadores un sistema de previsiones estacionales, ya utilizado desde hace dos a?os en Catalu?a. Esto permite a los servicios de gesti¨®n de los incendios establecer con antelaci¨®n d¨®nde destinar recursos y energ¨ªas frente a las probabilidades de riesgo y hasta quemar el combustible antes de las temporadas potencialmente peligrosas, afirma. Vilalba cree que hay que realizar "v¨ªas de evacuaci¨®n suficientes para albergar todo el tr¨¢fico que necesitan en caso de emergencia, como en los hoteles". Tambi¨¦n hace falta estudiar los casos en los que las propias casas pueden resultar un refugio seguro para evitar que "una evacuaci¨®n sin control se convierta en una trampa mortal", asegura. P¨¦rez, por su lado, agrega que hay que trabajar en crear y cuidar cortafuegos en las zonas de interfaz y usar c¨¢maras para detectar si hay pir¨®manos en ciertas zonas.
Vilalba considera que tambi¨¦n hace falta hacer trabajo de concienciaci¨®n destinado a los turistas que proceden de ¨¢reas tradicionalmente no tan afectadas por los incendios como la mediterr¨¢nea para evitar comportamientos inadecuados. "Tenemos que ense?arles que en nuestra zona hay una vulnerabilidad", afirma. El director de la Pau Costa Foundation cree que los recursos y las competencias existentes transmiten optimismo sobre la posibilidad de revertir las situaciones de peligro, pero hay que cambiar mentalidad. "Estamos intentando aplicar soluciones con una mentalidad muy urbana a un problema forestal. Nos fijamos solo en el fuego, pero el fuego es un resultado visible de un problema latente en nuestros bosques", afirma.
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