Betto Garc¨ªa, el sombrerero prodigioso
Aprendi¨® a coser en uno de los talleres londinenses que surten a la aristocracia brit¨¢nica. Al volver a Espa?a, fund¨® su marca en Valencia y trabaj¨® con Palomo Spain en todos sus desfiles. Ahora sus creaciones han llegado a Nueva York
Empez¨® a dise?ar complementos cuando era adolescente. Los vend¨ªa en el patio del instituto. Cada vez m¨¢s amigas le hac¨ªan encargos. De las bandanas, pendientes y pulseras pas¨® a los tocados. ¡°Me adentr¨¦ en el rollo boda y comenc¨¦ a ganar un dinerito¡±, explica el valenciano Betto Garc¨ªa. En ese momento decidi¨® irse a Londres para aprender el idioma y el oficio: ¡°Mi ingl¨¦s era nulo y realmente no sab¨ªa coser¡±. Comenz¨® lavando platos en un local de comida r¨¢pida. Un d¨ªa conoci¨® a una espa?ola que le facilit¨® unas pr¨¢cticas en una sombrerer¨ªa. ¡°Era amiga de la encargada de Edwina Ibbotson, una de las m¨¢s reconocidas¡±. Con ella, que hac¨ªa piezas para la familia real brit¨¢nica, lo aprendi¨® todo. ¡°El primer d¨ªa en el taller estuve nueve horas cosiendo con sudor y l¨¢grimas una cosa que ahora tardar¨ªa como mucho una hora¡±. Al principio no cobraba. ¡°Daba igual. Era un m¨¢ster impagable¡±. Llevaba una doble vida: ¡°Por las ma?anas estaba rodeado de plumas y por las noches ol¨ªa a fritanga. Un contraste brutal¡±.
Cuando se acercaban las carreras de Ascot, las jornadas eran interminables. ¡°Ten¨ªamos tantos encargos que est¨¢bamos de ocho de la ma?ana a tres de la madrugada sin parar. Llev¨¢bamos sacos de dormir y pas¨¢bamos d¨ªas seguidos encerrados¡±. Estuvo casi dos a?os con la sombrerera. Volvi¨® a Valencia con la idea de pasar un verano, pero se qued¨®. ¡°Ten¨ªa muchas ganas de hacer mis propias piezas¡±, reconoce. ¡°Ning¨²n banco cre¨ªa en m¨ª, todos pensaban que era un ni?o loco¡±. Al final consigui¨® un microcr¨¦dito y empez¨® su propia empresa.
En Londres hab¨ªa coincidido con Alejandro G¨®mez Palomo, que estudiaba moda. ¡°Siempre me dec¨ªa que alg¨²n d¨ªa le har¨ªa los sombreros¡±. Y as¨ª fue desde que el creador de Palomo Spain lanz¨® Orlando, su primera colecci¨®n en Madrid. Trabajaron sin verse, por e-mail y tel¨¦fono, pero todo encaj¨®. Para el siguiente desfile, Betto acompa?¨® a Palomo a Posadas (C¨®rdoba), su pueblo natal. ¡°Fue incre¨ªble, muy inspirador¡±. Y con el tercero, en Nueva York, lleg¨® la locura. ¡°Nos cambi¨® la vida. Pas¨¦ de tener 3 pedidos a la vez a 36¡±. Su ¨²ltima colaboraci¨®n fue en Hotel Palomo. A¨²n se aplaude el tocado con forma de cisne. ¡°La firma de Alejandro est¨¢ llena de belleza y transgresi¨®n, y ha puesto de nuevo a la moda espa?ola en el mapa¡±.
Todas las creaciones de Betto Garc¨ªa salen de su taller en Valencia. Cinco personas trabajan con ¨¦l. Los pedidos se acumulan. Pamelas, canotiers, borsalinos, fedoras, boinas o diademas asoman por todas partes. ¡°Son para mujeres atrevidas, con car¨¢cter, muy seguras de s¨ª mismas¡±. Cada pieza es ¨²nica. Sus precios van de los 180 a los 450 euros. ¡°La mayor¨ªa de pedidos que recibimos son para bodas. En Inglaterra y en Australia tienen mucha cultura de sombreros. Aqu¨ª es un sector por desarrollar¡±. Solo hay una m¨¢quina de coser. Todo lo hacen a mano.
Dicharachero y expansivo, el valenciano tiene su propio estilo. ¡°Philip Treacy es el hombre m¨¢s fusilado de la historia de la moda. En sombrerer¨ªa todo recuerda a ¨¦l. Admiro su trabajo, pero trato de ir por otras v¨ªas¡±. As¨ª lo ha demostrado tambi¨¦n en sus incursiones teatrales, como las piezas que hizo para Esto no es la casa de ?Bernarda Alba.
Hace medio a?o, un tal Christian Siriano, del que Betto no sab¨ªa nada, apareci¨® en su vida. ¡°Me empez¨® a seguir en Instagram¡±. Result¨® ser un joven dise?ador de moda estadounidense que tiene entre sus clientas a muchas famosas. Un d¨ªa le pidi¨® que hiciese los sombreros para su desfile. Betto acept¨® y acudi¨® a Nueva York. Hoy sus piezas se venden en la tienda de Siriano, que ocupa un edificio entero al lado del MOMA.
Ahora acaba de crear una colecci¨®n para Outsiders Division, otra firma espa?ola al alza. Y le gustar¨ªa llegar a la cabeza de la reina Letizia. ¡°Soy muy ambicioso, lo que me genera un problema de autoexigencia. Nunca tengo bastante. Siempre quiero m¨¢s¡±.
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