Bailar y cantar en el ¡®prao¡¯ (sin David Guetta)
Los Conciertos de la Campa se estrenaron dentro de la Semana Grande de Santander con alg¨²n imprevisto pero con balance positivo
Luna llena. Cielo vagamente nublado. Era jueves por la noche y el d¨ªa anterior hab¨ªan ca¨ªdo gatos y perros del cielo y el suelo de la campa de la Magdalena de Santander estaba cubierto de paja para amortiguar el barro. En el norte un poco de agua no para a nadie, menos en la Semana Grande de la ciudad, menos en el primer a?o de Los Conciertos de la Campa,?un festival que se celebr¨® del 21 de julio al 28 de julio y que congreg¨® un poco de todo: nacional, internacional, pop, rock y electr¨®nica.?
Aunque la electr¨®nica fall¨® (un poco) y las m¨¢s de 10.000 entradas que se vendieron para ver a David Guetta se quedaron sin picar. El DJ franc¨¦s suspendi¨® el concierto del pasado s¨¢bado por una aver¨ªa en el avi¨®n que ten¨ªa que llevarlo hasta Espa?a desde Mosc¨²; se retras¨® el concierto y el m¨²sico intent¨® llegar en otro vuelo, pero Guetta no son¨® en Santander. Sin embargo, m¨¢s all¨¢ de la lluvia y esa ausencia, la semana dio mucho de s¨ª: de Rub¨¦n Blades y Kiko Veneno a Jackson 5, Taburete o Carolina Durante. De todo para todos.
En la pantalla del escenario la noche de aquel jueves una poderosa y necesaria frase que acompa?¨® durante diferentes momentos a las tres bandas que actuaron el pasado jueves: "S¨®lo s¨ª es un s¨ª". Tocaron, en este orden, Laredo, Egon Soda y Vetusta Morla, ante m¨¢s de 5.000 personas en la primera edici¨®n de este festival que se celebra en una lengua de prao t¨ªpica del norte que se estira hasta chocar con el mar. La noche promet¨ªa.
Programar tres bandas el mismo d¨ªa en un mismo escenario supone que la primera pueda tocar a una hora prudente y no a las cinco de la tarde con el sol atizando pieles m¨¢s o menos hu¨¦rfanas de melanina. La banda madrile?a de rock Laredo lo agradeci¨®. Presentaron temas de su ¨²ltimo disco, El miedo y la verdad, solvencia y contundencia sobre un escenario con un sonido excelente. Solo, Pasos de baile, una versi¨®n de Gimmie something good de Ryan Adams o el medio tiempo de La Verdad abrieron boca ante una parte de p¨²blico que se acomodaba en el suelo disfrutando de la brisa marina; por ah¨ª, entre medias,?el cantautor madrile?o Quique Gonz¨¢lez, que reside desde hace a?os en Cantabria. Antes de terminar, el cantante y guitarrista Manu Pi?¨®n agradeci¨® al p¨²blico la asistencia y brome¨®: "Cuando venga Vetusta Morla no os vay¨¢is, que da bajona".
"Vamos a echar un ratito antes de que lleguen los monstruos", anunci¨® Ricky Falkner, productor musical y a la postre bajista y cantante de Egon Soda. La banda que present¨® su cuarto ¨¢lbum, El rojo y el negro, fue comandada por bajo de Falkner, que marca el paso como un tanque. Le dedicaron el concierto a Charlie Bautista, teclista del grupo ausente, y tocaron temas como Matanza, de aires latinos, la din¨¢mica Esc¨¢pula o la emocionante Nueva Internacional. Cinco musicazos que, pese a la ausencia de Bautista, sacaron el bolo con maestr¨ªa.
Son¨® Lonely World, de Moses Summey, y salt¨® al escenario Vetusta Morla. Nada nuevo bajo la luna. La banda de Tres Cantos, en forma como nunca, toc¨® con precisi¨®n himnos como Copenhage o Valiente o temas de su ¨²ltimo disco, Mismo sitio, distinto lugar, con una puesta en escena y visuales con ecos de Radiohead. Una m¨¢quina perfectamente engrasada a la que sorprendi¨® un problema t¨¦cnico cuando disparan el beat sampleado de Te lo digo a ti. Aquello desemboc¨® en un momento de confusi¨®n casi in¨¦dito en la banda en el que Guillermo Galv¨¢n, guitarrista, incluso dej¨® caer la? ac¨²stica al suelo. "A veces se tensa y se te escapa", coment¨® Pucho, el vocalista, mientras retomaban la canci¨®n.
Una an¨¦cdota que ofreci¨® una especie de respiro ante la abrumadora perfecci¨®n s¨®nica del grupo. Un puente instrumental delirante en Mapas, un delicado piano para cerrar Al respirar, una coda instrumental con tintes de electr¨®nica en El hombre del saco y la exhibici¨®n vocal de Pucho en Los d¨ªas raros, para cerrar el concierto. La audiencia core¨® con ganas los estribillos de Maldita Dulzura o S¨¢lvese quien pueda mientras apuraba minis de cerveza ¡ªen vasos de pl¨¢stico que urge sustituir por vasos reutilizables¡ª en el t¨ªpico jueves que desear¨ªan que fuera viernes, aunque al final de igual. Todo en orden.
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