Muere Maruja Carrasco, pionera espa?ola en la conservaci¨®n de colecciones cient¨ªficas
La investigadora y profesora madrile?a tuvo un papel esencial en modernizar la conservaci¨®n de los mayores herbarios espa?oles
Mar¨ªa Andrea, Maruja, Carrasco de Salazar ha muerto en Madrid el 1 de agosto de 2018, despu¨¦s de unos a?os de jubilada como profesora titular de la Universidad Complutense de Madrid. Carrasco era una bot¨¢nica de bota, como gustan llamarse los bot¨¢nicos sistem¨¢ticos, y ella de bota muy desgastada; era una investigadora en el campo de la taxonom¨ªa de plantas y tambi¨¦n una especialista de primer orden en conservar, mantener y actualizar colecciones cient¨ªficas, una tarea no muy conocida para la opini¨®n p¨²blica (quiz¨¢ algunos s¨ª reconozcan mejor el t¨¦rmino curator, de la terminolog¨ªa internacional). Sin esos profesionales, muy respetados en las instituciones cient¨ªficas internacionales, mal podr¨ªa hablarse de los estudios de biodiversidad en cualquiera de sus perspectivas actuales.
Maruja tuvo una carrera extraordinaria en la Bot¨¢nica y la universidad espa?olas, una de m¨¢s de 35 a?os. Se licenci¨® a finales de los sesenta, una ¨¦poca en la que, por el retraso que hab¨ªa en la Espa?a de la dictadura, pocos cient¨ªficos y acad¨¦micos viajaban para ampliar perspectivas laborales. Entonces se populariz¨® en el gremio la expresi¨®n "hay que salir". Ella s¨ª sali¨®. Reci¨¦n licenciada se mud¨® a Chicago con el f¨ªsico Jos¨¦ Mar¨ªa L¨®pez Sancho, su marido y mejor amigo desde entonces y hasta ayer mismo. Trabaj¨® en dependencia de la Universidad de Chicago como t¨¦cnica en un laboratorio biol¨®gico. Esa experiencia, no relacionada con su posterior actividad, debi¨® contribuir mucho a su formaci¨®n intelectual y a su amplia visi¨®n del mundo. No pudo ser de otra manera porque mucho de lo que all¨ª ve¨ªa no pod¨ªa encontrarlo en su entorno en la universidad espa?ola de entonces. Y ella, dotada de una gran inteligencia, aprovechaba cada oportunidad para aprender.
Desde 1971 trabaj¨® en Bot¨¢nica en la Universidad Complutense, donde se doctorar¨ªa poco despu¨¦s. Desarroll¨® tres facetas: profesora, investigadora y curator del herbario. Esas tres vertientes la convirtieron en una figura de fuerte influencia en el entorno acad¨¦mico en la Facultad de Biolog¨ªa de la Universidad Complutense y en general en la Bot¨¢nica espa?ola; pero m¨¢s all¨¢ de nuestras fronteras tambi¨¦n fue muy respetada y querida en el ¨¢mbito de los naturalistas mediterr¨¢neos. Incluso jubilada, continu¨® manteniendo una notable actividad en este contexto.
Todav¨ªa veintea?era era ya influyente en las ¨¦pocas en las que en la universidad espa?ola hab¨ªa que dar la batalla por los valores democr¨¢ticos y c¨ªvicos; entonces su personalidad y su simpat¨ªa arrastraban a hacer ¡°una sentada¡± a colegas de corbata y terno, que sin ella de por medio jam¨¢s se hubieran expuesto a recibir porrazos o acabar visitando a la direcci¨®n general de seguridad.
Sin esos profesionales, muy respetados en las instituciones cient¨ªficas internacionales, mal podr¨ªa hablarse de los estudios de biodiversidad en cualquiera de sus perspectivas actuales
Su impacto como compa?era de todos perdur¨® en el tiempo de su vida activa. Cada vez que ella quiso ser candidata para representar intereses profesionales en el ¨¢mbito universitario, fue elegida; su sentido de la justicia y su honradez iban paralelos a su atractivo personal, su generosidad y su sentido de la lealtad colectiva.
Su influencia se extendi¨® a los conservadores de herbarios nacionales y de las asociaciones internacionales de colecciones cient¨ªficas; en ellas colabor¨® decisivamente para insertar el Herbario MACB (siglas internacionales de referencia) de la facultad de Biolog¨ªa de la Complutense. Puede decirse que ella fue art¨ªfice fundamental en el desarrollo de esa notable colecci¨®n cient¨ªfica de plantas. Cuando en 1981 se hace cargo del MACB este consta de apenas 3000 ejemplares. En 2004 cuando se jubil¨®, el herbario hab¨ªa crecido hasta m¨¢s de 100.000 espec¨ªmenes. Public¨® adem¨¢s m¨¢s de 100 art¨ªculos cient¨ªficos especialmente sobre flora ib¨¦rica.
Muchos de estos art¨ªculos, incluida su tesis doctoral, versaban sobre nomenclatura y tipificaci¨®n de especies en diferentes colecciones, espa?olas o extrajeras, p¨²blicas o privadas; le fueron encomendado a ella el estudio y conservaci¨®n de los herbarios antiguos m¨¢s relevantes, propiedad de ¨®rdenes religiosas. Ella los trabaj¨® y public¨® informaci¨®n destacable sobre su contenido. Este trabajo de investigaci¨®n sobre las colecciones bot¨¢nicas cl¨¢sicas era de lo m¨¢s querido para Maruja y posiblemente es en el que ella alcanz¨® mayor prominencia como profesional. Esa investigaci¨®n consiste en ordenar la taxonom¨ªa y nomenclatura como exigen los c¨®digos internacionales; lo que requiere estudiar varios cientos de pliegos con muestras y etiquetas a veces ilegibles; comparando muestras y etiquetas de cualquier colecci¨®n cient¨ªfica donde pueda producirse un equ¨ªvoco de autor¨ªa de fecha o de contexto conceptual; se requiere mucha preparaci¨®n para resolver con ¨¦xito problemas dif¨ªciles. Maruja Carrasco lo pod¨ªa hacer por dominar los c¨®digos y las t¨¦cnicas y por su enorme erudici¨®n en el conocimiento de plantas de visu.
El objetivo de este tipo de estudios sobre las colecciones, muy complejo y para el cual se est¨¢n agotando los especialistas, hace posible trabajar en biodiversidad. Porque se dispone de ese trabajo como infraestructura, todos, bi¨®logos evolutivos, filogenetistas y ec¨®logos, ambientalistas y jardineros, pueden llamar a las especies correctamente y todos est¨¢n seguros de llamar igual al mismo concepto. De estas investigaciones se han beneficiado muchos herbarios y muchos investigadores de todo el mundo.
No se puede hablar de Maruja Carrasco sin destacar su faceta de profesora; tuvo muchos tesinandos y varios doctorandos que han mantenido relaci¨®n muy estrecha con ella hasta el ¨²ltimo d¨ªa. Es muy excepcional que alumnos suyos de varias promociones de biol¨®gicas, algunos bot¨¢nicos, otros profesores de secundaria y bachillerato, cuando ella se jubil¨® constituyeran una suerte de agrupamiento llamado ¡°Deambula marujoidea¡± para organizar campa?as bot¨¢nicas anuales con ella, y as¨ª lo hicieron varias ediciones. Todos coinciden en recordarla como una profesora solvente, did¨¢ctica y atractiva que comunicaba entusiasmo y placer por la Naturaleza.
Lo m¨ªnimo que pueden decir quienes la conocieron es que era una amiga excepcional. Una persona magn¨¦tica, entra?able y querida, el clavo del abanico para varios c¨ªrculos. En sus emociones siempre estar¨¢ presente. Mientras ellos no se integren tambi¨¦n en la siguiente etapa del ciclo del carbono.
Ana Crespo, Ana Rosa Burgaz y Mauricio Velayo son bi¨®logos
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