Campa?a brasile?a
El comienzo de la carrera presidencial no augura una soluci¨®n para Brasil
La inestabilidad institucional, la incertidumbre econ¨®mica y una profunda crisis pol¨ªtica marcan la campa?a que se ha iniciado en Brasil y que culminar¨¢ el pr¨®ximo octubre con la elecci¨®n del nuevo presidente del gigante sudamericano. No se trata de una buena noticia para el pa¨ªs m¨¢s importante de la regi¨®n que hasta hace poco a?os era visto como un ejemplo para todo el mundo de ¨¦xito pol¨ªtico, crecimiento econ¨®mico y lucha contra la pobreza.
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Los comicios pondr¨¢n fin a una convulsa legislatura caracterizada por los casos de corrupci¨®n a gran escala que han salpicado profundamente tanto al mundo pol¨ªtico como el econ¨®mico, las masivas protestas en las calles de una clase media perjudicada y descontenta con la actitud de los pol¨ªticos y en una convulsi¨®n institucional casi suicida que, entre otros efectos, ha tenido la pol¨¦mica destituci¨®n en 2016 de la presidenta que gan¨® las elecciones celebradas en 2010, Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT).
Pero es necesario advertir que las elecciones no son necesariamente el b¨¢lsamo que solucionar¨¢ una situaci¨®n complicad¨ªsima. De hecho, los indicios que se han observado en la precampa?a no invitan al optimismo. En primer lugar, porque el desencanto entre el electorado por la situaci¨®n creada ha hecho que un 60% de los brasile?os no tengan decidido no ya su voto, sino ni siquiera si ir¨¢n a votar. No le va a la zaga que el candidato favorito sea Jair Bolsonaro, un exmilitar que defiende posiciones nacionalistas ultraderechistas y que ha elegido como candidato a la vicepresidencia a un general en la reserva, defensor de la dictadura militar que sufri¨® el pa¨ªs entre 1964 y 1985. Bolsonaro utiliza una novedosa estrategia de comunicaci¨®n ¡ªlos institutos de opini¨®n lo consideran el pol¨ªtico m¨¢s efectivo en las redes sociales¡ª con la que ha sabido llegar a la gente. Los dem¨¢s candidatos, anclados en otras f¨®rmulas, tienen as¨ª una dificultad a?adida a la hora de difundir sus mensajes.
La otra circunstancia que marca la campa?a es la situaci¨®n del expresidente ¡ªy por ahora candidato del PT¡ª Luiz In¨¢cio Lula da Silva. Mientras 12 de los 13 candidatos recorrer¨¢n miles de kil¨®metros tratando de ganar votantes y participar¨¢n en numerosos debates televisados, Lula ha convertido su celda situada en la sede de la polic¨ªa federal en Curitiba en un despacho donde recibe decenas de visitas en las que imparte instrucciones. La estrategia del PT ¡ªapoyada en el prestigio de un presidente que ha ganado dos elecciones y que coloc¨® a Brasil como modelo de democracia y econom¨ªa pujante¡ª es hacer que su candidato est¨¦ lo m¨¢s presente posible mediante im¨¢genes de archivo y el reparto de m¨¢scaras en los m¨ªtines. Habr¨¢ que ver hasta qu¨¦ punto en una sociedad marcada por la imagen y lo inmediato la figura de un candidato ausente es eficaz a la hora de ganar sufragios. Y esto suceder¨¢ al menos hasta que el Tribunal Electoral decida sobre la legalidad o no de su candidatura. En cualquier caso, dentro del poderoso partido de izquierdas hay voces que opinan que la t¨¢ctica del veterano l¨ªder est¨¢ haciendo perder un tiempo precioso a su posible sustituto en la candidatura, Fernando Haddad.
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