No hay dos amantes iguales, como tampoco existen dos polvos id¨¦nticos. Ojal¨¢ podamos sorprendernos en la cama seduci¨¦ndonos mutuamente.
Nos creemos muy originales en la cama y en verdad lo somos. En el momento en el que dos personas se cruzan entre s¨¢banas, ah¨ª puede ocurrir de todo. Contemplen la posibilidad incluso de que aparezcan ¨¢vidos de una sexualidad con la que no tenemos ning¨²n contacto. Se denomina parafilia al comportamiento sexual en el que el placer se consigue en situaciones, actividades, con personas u objetos at¨ªpicos. El repertorio es amplio. Y las dudas y los prejuicios m¨¢s a¨²n.
Me confieso estigmatof¨ªlica y altocalcif¨ªlica, gusto de follar entaconada y me excitan las personas con cicatrices y remiendos c¨¢rnicos varios. No lo puedo evitar; tampoco quiero. De la estigmatofilia fui consciente mucho antes de ponerle nombre siquiera. Siempre me gustaba el que ten¨ªa la carne recosida fuera donde fuera su cicatriz, con amantes gloriosos de esos que las amigas contemplan espeluznadas, al no entender que me fuera con el que, de un botellazo, le sajaron medio rostro. La altocalcifilia me la ense?aron queri¨¦ndome desnuda y entaconada en la cama; perfeccionaron la docencia regal¨¢ndome zapatos dignos de pasarela que solo usamos para follar. La parafilia de los taconazos siempre se entiende. Es como si los zapatos hubieran sido creados para eso: para dar placer con su ¨²nica presencia en un polvo. Pero los defectos f¨ªsicos que excitan est¨¢n mal vistos. Solo lo bonito deber¨ªa ponerme cachonda. ?Ja!
Todas las personas que practican sexualidades no convencionales practican tambi¨¦n el sexo de andar por casa, eso que ellos mismos llaman sexo vainilla
"Algunos necesitamos algo m¨¢s que un ventilador para tener el sexo que nos gusta", confiesa entre risas Mae, una mujer que adora el sexo gomoso, ese en el que entra en juego el l¨¢tex y las sensaciones a flor de piel . "Los vestidos de seda y el raso se multiplican en mi ajuar para que mi piel sea el oscuro objeto de deseo. Mi sexualidad pondera las caricias, los roces, la excitaci¨®n por el simple roce. Ni siquiera en invierno puedo tener sexo gomoso todos los d¨ªas, pero s¨ª que he aprendido a centrarme en lo que verdaderamente me gusta y en mi caso, no solo quiero una est¨¦tica determinada proporcionada por las prendas de l¨¢tex, necesito que el tacto sea el eje central de mi sexualidad".
La pareja de Mae tambi¨¦n gusta de la perversi¨®n del l¨¢tex; tienen suerte de haberse encontrado. Psic¨®logos y sex¨®logos coinciden en que todos los factores educativos, sociales, psicol¨®gicos y culturales van dise?ando nuestros gustos personales incluyendo tambi¨¦n los sexuales. Igual que tendemos a juntarnos con un tipo de personas para pasar nuestro tiempo libre, discernimos qui¨¦nes pueden o no pasar a formar parte de nuestro grueso de amantes. Es m¨¢s f¨¢cil que encontremos a alguien interesante para nosotros en un curso de escritura creativa a que aparezca en el trabajo precisamente porque las personas que acudan a ese curso ya se interesan por lo mismo que nosotros.
Igual que si nos gusta que nos empotren, nos fijaremos m¨¢s en los que puedan cogernos en brazos porque el erotismo explota en la cabeza, haci¨¦ndonos pensar sexualmente y activando nuestro deseo a trav¨¦s del relato, el objeto o la persona capaz de provoc¨¢rnoslo. ?Qu¨¦ sexualidad tenemos? ?Acaso toda ella puede englobarse en el tipo de sexualidad que practicamos con m¨¢s frecuencia? ?Es la que m¨¢s nos gusta? ?La m¨¢s complicada que practiquemos que merece aprenderse? Todas las personas que practican sexualidades no convencionales practican tambi¨¦n el sexo de andar por casa, eso que ellos mismos llaman sexo vainilla, clasificando bajo el ep¨ªgrafe del sabor m¨¢s com¨²n, la sexualidad menos escandalosa. "Cada vez que digo que me gusta el BDSM una recua de posibles amantes salen corriendo".
Emilio es habitual a BDSMK, la Asociaci¨®n para la divulgaci¨®n de las pr¨¢cticas sexuales no convencionales. En ella se relaciona con personas capaces de explorar los mismos l¨ªmites que quiere descubrir ¨¦l. Pero las cosas no son tan f¨¢ciles cuando fuera de este entorno reconoce que le excitan pr¨¢cticas sexuales en las que no siempre se contempla la penetraci¨®n, por ejemplo.
"Una de mis perversiones favoritas consiste en atar a mis amantes de manos y pies en la cama, vendarles los ojos y masturbarlas lentamente. Me gusta comprobar c¨®mo van excit¨¢ndose poco a poco, hasta que pierden el control por completo. Empiezo lentamente, utilizando a veces los dedos, otras veces un vibrador y a menudo mi propia lengua. La mujer no puede escapar ni cerrar las piernas, pero adem¨¢s me gusta que una vez que ha alcanzado el orgasmo, seguir estimul¨¢ndola. Es decir, si ella se corre yo le abro a¨²n m¨¢s las piernas para que mi lengua o el vibrador siga haciendo de las suyas. Eso hace que enloquezcan. Tener ese absoluto control sobre ellas es mi particular orgasmo. Me siento mucho m¨¢s poderoso que cuando eyaculo. Y despu¨¦s, si hay o no penetraci¨®n, ya lo decidiremos".
"La ¨²nica manera de que las sexualidades no convencionales dejen de estar proscritas es hablando de ellas con naturalidad", explica Ignasi Puig Rodas, sex¨®logo, psic¨®logo, terapeuta de parejas y experto en sexualidades no convencionales. "Si la pareja que nos interesa nunca ha tenido contacto con estas pr¨¢cticas, hablemos del tema con normalidad antes de que suceda. Si nuestro reci¨¦n estrenado amante se encuentra de repente conque le sacamos unos amarres para atarlo a la cama, quiz¨¢s no reaccione como esperamos. ?Para qu¨¦ arriesgarnos? El sexo espor¨¢dico no convencional solo surge cuando nos conocemos en el entorno apropiado, una fiesta acorde a esa sexualidad no convencional, por ejemplo. No siempre nos gustan personas que ya conozcan esta sexualidad, lo cual no quiere decir ni mucho menos que no puedan entregarse a nuestra causa si los seducimos cont¨¢ndole qu¨¦ queremos hacer, c¨®mo, qu¨¦ podr¨¢ pasar y por qu¨¦ queremos hacerlo".
Hablar, mostrar y ense?ar. No queda otra. Para compartir, disfrutar, gozar y enamorarte, incluso, de quien menos te lo esperas. No s¨¦ a ustedes, pero a m¨ª imaginarme en la situaci¨®n de esa mujer atada y relamida me puso muy cachonda. Cosas de mentes calenturientas...
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