Mario Molina: ¡°Si Trump no sabe nada de ciencia, ?por qu¨¦ opina?¡±
Para este premio Nobel de Qu¨ªmica mexicano urge tomar medidas espec¨ªficas contra el cambio clim¨¢tico. Es una cuesti¨®n de supervivencia. Sus investigaciones sobre los compuestos de los aerosoles ya anticiparon a mediados de los setenta el destrozo de la capa de ozono e impulsaron el Protocolo de Montreal, un tratado que limita el uso de estas sustancias. Profesor e investigador, obsesionado por la did¨¢ctica, exige a los cient¨ªficos que aprendan a comunicar para que los pol¨ªticos y la sociedad reaccionen.
MARIO MOLINA (Ciudad de M¨¦xico, 1943) es un hombre tranquilo. Solo sube la voz, y no mucho, para expresar su indignaci¨®n ante las afirmaciones del presidente Trump sobre el cambio clim¨¢tico: ¡°Si no sabe nada de nada, ?por qu¨¦ opina?¡±. Ingeniero qu¨ªmico por la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico, hizo el doctorado en Estados Unidos, en la Universidad de Berkeley, California, ¡°tratando de entender la qu¨ªmica fundamental de la atm¨®sfera, las interacciones con la luz¡±. Pero pronto se centr¨® en solucionar ¡°cuestiones reales, problemas que afectasen a la sociedad¡±. En 1974 public¨® su trabajo sobre los efectos nocivos de los compuestos clorofluorocarbonados (CFC) en la capa de ozono, por el que en 1995 gan¨® el Premio Nobel de Qu¨ªmica (un galard¨®n que comparti¨® con Frank Sherwood Rowland y Paul J. Crutzen). En la actualidad se ha convertido en un luchador contra el cambio clim¨¢tico y a favor del uso racional de los recursos y de las energ¨ªas renovables. Ha venido a Espa?a para participar como jurado en los Premios de Investigaci¨®n Rey Jaime I.
?Siempre le ha interesado la faceta social de la investigaci¨®n, sus repercusiones? S¨ª, siempre. Junto con mi colega Sherwood Rowland, al que conoc¨ª durante la tesis porque trabaj¨¢bamos en cosas parecidas ¡ªen c¨®mo se rompen enlaces qu¨ªmicos en la atm¨®sfera¡ª, decidimos hacer algo que estuviera m¨¢s cerca de la sociedad, con implicaciones directas sobre su funcionamiento. Y por eso se nos ocurri¨® aplicar lo que sab¨ªamos, o aprender algo sobre el funcionamiento de la atm¨®sfera.
¡°El agujero de ozono se ha ido recuperando en los ¨²ltimos a?os, pero es posible que esa recuperaci¨®n se retrase por el impacto del cambio clim¨¢tico¡±
?Por qu¨¦ eligieron los CFC? Sab¨ªamos que esos compuestos industriales, los clorofluorocarbonos (CFC), utilizados como refrigerantes en neveras y como propelentes en aerosoles, que se hab¨ªan descubierto poco antes, estaban ya en toda la atm¨®sfera, en los dos hemisferios. La pregunta que nos hicimos fue: ?qu¨¦ les pasa a estas sustancias en el medio ambiente? Sabemos c¨®mo llegan, pero ?c¨®mo desaparecen?, ?cu¨¢nto tiempo permanecen en la atm¨®sfera?, ?qu¨¦ consecuencias tendr¨¢, o no tendr¨¢, su presencia?
Y encontraron que pod¨ªan causar muchos problemas en la capa de ozono. Incluso los acusaron de estar al servicio de potencias extranjeras. Encontramos que pod¨ªa haber un problema serio al ver la reacci¨®n de estas sustancias en las capas altas de la atm¨®sfera, pero era algo bastante desconocido. Se trata de compuestos invisibles que atacan a una capa invisible, que nos protege de una radiaci¨®n invisible, los rayos ultravioleta, as¨ª que era dif¨ªcil de creer. Pero Sherry [Frank Sherwood Rowland] y yo pensamos que nuestra responsabilidad era contar nuestro descubrimiento a la sociedad, aunque no sentara bien. Hicimos un esfuerzo con los medios, despu¨¦s de comunic¨¢rselo a los colegas de la comunidad cient¨ªfica.
Pero no les hicieron mucho caso. Los expertos en cuestiones de atm¨®sfera s¨ª recibieron muy bien esta idea y pensaron que hab¨ªa que hacer mediciones para comprobarlo, pero la comunidad cient¨ªfica en general ten¨ªa dudas, no fue algo muy bien aceptado. Por eso nos cuidamos mucho de primero publicar los resultados en alguna revista, como Nature. Una vez publicado no sab¨ªamos c¨®mo comunicarnos con los medios, porque hay cierto lenguaje y hay que hacerlo de manera que despierte inter¨¦s. Eso nos tom¨® tiempo. Tambi¨¦n empezamos a visitar a senadores y alg¨²n gobernador para ver c¨®mo reaccionaban. Fue un proceso lento al principio. El gran apoyo de nuestros colegas lleg¨® con la publicaci¨®n de un informe de la Academia de Ciencias porque le dio m¨¢s validez cient¨ªfica.
El espaldarazo definitivo lleg¨® en 1985, con el descubrimiento del agujero de la capa de ozono. ?Qu¨¦ sintieron? S¨ª, los colegas del Servicio Ant¨¢rtico Brit¨¢nico probaron que est¨¢bamos en lo cierto, nos dieron la raz¨®n y en la publicaci¨®n explicaban el agujero bas¨¢ndose en nuestra teor¨ªa. Pensamos: ¡°Caray, esto realmente comprueba que hay un gran agujero¡±.
En el a?o 1974 descubren los efectos nocivos de los CFC en la capa de ozono. En 1985 se confirma. En 1989 entra en vigor el Protocolo de Montreal, que limita el uso de los CFC, y en 1995 les dan el Nobel. ?El proceso fue r¨¢pido o lento? Parec¨ªa lento porque estuvimos una d¨¦cada esperando a que pasaran cosas, pero cuando se encontr¨® el agujero todo se aceler¨® much¨ªsimo, sobre todo con las mediciones. Primero se hac¨ªan con balones [globos aerost¨¢ticos], pero pronto se us¨® un avi¨®n que ten¨ªa Estados Unidos para espiar a la Uni¨®n Sovi¨¦tica y a China, una aeronave que volaba a gran altura y que no necesitaba mucho combustible. Se convirti¨® en un avi¨®n-laboratorio y midi¨® con toda claridad lo que estaba pasando en la Ant¨¢rtida, la correlaci¨®n enorme que hab¨ªa con la descomposici¨®n de los compuestos que originaban el cloro at¨®mico. La relaci¨®n qued¨® muy bien establecida.
?Los sat¨¦lites no hab¨ªan detectado nada? Se lo preguntamos a la NASA y result¨® que las mediciones estaban dise?adas de tal manera que si el ozono bajaba m¨¢s de la mitad se descartaban los datos por falsos, se supon¨ªa que deber¨ªan ser un error de medida. Pero no hab¨ªan tirado los datos, as¨ª que tambi¨¦n se comprob¨® as¨ª.
En el a?o 2006 usted dijo que al agujero de ozono le quedaban dos d¨¦cadas y ya ha pasado algo m¨¢s de una. ?Qu¨¦ sabemos ahora? Claramente se est¨¢ recuperando, pero es una cuesti¨®n de grado y hay mediciones muy claras. Sabemos que ya no se est¨¢n acumulando estos compuestos industriales, que ha bajado claramente la concentraci¨®n, y tambi¨¦n sab¨ªamos que permanecen muchas d¨¦cadas en la atm¨®sfera. Hay adem¨¢s algunas complicaciones que posiblemente retrasen esa recuperaci¨®n una o dos d¨¦cadas, porque el mismo cambio clim¨¢tico calienta la superficie, pero se enfr¨ªa la base de la estratosfera, as¨ª que hemos visto cambios que est¨¢n retrasando algo. Aunque no cabe duda de que ya empez¨® la recuperaci¨®n y lo que es muy importante es que la industria ¡ªque en los primeros a?os se opuso¡ª desarroll¨® alternativas que han funcionado muy bien. Tambi¨¦n hemos visto que los CFC funcionaban como gases de efecto invernadero, as¨ª que el Protocolo de Montreal tambi¨¦n tuvo un impacto muy positivo contra el cambio clim¨¢tico.
Usted dice que la ciencia pone l¨ªmites a la incertidumbre, como en el caso del Protocolo de Montreal. ?Por qu¨¦ hay quien se empe?a en decir que todav¨ªa existen dudas sobre el cambio clim¨¢tico? Cuando hablamos de la ciencia de sistemas complejos siempre se genera incertidumbre, no podemos hacer ciencia exacta como la de las leyes de Newton o el movimiento de los planetas. Cuando estamos hablando del cuerpo humano, por ejemplo, siempre hay inquietud sobre las medicinas: qu¨¦ tanto van a servir, o a qu¨¦ fracci¨®n de la poblaci¨®n. El clima es un sistema complejo, por eso hablamos de probabilidades, porque hay detalles, como el efecto de las nubes, que ofrecen incertidumbre, pero esto no quiere decir que no haya que tomar medidas. El Grupo Intergubernamental de Expertos del Cambio Clim¨¢tico dice en su ¨²ltimo estudio que no estamos totalmente seguros de que el clima est¨¦ cambiando por la actividad humana, pero pensamos que hay un 95% de probabilidades de que s¨ª lo hace. M¨¢s que suficiente para tomar una decisi¨®n.
?No habr¨ªa que hacer un discurso con menos incertidumbre para evitar las dudas en la sociedad? Debemos usar un lenguaje apropiado y hay que explicar esto de la incertidumbre. Lo que no queremos hacer es negarla, porque entonces s¨ª se nos puede atacar por exagerados o por no decir verdades. El problema es c¨®mo comunicar esto a todo el mundo, explicar bien en qu¨¦ consiste el riesgo. La gente se sube a un avi¨®n porque hay una peque?a probabilidad de accidente, y no pagar¨ªa menos dinero a cambio de que hubiera menos probabilidades de llegar sano y salvo. Hace unos a?os todav¨ªa pens¨¢bamos que ser¨ªa m¨¢s caro usar energ¨ªas renovables, pero ahora sabemos que no lo es, que son competitivas.
¡°Ni en Espa?a ni en Latinoam¨¦rica hemos dado a la ciencia la importancia que tiene. Es b¨¢sico ser consciente de su potencial para el desarrollo econ¨®mico¡±
?La crisis ha frenado ese cambio, por ejemplo retrasando el coche el¨¦ctrico? Lo que toma tiempo ah¨ª es hacer los cambios necesarios en la industria automovil¨ªstica y crear la infraestructura para que los autom¨®viles puedan cargar sus bater¨ªas. Adem¨¢s, la tecnolog¨ªa avanza muy r¨¢pidamente para que las bater¨ªas sean muy baratas, pero el autom¨®vil el¨¦ctrico va a tardar unos a?os a¨²n.
En Espa?a el carb¨®n es la segunda fuente de producci¨®n de electricidad. ?Hay que ser m¨¢s dr¨¢sticos en la reducci¨®n de su uso? Eso ya no es aceptable. Espa?a no tiene carb¨®n, lo trae de otros pa¨ªses, y es m¨¢s barato usar energ¨ªa renovable.
?Debe haber una acci¨®n pol¨ªtica m¨¢s exigente? S¨ª, desde luego. Todo iba bien con el Acuerdo de Par¨ªs contra el cambio clim¨¢tico, aunque no eran m¨¢s que medidas voluntarias. Los pa¨ªses se mostraron a favor de desarrollar el programa, pero el gran golpe fue el rechazo de Estados Unidos, cuyo Gobierno sigue ?negando el calentamiento global. Esperemos que sea temporal, que no dure mucho. Es tan irracional que no tiene ning¨²n sentido. La comunidad cient¨ªfica ?tiene que reac?cionar de una manera m¨¢s eficiente contra cosas tan absurdas como la postura del presidente Trump. No tiene ninguna base, no tiene ni idea sobre el clima del planeta. Si no sabe absolutamente nada, ?c¨®mo puede negar lo que la comunidad cient¨ªfica cree razonable y que est¨¢ apoyado por las academias correspondientes?
?Qu¨¦ podemos hacer frente a eso? Estoy empezando a hablar con los expertos del clima porque creo que tenemos que aclarar muchas dudas. Hay que decirlo en los medios o incluso interponer alguna demanda legal. Es totalmente irracional, inaceptable lo que est¨¢ pasando. Algunos cient¨ªficos, en todo caso, dudan sobre la severidad del cambio clim¨¢tico, pero son muy pocos, hay pr¨¢cticamente unanimidad. Las dudas se han discutido extensamente en la comunidad cient¨ªfica, est¨¢ todo muy bien establecido, no hay ninguna raz¨®n l¨®gica. Es totalmente absurdo que no hayamos reaccionado contra el cambio clim¨¢tico.
Usted ha venido a Espa?a unas cuantas veces para ser jurado de los Premios Rey Jaime I, lo que le permite tener una buena visi¨®n de la ciencia en el pa¨ªs. ?Qu¨¦ opini¨®n le merece? Hay cient¨ªficos de primera en distintas categor¨ªas, pero creo que hay un problema que no se discute aqu¨ª, un problema parecido al que tenemos en M¨¦xico y que quiz¨¢ es com¨²n a muchos pa¨ªses de Latinoam¨¦rica: como sociedad no le hemos dado a la ciencia la importancia que tiene. Es b¨¢sico no solo promover la ciencia en general, sino ser conscientes de su potencial para el desarrollo econ¨®mico. Lo vemos con toda claridad en los pa¨ªses m¨¢s desarrollados, en los que una proporci¨®n notable de su PIB se debe a la ciencia. La inversi¨®n en este sector es a largo plazo, pero lo ideal ser¨ªa educar a m¨¢s cient¨ªficos que a su vez pueden hacer ciencia m¨¢s aplicada, que es la que directamente contribuye al desarrollo.
Con su estudio sobre los CFC, ustedes respondieron a una pregunta de ciencia b¨¢sica. S¨ª, y solucionamos un problema real. Como el nuestro hay muchos ejemplos, como la invenci¨®n del transistor o el l¨¢ser de mi amigo Charles H. Townes [descubri¨® el l¨¢ser, premio Nobel en 1964], que ahora se usa en todas partes. Hay descubrimientos fundamentales que tienen un impacto enorme en todos nosotros y se hacen respondiendo a preguntas b¨¢sicas.
?La divulgaci¨®n de la ciencia es la mejor manera de convencer a la sociedad? Si algo aprend¨ª en Estados Unidos es a trabajar con los expertos en medios de comunicaci¨®n, porque nosotros lo hacemos muy mal, usamos un lenguaje cient¨ªfico. En el siglo pasado el cient¨ªfico viv¨ªa en su torre de marfil, no estaba bien visto que se mezclar¨¢ con el resto, pero eso ha cambiado radicalmente. Hay que saber comunicarse para explicarles bien a los ciudadanos la importancia de nuestra actividad.
Vivimos nuevos tiempos pol¨ªticos en M¨¦xico y Espa?a, tambi¨¦n para la ciencia. ?Qu¨¦ opini¨®n le merece L¨®pez Obrador, ganador de las elecciones mexicanas? Tenemos la expectativa de poder tener interacci¨®n con ¨¦l para que no vaya a dejar a la ciencia con la actitud de esto es para el futuro. No es algo que haya prometido en su campa?a. El populismo es un fen¨®meno que afecta a muchos pa¨ªses, y ¨¦l ha hecho declaraciones sobre su intenci¨®n de volver al pasado, lo que no tiene mucho sentido. Hay que ver el futuro. Ojal¨¢ consigamos convencerle.
?C¨®mo le cambi¨® la vida el Premio Nobel? Primero es un gran honor, un reconocimiento extraordinario. Pero lo importante para m¨ª, y para varios de mis colegas, es que representa tambi¨¦n una gran oportunidad. Podemos trabajar para que avance la ciencia, para el progreso de la sociedad, porque tenemos acceso a los gobernantes, a la gente que toma decisiones. Lo veo como una posibilidad, tener una voz que es escuchada. Hay que aprovecharlo.
De los casi 900 Premios Nobel que ha habido, solo 48 son mujeres. ?Esto cambiar¨¢ alg¨²n d¨ªa? Yo creo que ya se est¨¢ dando un cambio muy importante en la sociedad. Yo lo viv¨ª muy claramente como profesor del Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts (MIT). All¨ª hicieron un gran esfuerzo por la igualdad. Consiguieron que hubiera mujeres entre los estudiantes de ingenier¨ªa, pero se dieron cuenta de que eso no era suficiente porque pr¨¢cticamente todos los cargos ejecutivos eran hombres. Entonces decidieron contratar a una presidenta, que lo hizo extraordinariamente bien. Es un ejemplo de c¨®mo una instituci¨®n puede darse cuenta de que no se pueden dejar pasar las cosas, que hay que actuar, y cuando se act¨²a, hay resultados.?
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