Contra el olvido
Se debe ser generoso con las v¨ªctimas, aliviar el da?o moral y facilitar la b¨²squeda de las fosas
En Espa?a, tras la muerte del dictador, no se depuraron las instituciones civiles y militares heredadas de la dictadura. No se cre¨® una comisi¨®n de la verdad que investigara las violaciones de los derechos humanos, no se celebraron juicios contra los responsables de las muertes, torturas y detenciones ilegales. El recuerdo de la Guerra Civil y el miedo a las Fuerzas Armadas fueron determinantes para limitar las pol¨ªticas hacia el pasado. La paz y el orden, metas deseadas por los espa?oles, se tradujeron por los responsables pol¨ªticos en olvido e impunidad.
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La dictadura franquista tuvo una identidad represiva muy intensa. Los estudios hist¨®ricos evidencian su extensi¨®n en el tiempo, la variedad de las v¨ªctimas, las muertes arbitrarias, la existencia de campos de concentraci¨®n, los consejos de guerra sin garant¨ªas, las torturas... La represi¨®n decidida desde el poder caus¨® un miedo que varias generaciones sufrieron en silencio.
La decisi¨®n de no exigir responsabilidades por los gobiernos de la transici¨®n rompi¨® con una pr¨¢ctica de nuestra historia del siglo XX, pues la dictadura de Primo de Rivera, la Segunda Rep¨²blica o el propio franquismo exigieron responsabilidades al periodo que les precedi¨®. Las campa?as a favor de la amnist¨ªa durante la Transici¨®n se dieron en un contexto de movilizaci¨®n social, en el que las demandas de responsabilidades por las violaciones de los derechos humanos fueron minoritarias. Una vez realizadas las elecciones de junio de 1977 se fren¨® la movilizaci¨®n y se aprob¨® la Ley de Amnist¨ªa. Fue un acuerdo entre elites, justificado por la necesidad de reconciliaci¨®n.
A?os despu¨¦s el dirigente socialista Txiki Benegas afirmaba: "la ¨²nica ley de punto final que ha habido la hicimos en octubre de 1977 los dem¨®cratas para los franquistas". El Partido Comunista al apoyar la Ley de Amnist¨ªa se felicitaba de haber "enterrado" a sus "muertos" y sus "rencores". Dicha ley imped¨ªa perseguir a aquellos que hab¨ªan participado en las violaciones de los derechos humanos. Cumpli¨® el papel de ser una ley de "punto final". As¨ª se cerr¨®, en falso, dicho tema.
En 2018 se han cumplido 82 a?os desde que se inici¨® la Guerra Civil y 43 de la muerte de Franco. ?Tiene sentido una comisi¨®n de la verdad? Tras los a?os transcurridos conocemos, gracias a los historiadores, buena parte de lo sucedido y lo que falta ser¨¢ cubierto, en la medida que las fuentes lo permitan. La historia est¨¢ proporcionando un conocimiento s¨®lido, lo que implica un reconocimiento.
?Entonces qu¨¦ verdad se tratar¨ªa de conocer? Una "verdad oficial" ser¨ªa un error y mal acogida por una sociedad dividida sobre el tema. Dicha "verdad" no generar¨ªa el consenso necesario. En Chile, tanto el Informe de la Comisi¨®n Nacional de Verdad y Reconciliaci¨®n (1991), como los Informes sobre Prisi¨®n Pol¨ªtica y Tortura realizados en 2005 y 2011, recogieron la "verdad oficial". El problema fue que dicha "verdad" variaba seg¨²n los informes, lo cual gener¨® desconfianza. ?Para qu¨¦ queremos una "verdad oficial" si ya tenemos las "verdades" hist¨®ricas rigurosas y reconocidas?
Entre 1974 y el 2010 se crearon en el mundo algo m¨¢s de 40 comisiones de la verdad, seg¨²n Amnist¨ªa Internacional. Los modelos fueron muy diferentes, as¨ª como sus objetivos y m¨¦todos de trabajo. Pero ninguna Comisi¨®n se cre¨® pasado tanto tiempo.
La Comisi¨®n que se forme debe centrarse en evitar el olvido y gestionar las reparaciones simb¨®licas y materiales. Ambas han sido hasta la fecha insuficientes. Es necesario buscar un reconocimiento p¨²blico, con el m¨¢s amplio apoyo parlamentario y de las v¨ªctimas para que "nunca m¨¢s" se vuelvan a repetir los hechos.
La exhumaci¨®n de los restos de Franco deber¨ªa llevarse a cabo con discreci¨®n. Tambi¨¦n deben de ser exhumadas las v¨ªctimas que se encuentran en el Valle de los Ca¨ªdos y devueltas a sus familiares. Con aquellos que no puedan retornar se deber¨ªa de hacer un monumento sencillo. El Valle una vez desalojado debe ser cerrado por tiempo indefinido. No puede ser el monumento de la reconciliaci¨®n, ya que nunca dejar¨¢ de ser el monumento de la victoria.
Se debe ser generoso con las reparaciones materiales a las v¨ªctimas, aliviar el da?o moral, facilitar la localizaci¨®n de las fosas comunes, incentivar las investigaciones sobre los espacios y los temas a¨²n no estudiados, presentando cada a?o a la sociedad la labor realizada. Llevar¨¢ su tiempo, pero ser¨¢ clave no s¨®lo para evitar la injusticia, sino para mejorar la convivencia.
?lvaro Soto Carmona es catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea de la Universidad Aut¨®noma de Madrid
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