Amenaza a la CPI

Las amenazas vertidas por miembros del Gobierno de Estados Unidos contra la Corte Penal Internacional (CPI) en el caso de que este investigue presuntos cr¨ªmenes de guerra cometidos por tropas estadounidenses en Afganist¨¢n constituyen un chantaje in¨¦dito en las relaciones internacionales por parte de la democracia m¨¢s poderosa del mundo a un organismo internacional encargado de velar por los derechos humanos.

John Bolton, asesor de Seguridad Nacional del presidente, Donald Trump, y por tanto uno de los hombres de su m¨¢xima confianza, se ha despachado contra la CPI en un discurso plagado de afirmaciones que suponen un ataque frontal contra un organismo del que forman parte 123 pa¨ªses y que comenz¨® sus actividades en 2002 con un ¨²nico objetivo: juzgar a los responsables de cr¨ªmenes de guerra, lesa humanidad y genocidio. Bolton, ¡ªapodado desde hace a?os en Washington ¡°el halc¨®n de la guerra¡± y partidario, por ejemplo, de ataques militares preventivos contra Ir¨¢n y Corea del Norte¡ª desde su nombramiento ha tenido un papel m¨¢s bien irrelevante en el equipo de gobierno de Trump, pero el lunes asegur¨® que la Administraci¨®n estadounidense est¨¢ dispuesta a sancionar a los miembros de la CPI que participen en las investigaciones sobre actuaciones denunciadas de sus soldados en Afganist¨¢n. Esto incluye procesarles judicialmente. A la vez consider¨® al organismo ¡°ileg¨ªtimo¡± e incluso ¡°una amenaza¡± para la seguridad de EE?UU. El colaborador de Trump asegur¨® adem¨¢s que Washington pretende firmar acuerdos con otros pa¨ªses para que estos no act¨²en contra ciudadanos estadounidenses a petici¨®n de la CPI.

Lo que la Administraci¨®n Trump ha anunciado es, llanamente, un chantaje contra el sistema internacional jur¨ªdico m¨¢s importante de defensa de los derechos humanos. Y hace extensiva adem¨¢s esta amenaza a otros pa¨ªses que, l¨®gicamente, ser¨¢n aliados y por tanto m¨¢s vulnerables para cumplir las exigencias de Trump. Se trata de un salto cualitativo muy negativo en la actitud de respecto a la CPI por parte de Estados Unidos, que rechaz¨® desde el principio la creaci¨®n de un Tribunal de estas caracter¨ªsticas pero que ahora muestra una hostilidad concreta. Este paso, desgraciadamente, no es una excepci¨®n, sino que forma parte de la direcci¨®n marcada, desde el comienzo del mandato del millonario neoyorquino, de desprecio, rechazo y destrucci¨®n del sistema multilateral internacional. Un modo de entender las relaciones entre pa¨ªses que, con todas sus imperfecciones, garantiza la convivencia pac¨ªfica y, como pretende a la CPI, que la justicia llegue a todos.