La visibilidad que nos hace resistir
Las breves historias compartidas mediante la etiqueta #MeQueer evidencian el gran dolor que hemos sufrido, sufrimos y seguiremos sufriendo las personas LGTBI
El a?o del #MeToo est¨¢ produciendo una repercusi¨®n global sin parang¨®n. Las ramificaciones de esa lucha feminista est¨¢n dando como resultado otras iniciativas, tales como la recientemente viralizada #MeQueer. Hartmut Schrewe, escritor alem¨¢n, public¨® el pasado 13 de agosto un tuit en el que dec¨ªa: ¡°Mi marido es mi marido, no mi amigo. #Homophobia #MeQueer¡±. No tuvo gran impacto, pero el hashtag s¨ª que empez¨® a hacerse viral a trav¨¦s de las historias de LGTBIfobia compartidas en Twitter. En pa¨ªses como Argentina, Colombia o M¨¦xico pronto empez¨® a tener mucho ¨¦xito, y el pasado 24 de agosto se convirti¨® en trending topic en Espa?a gracias al periodista Rub¨¦n Serrano.
Desde entonces, miles de personas han compartido agresiones, discriminaciones u ofensas recibidas por el simple hecho de ser lesbianas, gais, trans, bisexuales o intersexuales, as¨ª como por, sin serlo, ser asociadas a ese colectivo. Las breves historias compartidas mediante la etiqueta #MeQueer evidencian el gran dolor que hemos sufrido, sufrimos y seguiremos sufriendo las personas LGTBI hasta que no se considere prioritaria la movilizaci¨®n global en defensa de los derechos humanos por parte de la comunidad internacional.
La visibilidad sigue siendo nuestra mayor herramienta. Durante las ¨²ltimas d¨¦cadas hemos ido llenando paulatinamente las calles de ciudades de todo el mundo para reivindicar, en primer lugar, que existimos, para despu¨¦s defender que tenemos los mismos derechos que el resto de la sociedad, que no somos personas enfermas, que la diversidad nos enriquece, que, como dijo Pedro Zerolo, primer presidente de FELGTB: ¡°No somos orientaciones sexuales que vagamos por el espacio: somos sus hijos, sus hermanos, sus compa?eros de grupo, sus colegas de partido...".
Las redes sociales son ahora unas aliadas m¨¢s en ese empe?o por no ser invisibles. Sin embargo, seguimos sufriendo, por ser personas LGTBI, una violencia que se manifiesta de manera especialmente cruenta en algunos pa¨ªses, y sin que ello trascienda en la mayor¨ªa de las ocasiones. El 28 de agosto en Chile fue asesinado Felipe Olgu¨ªn, gay de 19 a?os. Otro dos hombres le increparon, le llamaron ¡°maric¨®n¡± y ¡°mujercita¡± y acabaron con su vida al asestarle uno de ellos una pu?alada en el pecho. Ese mismo d¨ªa, dos mujeres fueron condenadas a seis latigazos en Malasia y a pagar el equivalente a unos 800 euros por ser supuestamente descubiertas manteniendo relaciones sexuales en el interior de un veh¨ªculo. El 26 de agosto se llev¨® a cabo una redada policial en un local del estado de Lagos, Nigeria, en la que se detuvo a 57 personas acusadas de mantener relaciones homosexuales. Podr¨ªan ser encarcelados durante 14 a?os, sin embargo, de haber ocurrido en el norte del pa¨ªs, donde se aplica la ley isl¨¢mica, hubieran podido ser condenados a la pena de muerte. La noche del 17 al 18 de agosto Vanesa Campos fue asesinada en Par¨ªs. Ella era una mujer trans de 36 a?os, originaria de Per¨² y trabajadora del sexo. Se enfrent¨® a una banda organizada que acab¨® golpe¨¢ndola y dispar¨¢ndole en el pecho.
?Cu¨¢ntas personas se ven abocadas a d¨ªa de hoy a matrimonios de conveniencia para evitar el ostracismo? ?Cu¨¢l es la cifra total de personas LGTBI asesinadas por serlo o por ser percibidas como tales en el mundo?
Y esto es solo la punta del iceberg. ?Cu¨¢ntas personas se ven abocadas a d¨ªa de hoy a matrimonios de conveniencia para evitar el ostracismo? ?Cu¨¢l es la cifra total de personas LGTBI asesinadas por serlo o por ser percibidas como tales en el mundo? ?Cu¨¢ntas sienten verg¨¹enza o culpa por no identificarse con el g¨¦nero asignado al nacer o por amar a alguien de su mismo sexo? ?Hasta cu¨¢ndo seguiremos teniendo que dar explicaciones, justificaciones o defendernos por pretender vivir con libertad nuestra identidad y nuestra sexualidad?
Solo hace falta rascar un poco la corteza de nuestra cotidianidad para descubrir miles de historias de discriminaci¨®n. Ahora ha sido #MeQueer, pero necesitamos seguir exigiendo igualdad legal para alcanzar la igualdad real. Por la parte que nos toca, Espa?a tiene el potencial ¡ªy, por ello, la responsabilidad¡ª de impulsar la defensa de los derechos humanos de las personas LGTBI m¨¢s all¨¢ de sus fronteras. Pero, para ello, se debe seguir apostando por medidas legales para su protecci¨®n. La Ley de Igualdad LGTBI, que cuenta con gran respaldo social, debe ser aprobada cuanto antes para acabar con los delitos de odio, el acoso escolar, la patologizaci¨®n de la transexualidad, las terapias curativas de la homosexualidad, las intervenciones quir¨²rgicas a reci¨¦n nacidos intersexuales para adaptar sus genitales a un g¨¦nero, la discriminaci¨®n hacia las personas con VIH/sida, los suicidios en menores de edad¡ Solo predicando con el ejemplo podremos impulsar la igualdad. Solo visibiliz¨¢ndonos y denunciando la violencia y discriminaci¨®n podremos dejar de ser v¨ªctimas. La movilizaci¨®n mundial en defensa de nuestros derechos humanos es imparable, pero el camino por recorrer sigue siendo largo y lleno de obst¨¢culos.
Uge Sangil es presidenta de la Federaci¨®n Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB).
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