Por qu¨¦ no deber¨ªas preocuparte tanto por tus hijos
Inquietarse por los ni?os es algo normal, pero pasarse puede hacer que sobreprotejamos a nuestros hijos, que afecte a sus relaciones y perjudique nuestros quehaceres diarios
Que los padres se preocupen por sus hijos no es una novedad. Es m¨¢s, es un desasosiego constante en la paternidad y maternidad que viaja con ellos de generaci¨®n en generaci¨®n. Aunque es cierto que las inquietudes paternales var¨ªan seg¨²n el tiempo que les toca vivir. En la actualidad, lo que m¨¢s les intranquiliza, seg¨²n los expertos, es que los ni?os sean felices, est¨¦n saludables y que tengan una vida escolar satisfactoria. Pero, ?se puede cuantificar cu¨¢nto tiempo real pasan preocupados por sus hijos al d¨ªa?
Seg¨²n una ¨²ltima encuesta elaborada en Estados Unidos a m¨¢s de 2.000 padres por OnePoll, pasamos cinco horas y 18 minutos preocupados solo por nuestros hijos o, lo que es lo mismo, 37 horas semanales pensando si nuestro hijo estar¨¢ bien o no, informa The New York Post. Esta cantidad corresponder¨ªa, m¨¢s o menos, a una jornada laboral semanal completa. La consecuencia f¨ªsica m¨¢s directa de esta excesiva intranquilidad, seg¨²n relatan los autores de la encuesta, es la falta de sue?o. Un 59% de los participantes reconoce que hay muchos d¨ªas que no consigue dormir m¨¢s de cuatro horas seguidas. Es la primera vez que se intenta cuantificar el tiempo diario real que est¨¢n los padres d¨¢ndole vueltas al bienestar de sus peque?os diariamente. "Lo que m¨¢s sorprendente de estos resultados es que la inquietud de los progenitores no est¨¦ presente las 24 horas del d¨ªa, los siete d¨ªas de la semana", incide Yolanda Salvatierra, psic¨®loga infantil y licenciada en Filosof¨ªa y Ciencias de la Educaci¨®n.
"Primero habr¨ªa que definir a qu¨¦ se refieren los autores exactamente con el t¨¦rmino preocuparnos, ya que suele ser dif¨ªcil de cuantificar. Las preocupaciones hacia los hijos suelen ser m¨¢s cualitativas que cuantitativas y depende de c¨®mo se canalice esa inquietud se podr¨¢ hablar de si es m¨¢s o menos normal", explica la experta a este peri¨®dico. "Es natural estar inquieto todo el tiempo por los hijos y es l¨®gico que esta inquietud se canalice con intervenciones concretas si estos son muy peque?os", a?ade. "Algo a tener en cuenta y que podemos considerar como alerta, que puede mostrar que nos estamos pasando, es cuando en un ni?o que presenta un desarrollo normal sus padres se sienten angustiados por ese desarrollo. Y eso no es l¨®gico. En estos casos, los progenitores suelen ser excesivamente intervinientes, tanto para sobreprotegerles como para sobreestimularles. Los "sobre" en situaciones normales son siempre perjudiciales para el menor", contin¨²a Salvatierra.
A todo esto se a?ade la propia preocupaci¨®n de los padres por ser padres. En el an¨¢lisis publicado en EE UU, los padres admiten que "ser progenitor es m¨¢s dif¨ªcil de lo que cre¨ªan" y que "no quieren ser juzgados por otros sobre c¨®mo educan o no a sus hijos". Preocuparse en demas¨ªa tambi¨¦n afecta a la vida del adulto y a c¨®mo atienden a sus hijos. "Una crianza ¨®ptima es la que respeta los tiempos y los ritmos del ni?o. Cuando hay un exceso de inquietud se transmite a trav¨¦s de los gestos, las acciones, y todo esto bloquea el desarrollo", prosigue. Seg¨²n Salvatierra, el desarrollo infantil requiere espacio, acompa?amiento a distancia para que los peques puedan descubrir y darse cuenta de sus propias capacidades: "Ese es el primer paso en la construcci¨®n saludable de la autoestima, a partir de ah¨ª hemos de reforzar esos logros especialmente haci¨¦ndoles ser conscientes de la satisfacci¨®n que produce el esfuerzo y conseguir superar las propias metas".
Por su parte, Hugo Fern¨¢ndez, psic¨®logo y antrop¨®logo social, asegura que "tiendo a ver a la familia como un sistema": "Y para su buen funcionamiento, efectivamente, no es bueno preocuparse demasiado. Lo que funciona es el equilibrio, mitigando el perfeccionismo. Considerar que todos, ni?os y padres, estamos aprendiendo, as¨ª no buscamos respuestas ¨¢ureas para todo". Por ejemplo, "si yo estoy desestresado como padre, se lo voy a transmitir a mis hijos y, a la vez, tendr¨¦ m¨¢s paciencia para atenderlos mejor y disfrutar de mi paternidad". Seg¨²n el psic¨®logo, "es importante no culpabilizarnos con tal perfeccionismo y dedicar tiempo a los ni?os, l¨®gicamente para que tambi¨¦n tengan sus actividades (y, si es posible, otros cuidadores principales como abuelos o t¨ªos) y para que los padres puedan contar con tiempo para ellos. Est¨¢ claro que el estr¨¦s nos afecta a varios niveles y lo transmitimos. Nos hace estar m¨¢s irascibles, disfrutar menos, descansar peor, ser m¨¢s exigentes, pagarla m¨¢s con los dem¨¢s; lo que puede afectar, sin duda, a todo su entorno social, familiar y laboral", concluye el experto.
A este respecto, Salvatierra a?ade que aunque es cierto que actualmente, "hay una b¨²squeda constante del hedonismo, yo no dir¨ªa que ello influye (al menos en general) en la producci¨®n laboral de las familias. Desde mi experiencia, por ejemplo, las madres con trabajos fuera del hogar suelen organizarse mejor los horarios y dejar m¨¢s autonom¨ªa a los hijos. Les dejan poner en pr¨¢ctica sus capacidades". Por el contrario, concluye la experta, "suelen ser las madres que cuentan con mayor tiempo para la dedicaci¨®n al hogar y a la familia aquellas que est¨¢n m¨¢s implicadas en el cuidado de los hijos, en las que aparece m¨¢s la ansiedad por su bienestar cuando no est¨¢n bajo su protecci¨®n".
Colegio y preocupaciones de los padres
Seg¨²n la misma encuesta, las preocupaciones de los padres aumentan con el comienzo de las clases (un 71% de los encuestados admite esta situaci¨®n). Lo m¨¢s destacable a este respecto es que los progenitores quieren que sus hijos sean felices y est¨¦n bien en el centro educativo. A estas dos, se suma que su hijo padezca acoso escolar o bullying. Una inquietud coherente si tenemos en cuenta que en Espa?a, por ejemplo, ha crecido un 20% el n¨²mero de casos graves, llegando a 1.475 en 2017, seg¨²n datos del informe Mediaci¨®n escolar como m¨¦todo de resoluci¨®n de conflicto en el aula, elaborado por la Universidad Internacional de Valencia y publicado la semana pasada. A este respecto, seg¨²n se?alan sus autores, la preocupaci¨®n de padres y educadores descender¨ªa si "existieran equipos de mediaci¨®n y de convivencia en los centros educativos". Tras la felicidad, el bienestar y al acoso escolar, los padres estadounidenses a?adieron que les inquietaba que su hijo tuviera amigos, sacara buenas notas, se ponga enfermo, sufra una reacci¨®n al¨¦rgica o rompa sus gafas, por este orden.
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